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“Las nuevas terrazas de Candelaria ponen en peligro la seguridad y la salud de los clientes”

bares y restaurantes| Cádiz

Como Sonámbulo, otros dos restaurantes de la plaza, Candelaria y Contraseña, se plantean renunciar a las cinco mesas que tienen concedidas en plena carretera

En la Peña La Estrella se quejan de que el Ayuntamiento no haya atendido su petición de poder montar el velador también para desayunos

Una furgoneta, circulando ayer a mediodía, por la plaza de Candelaria, a escasos metros de una de las terrazas. / D. C.
J. M.

12 de mayo 2021 - 06:00

Cádiz/A las dos de la tarde, en plena hora del almuerzo, dos furgonetas de dos empresas ocupan la pequeña franja de carretera que le ha concedido como terraza el Ayuntamiento de Cádiz al restaurante italiano Candelaria, en la plaza del mismo nombre. Están en una zona de carga y descarga permitida sólo de 8:00 a 12:00 horas. Ayer Viviana Noé no tuvo que preocuparse de localizar a los propietarios ni de llamar a la Policía Local para poder montar la terraza por la que paga a partir de las 13:00 horas porque es del día de descanso en su establecimiento. Hoy, seguramente, tendrá que hacerlo antes de cargar con los seis postes rellenos de cemento de entre 15 o 20 kilos (entre 90 y 120 kilos en total, más que los que alza una levantadora de halterofilia olímpica de una vez), que tendrá que retirar, por orden municipal, una vez finalizada la jornada.

Como ya le ha ocurrido en más de una ocasión, es más que probable que tenga que montar las cinco mesas que le han concedido (solo monta cuatro para cumplir rigurosamente con la normativa de prevención del Covid-19, porque con las cinco, no se cumple) sobre un charco que se forma en un bache perpetuo cada vez que llueve o baldean. Y es también probable que entre la clientela haya algunos padres con niños pequeños o con algún bebé, que tendrán que asumir el riesgo de estar sentados o en su cochecito en plena carretera. Con furgonetas de reparto o mantenimiento pasándoles a escasos centímetros. Además, se verán obligados a soportar el humo de cualquiera que se siente a fumar, en todo su pleno derecho, en el banco contiguo y a comer al sol o a que les tengan que recoger la sombrilla cada vez que pase un vehículo de los altos.

Al otro lado de la plaza, a Paqui Márquez, copropietaria junto a Leon Griffioen del restaurante Contraseña (y del reciente Sol Repsol Código de Barra), con la nueva ubicación de su terraza, el Ayuntamiento además le obliga a retirar los pesados postes cada vez que el usuario del garaje contiguo entre o salga con su vehículo. El propietario de la cochera ha denunciado ya el caso. Y la terraza de Contraseña se mantiene de momento en su antigua ubicación. Mientras tanto, en la esquina de enfrente, un cliente de la terraza de la Peña La Estrella ha decidido jugarse su integridad física tomándose una caña a pocos metros de la salida de una de las curvas. El encargado, Juan Jesús Llaca, solicitó y obtuvo permiso del resto de los establecimientos para poder usar su zona también a partir de las 8:00, en tanto que es el único que sirve desayunos. “El técnico dijo que vale, que muy bien, pero que hasta las 12:00 no había terraza”, cuenta Juan Jesús.

Tanto Viviana como Paqui se plantean renunciar a las terrazas, tal y como ya anunció Jesús Recio, gerente del restaurante Sonámbulo, en el caso de que les insten a seguir ocupando esa pequeña franja de carretera.

Viviana Noe, ante el lugar donde tiene concedida la terraza, ocupado ayer por dos furgonetas. / D. C.

Entiendo que esta planificación no se ha hecho para perjudicarnos, pero sí en un despacho, sobre papel, sin comprobar in situ de qué manera nos afecta, no sólo al negocio, sino también a la seguridad de los clientes frente al tráfico y respecto a la prevención del Covid-19... porque entiendo que el Ayuntamiento no puede imponer unas condiciones que supongan infringir unas medidas de prevención que son de obligado cumplimiento a nivel estatal y europeo”, razona Viviana. “Tampoco entiendo que tengamos que estar montando y desmontando mobiliario urbano”, añade sobre los dichosos postes de cemento, antes de que el esfuerzo le empiece a pasar factura en lumbares y cervicales.

“Dicen que el problema es la accesibilidad de las personas con discapacidad, pero no es cierto. Yo tengo clientes con dificultades de movilidad que con la nueva ubicación sí que es imposible que puedan seguir disfrutando de la terraza. Y los obstáculos (bordillos, escalones, pavimento en mal estado) siguen siendo exactamente los mismos”, agrega.

Las anteriores son solo las consecuencias más graves. Viviana, Paqui y Leon apuntan el resto: “Luego está la repercusión sobre el negocio.Nadie va a querer sentarse a pie de carretera a almorzar o a cenar en un restaurante ( ya se ha dado algún caso en Sonámbulo). Y sin las terrazas, en la plaza se pierden al menos seis puestos de trabajo”, coinciden las dos. “Además, sin terrazas, es más que probable que la plaza volviese a la situación de absoluto deterioro con la que nos encontramos cuando llegamos hace doce años, donde era frecuente ver a personas viviendo bajo las pérgolas, aseándose en la fuente o haciendo sus necesidades en cualquier rincón, por no mencionar las trifulcas... no creo que sea eso lo que quieren los vecinos ni el Ayuntamiento”.

De todo esto da fe María del Carmen Mendoza, vecina de la plaza desde hace 60 años y testigo, por tanto, del pasado de este espacio público hasta que llegaron bares y restaurantes con sus veladores. “La plaza está muchísimo mejor desde que hay terrazas.Y dejándola vacía, la volverán a ocupar las personas que generaban tantos problemas antes... por no decir de los pelotazos que me pegan algunos no tan chicos en las ventanas, que se han creído que esto es el Estadio... Esto está fatal. Mi sobrina, que viene a comer a la plaza, me tiene que dejar al niño, porque no va a dejar que lo pille un coche...”

Respecto a la “buena acogida” de hosteleros y vecinos a la reordenación de la plaza a la que se refieren desde el Ayuntamiento Viviana, Paqui y Leon coinciden: “Sólo nos llamaron una vez en septiembre del año pasado para comunicarnos qué iban a hacer, pero no nos informaron de horarios ni de que tendríamos que estar poniendo y quitando postes. Además, hablaron de peatonalización de la plaza y es evidente que no está peatonalizada. Nunca nos dieron la oportunidad de decir si nos parecía mejor o peor”.

El alcalde 'medió' en San Francisco para una negociación que terminó con acuerdo

En febrero del año pasado, el conflictivo arranque de la aplicación de la nueva normativa que regula las terrazas de bares y restaurantes en Cádiz por parte del concejal de Movilidad y Vía Pública, Martín Vila, se recondujo con la intervención personal del alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, que actuó como una especie de mediador entre el edil y los hosteleros.

Acompañado por tres concejales (Vila, Parada y Navarro) el regidor mantuvo entonces una reunión con representantes de Horeca, a quienes instó a cumplir con la ordenanza aprobada por el Pleno el anterior mes de julio, pero también brindó todo el apoyo posible al sector por parte del Ayuntamiento.

Dos de los hosteleros afectados habían alcanzado ya un acuerdo con el concejal de Vía Pública, pero no trascendió hasta que se supo de la intervención del alcalde.

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