Coronavirus en Cádiz: Con la mirada puesta en Juanma

Los bares y restaurantes de Cádiz cambian sus horarios como medida anti covid

Los hosteleros de Cádiz, inquietos ante las medidas que anunciará este domingo la Junta de Andalucía que les podría obligar a adelantar la hora de cierre de sus negocios, lo que llevaría a muchos a dar el cerrojazo definitivo mientras dure la pandemia

Los ánimos siguen caldeados a la espera de la manifestación del jueves, 12 de noviembre

Pablo Ramos, propietario del Café Unicornio
Pablo Ramos, propietario del Café Unicornio / Lourdes De Vicente

La hostelería sigue estando en el punto de mira. Sigue siendo el sector al que más dedos apuntan como agente contagioso y fuente de traspaso del virus del covid.

Los hosteleros han hecho lo que se les ha pedido. Han puesto mesas separadas, han disminuido los aforos, han puesto mamparas donde debieron ponerlas. No han pecado precisamente de insumisos, pero los propios gobiernos de las distintas comunidades autónomas siguen viendo a la hostelería como fuente transmisora del coronavirus y parecen estar del todo convencidas de que si se recortan los horarios de apertura de los bares y restaurante, o incluso se cierran de manera temporal, matarán al virus en muy poco tiempo.

El País Vasco ha sido el último que ha optado por cerrar la hostelería desde este sábado y hasta finales de noviembre y adelantar el toque de queda a las diez de la noche. y ha puesto a su hosteleros y empleados en pie de guerra.

La incertidumbre reina entre ellos y no se atreven a hacer planes, ni en sus casas ni en sus negocios, hasta que este domingo, en torno al mediodía, hable el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla para poner sobre la mesa, después de convocar al Comité de Expertos, "las decisiones más certeras para limitar el avance de la pandemia y hacer el menor daño posible a nuestro ya dañado sistema productivo”, según dijo el propio Juanma Moreno durante la visita que hizo este viernes al Hospital de Puerto Real.

Algunos establecimientos hosteleros han tomado ya alguna determinación temporal, pero otros han preferido esperar a las doce y media de esta mañana de domingo. Han sido muchos los rumores que han circulado. Saben que desde hace unos días tienen que levantar de sus mesas a sus clientes a las diez y diez de la noche a más tardar para poder cumplir con el toque de queda que se ha implantado en Andalucía a partir de las diez y media.

Pero este domingo estarán todos pendientes de los medios de comunicación. Se habla de adelantar el cierre a las 7, a las 6, e incluso a las 3 de la tarde. Unos prefieren mantener una visión más apocalíptica y otros optan por tragar saliva y pensar que de ésta, como se dice hasta la saciedad, saldremos entre todos.

Saben que ahora, con el cierre a las diez y media ya han visto mermados sus negocios de manera brutal. Unos lloran más que otros, porque se quejan de que nadie va a cenar a sus bares y restaurantes un miércoles o un jueves cuando realmente, ni un miércoles ni un jueves de antes del covid había gente en la calle a partir de las diez de la noche. El ocio se ha nutrido de los viernes y sábado sobre todo, pero ahora llegan momentos aún peores.

Quieren que los gaditanos cambien su rutina y cenen a las ocho de la noche, para lo que tendrían que merendar a las 5 y comer a la una y media. Y si ya lo estás haciendo, como diría Morera, tú no eres de Cádiz.

Muchos de estos bares, cervecerías y restaurantes han estado acostumbrados a ver pasar a los cruceristas por sus calles, los únicos dispuestos a comer a esos horarios nórdicos o británicos. Pero, ahora, hasta los turistas y sus vestimentas extemporáneas han desaparecido.

Así que todos pendientes del domingo. Mientras tanto, ya muchos han optado por cambiar sus horarios y rutinas y otros tantos afirman que si Moreno Bonilla habla de cerrar a las tres, cerrarán pero para siempre, al menos mientras que el covid siga siendo el que rige nuestros destinos y nuestros bolsillos.

