La Policía Local retira la mitad de las mesas de la terraza de la Bodeguita El Adobo

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El establecimiento pierde casi el 50% de su clientela, sin que le notifiquen por escrito la razón de la medida

“Siempre tuvimos seis mesas y dos veladores y eso hemos declarado y por eso hemos tributado”, asegura su propietario, Paco Abeijón

“Nos dicen que es por el Covid, pero siempre hemos cumplido con la normativa de prevención”

Así de retranqueada ha quedado la terraza de El Adobo tras la eliminación de tres mesas, la mitad de las que tenía.
Así de retranqueada ha quedado la terraza de El Adobo tras la eliminación de tres mesas, la mitad de las que tenía.
J. M.

22 de julio 2021 - 07:00

Cádiz/Mientras la venta ilegal de todo tipo de artículos prolifera en la calle Compañía y la Plaza de las Flores sin que aparezca ni un sólo agente de la Policía Local, pese a la demanda de los comerciantes. Mientras que los vecinos se quejan de las broncas que se producen en determinadas plazas y calles sin que intervenga o tarden en intervenir miembros de la guardia municipal. Mientras que sigue siendo muy raro ver a un agente patrullando por la calle o por la playa cuando se le necesita. Mientras que desde una parte del equipo de Gobierno local se presume de estar ayudando a la hostelería, pero apenas si se ha concedido una licencia para actuaciones en pequeño formato y una para una terraza puede tardar hasta un año en otorgarse. Mientras arrecian las críticas desde todos los sectores contra la reciente gestión de los espacios públicos, el control sobre las terrazas de bares y restaurantes, cuyos propietarios luchan por remontar la catástrofe mayor de toda su vida profesional por culpa de la pandemia de Covid-19, sigue siendo implacable. Implacable y arbitrario a veces, demasiadas, a juicio de los hosteleros.

El último de estos episodios lo han sufrido Paco Abeijón y su hija Carmen en la taberna Bodeguita El Adobo, en la esquina de la calle Rosario con Beato Diego de Cádiz, uno de los templos del pescado frito de la Bahía, avalado por el mismísimo Ángel León, como consta por escrito y enmarcado en una de las paredes del minúsculo establecimiento. De hecho, con las restricciones impuestas en prevención de la pandemia puede decirse que en El Adobo viven única y exclusivamente de la terraza. Una terraza singular, sin duda, por estar enmedio de la calzada de una calle peatonal, pero que goza de su obligatoria licencia municipal, que su propietario renueva todos los años.

Paco Abeiijón, colocando las mesas de la terraza de la Bodeguita El Adobo.
Paco Abeiijón, colocando las mesas de la terraza de la Bodeguita El Adobo. / Miguel Gómez

“Nosotros siempre hemos tenido seis mesas, dos veladores, dos sombrillas y un toldo y todo eso es lo que siempre hemos declarado y por lo que hemos tributado: 209 euros cada tres meses”, cuenta Paco. “Y ahora me enseñan un plano nuevo y me dicen que sólo son tres mesas y que además tengo que quitar los veladores”.

“La semana pasada, un martes o un miércoles, llegaron dos policías locales, sin presentar ninguna orden ni ningún papel que justificase un cambio de medidas y sin que hubiese ninguna denuncia nos enseñaron un croquis donde sólo aparecían tres mesas y ningún velador, entre dos símbolos para minusválidos. Nos dijeron que eso era así por medidas preventivas frente al Covid-19, cuando siempre hemos tenido seis mesas y el último BOJA nos permite tener la terraza al 100% y el interior al 50%”, explica Carmen. “Nuestro 100% en la terraza son esas seis mesas”, insiste.

“Mañana [por ayer] iré a la Policía Local a que me lo expliquen”, dice Paco, que incluso está dispuesto, si es necesario, a prescindir de los veladores. “Creo que igual que nos exigieron la licencia del bar y la autorización para la terraza debían habernos notificado y justificado este recorte por escrito”, apunta Carmen. Paco finalmente fue a la Policía Local y le volvieron a mostrar el mismo plano con las tres mesas.

Yo sobre todo lo siento por los clientes, que les tienes que decir que no puedes atenderlos y se tienen que marchar. Y eso que nuestra terraza es un sitio muy tranquilo donde nunca se ha formado escándalo, donde la gente viene a sentarse y simplemente a disfrutar de lo que hacemos”, lamenta Paco. En menos de cinco minutos Carmen ha tenido que disculparse con ocho clientes por no poder atenderlos.

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