El Ayuntamiento de Cádiz ya reconoce “cierto nivel de saturación turística”

El análisis que realiza con ocasión de la Agenda 2030 recomienda identificar y gestionar debidamente el auge del turismo

Las amenazas del Cádiz del futuro

Turistas por la Plaza de las Flores.
Turistas por la Plaza de las Flores. / Lourdes de Vicente

Las amenazas de cara al futuro que refleja el análisis que se ha realizado de Cádiz nacen, en la mayoría de los casos, de las debilidades que se han localizado en el Cádiz de hoy. Entre ellas, sorprende el reconocimiento que hace el Ayuntamiento (el de ahora, bajo el gobierno del PP) de la existencia de “cierto nivel de saturación turística en determinadas zonas de la ciudad durante los meses de mayor actividad turística”, alertando del peligro que existe en caso “de no ser identificados y gestionados debidamente”. En relación al turismo, también se señala que el “importante aumento de la población en época estival” trae consigo “una presión ejercida sobre el enclave natural” con efectos negativos.

Otro elemento destacado dentro de las debilidades actuales de la ciudad sería la existencia de barrios “que también presentan indicadores de vulnerabilidad y exclusión social en los que es necesario intervenir y sobre los que actualmente no existe estrategia o plan”, al contrario de lo que desde hace años ocurre en la Barriada de la Paz, Guillén Moreno, Segunda Aguada, Cerro del Moro o Loreto. Una falta de estrategia o plan que conlleva, entre otras cuestiones, un aumento en la demanda de prestaciones de Asuntos Sociales.

El problema de la vivienda se une a la dificultad o imposibilidad de desarrollar nuevas infraestructuras de servicios básicos por falta de suelo; la fuerte dependencia del sector servicios unida al escaso peso del sector pesquero y del logístico portuario; el retraso en la incorporación de esa Smart City que ya mencionaba el Ayuntamiento antes de 2015 pero que sigue sin llegar en este tramo final de 2024 (no en vano, el proyecto de Smart City incluido en la Edusi ni siquiera se inició); la falta de cooperación institucional entre las administraciones de la Bahía de Cádiz (que es uno de los retos del actual alcalde, según manifestó en su investidura); y una falta de implicación de la sociedad, motivada en parte por la necesidad de dinamizar y reforzar las estructuras del tejido asociativo y por una sorprendente “desactualización” del Reglamento de Participación Ciudadana aprobado hace ahora siete años y que ya “no es acorde con las nuevas estructuras y dinámicas de participación”, son algunas de las debilidades más destacadas de la ciudad, según refleja este análisis incluido en la Agenda Urbana 2030. 

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