La Marmita

José Ramón Fernández es el propietario de los restaurantes La Marmita, Zona Franca, en Cádiz capital, y de la conocida venta El Florín, en Chiclana.

De momento, este empresario ha preferido no mover ni un dedo y mantiene sus horarios, con la limitación del toque de queda que le obliga a cerrar a las diez y media. "Pero aquí estoy a la espera del domingo. En base a eso tomaremos una decisión".

José Ramón sabe que el presente de su negocio está ahora en manos de Juanma Moreno y de su Comité de Expertos, entre los que, seguro, no hay ni un hostelero. "De todas formas, con la limitación impuesta ya, las noches no son lo que eran y ya las cuentas no salen". A pesar de ello, este conocido empresario gaditano ha optado por apostar por el Take away "y estamos lanzando esta nueva línea de negocio que está funcionando bastante bien".

Algunos hosteleros creen que cerrar a las 6 o a las 7 significa para ellos el cierre

De todas maneras, por lo que pueda pasar, el propietario de La Marmita ha adelantado ya el horario de cena a las siete de la tarde. Buena parte de su clientela ha estado siempre compuesta por turistas extranjeros que incluso aguardaban a las puertas del establecimiento hasta su apertura en torno a las ocho de la tarde.

"A los gaditanos no los veo yo comiendo a esa hora, y está claro que la demanda que necesita la hostelería no se va a poder seguir cubriendo sólo con lo que aporten los gaditanos. No es suficiente”.

Y no sólo será José Ramón Fernández el que estará con la mirada puesta en la televisión o en internet la mañana de este domingo. Los 30 empleados que tiene a día de hoy entre sus tres restaurantes estarán igualmente con el alma en vilo a ver qué dictamina la Junta. Él sabe, y así lo dice, que "si nos limitan a las 3 de la tarde es inviable cualquier negocio de hostelería, al menos con la estructura que tenemos. Y también le digo. Si nos hacen cerrar a las a las 6 o a las 7, también podría significar el cierre definitivo de la hostelería".

Bar Terraza

Miguel Pelayo García, propietario del Bar Terraza, en plena plaza de La Catedral, sí ha optado por cortar por lo sano y lleva días que no abre por las noches. "Mi clientela suele ser gente de cierta edad que no está acostumbrada a cenar a las 8", de manera que "a partir del mediodía el trabajo afloja bastante y cerramos sobre las cinco o las seis, cuando acaban las comidas".

Pelayo entiende que la juventud sí puede cambiar sus horarios con facilidad. "No es lo mismo un bar de montaditos o de tapas que un restaurante como el nuestro".

Un camarero del bar Terraza, situado junto a la Catedral de Cádiz
Un camarero del bar Terraza, situado junto a la Catedral de Cádiz / Lourdes de Vicente

En cuanto al personal, lo que hace el propietario del Terraza es mantenerlo ya a media jornada, y el dinero que dejan de ingresar, lo recuperan con el erte al 50%.

Pelayo echa también mucho de menos a los turistas extranjeros. "Imagine que en noviembre del año pasado llegaron a Cádiz 25 cruceros y ellos nos hacían buena parte de la caja". En cuanto a las posibles pérdidas que le podrá conllevar este recorte de horarios, Pelayo prefiere no hacer cuentas aún y esperar a este domingo para saber realmente por dónde irán los tiros. "A los hosteleros, lo que nos marca el año son los carnavales, y este último fue de categoría. Pero nos hemos quedado sin Semana Santa, sin los 300 cruceros que estaban previstos, sin la Gran Regata y con un Cádiz en Primera del que no podemos gozar ni como aficionados ni como hosteleros".

Y Pelayo García no quiere tampoco ni hablar de las comidas y cenas de Navidad. "Qué hacemos con grupos de seis personas".

La Mirilla

Otro empresario, Carlos Sace, propietario de La Mirilla, ha tomado el camino de en medio. Cuando decretaron el toque de queda para toda Andalucía optó por quitar el servicio de cena desde el domingo hasta el miércoles, estirando el horario con la cervecita o la copa al máximo "para que los clientes puedan, al menos, seguir disfrutando de la puesta de sol" (no hace falta recordar que su restaurante mira a la playa). El resto de los días sí ofrece cena pero con el cierre de la cocina a las diez de la noche. "A las diez y diez, como mucho, tenemos que decirle al cliente que pague y que se vaya, algo que nunca es agradable". Sace comenta que la "gente es consciente pero les coge todo de imprevisto". Y el propietario de La Mirilla va más allá: "Nos dan por todos lados. Ya tabaco, ni en la terraza. Si quieres dejar que fumen tienes que separar las mesas dos metros y al final pierdes el 50% del aforo". Aún así, Carlos Sace ha perdido ya siete mesas en la terraza y cuatro en el interior de su establecimiento.

Terrraza de La Mirilla.
Terrraza de La Mirilla. / Lourdes de Vicente

"El fin de semana pasado no ha habido ni una cena. El viernes servimos tres, y el sábado una, para no mentirle". Y al igual que el resto de entrevistados, lo tiene claro. Si les obligan a cerrar a las tres de la tarde "tendremos que echar todos la baraja. Así, ni comen ni dejan comer".

Él sí se atreve a vaticinar las pérdidas que le va a conllevar esta nueva oleada del virus y habla de pérdidas de entre un 40 y un 50%. En cuanto a las ayudas de las administraciones, Carlos Sace dice que ahora mismo, no tiene ayudas ni del Ayuntamiento ni de la Junta. "Nadie me perdona nada. De hecho hice una reclamación a Aguas de Cádiz porque no veo justo que me cobraran el recibo de la basura habiendo tenido cerrado el negocio dos meses y medio. ¿Y sabe cuanto me han devuelto? 12 euros".

Recuerda que del mes de abril sacó cero euros de ingresos. "Bueno, menos de cero euros. Tuve que mantener tres congeladores encendidos en el bar, y he tenido que pagar de luz 320 euros de luz en un mes. No sé qué será la siguiente, la verdad".

Bar café Unicornio

Pablo Ramos es propietario del Unicornio, ubicado muy cerquita de La Mirilla. Él ha sido de los que ha preferido no tomar aún medidas a la espera de ver qué ocurre este domingo". Ramos se expresaba con parsimonia y con mucha positividad, tal vez demasiada: "A lo mejor estamos alarmándonos y al final no pasa nada". De hecho afirma que con la normativa que han impuesto ahora mismo podemos funcionar. Confía en que la gente se termine adecuando a los horarios de apertura y cierre de la hostelería. "Sobre todo, confío en que la gente joven siga respondiendo. Me refiero a ese perfil entre los 22 y los 25 años que sí sabe adaptarse a lo que sea". "Nos hemos acostumbrado ya al médico por teléfono o a que los niños hagan parte de la jornada escolar desde casa. Al final te adecuas y luchar para salir adelante. Con ayuda o sin ayuda hay que luchar".

El café bar Unicornio, emplazado a pocos metros de la playa de Santa María del Mar.
El café bar Unicornio, emplazado a pocos metros de la playa de Santa María del Mar. / Lourdes de Vicente

Pablo Ramos tiene 58 años y lleva 43 metido en la hostelería y sabe que siempre hay rachas buenas, rachas menos buenas y rachas malas. Aun así, el propietario del Unicornio dice que nunca ha vivido una crisis como ésta. "En la hostelería siempre hay que estar dispuesto a reinventarte. Ya nadie se acuerda de la crisis del 92. Al final te amoldas y todo esto termina por curtirte".

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