El barrio que se niega a desaparecer
Unido al futuro cierre del cementerio y su conversión en una zona verde, lo que queda del barrio de San José, el más antiguo de Puerta Tierra, ofrece un estado de abandono
No todo en Puerta de Tierra es moderno. En San José pervive el barrio más antiguo de lo que en su día fue extramuros. Un barrio habitado por pescadores cuando nació que, junto a la parroquia del mismo nombre y el cementerio que se levantó en los primeros años del siglo XVIII, se mantiene parcialmente en pie, herido lógicamente por el paso del tiempo y, sobre todo, por su abandono. Incluso quien aún se adentre por la calle San Bartolomé pisará los bolos de hace dos siglos.
Los tres planes de ordenación urbana que se han aprobado en la ciudad desde el retorno de la democracia municipal en 1979 han incluido proyectos para la demolición de este barrio y su incorporación al 'Cádiz moderno'. Tres décadas que han sido insuficientes para completar la obra.
La avenida Portugal, principal vía del barrio cuando se denominaba Adriano, sí ha sufrido una importante transformación, quedando hoy en pie apenas una decenas de casas bajas, las típicas de la época, aunque son escasas las que siguen habitadas. Antes del soterramiento, durante el gobierno municipal del PSOE, se proyectó la continuidad de la avenida María Auxiliadora, atravesando Portugal y la plaza del Árbol, como una vía alternativa a la Avenida. El soterramiento hizo ineficaz esta operación pero dificultó la venta de los terrenos vacíos por parte de la iniciativa privada.
Por contra, el espacio vecino al cementerio de San José, en parte integrado en el polígono de San Juan Bautista y popularmente conocido como Los Chinchorros, es el que más degradado se encuentra ya que la mayor parte de las edificaciones existentes del siglo XIX se encuentran abandonadas, con escasos vecinos residiendo en ellas. Hace apenas una semanas se derribó una de estas fincas que, ubicada en la calle Arcángel San Miguel, amenazaba ruina. Otras, aunque cerradas, son utilizadas de forma periódica por los okupas.
Quienes aún viven en este legado del Cádiz de hace dos siglos lamentan el "olvido" que según ellos reciben por parte del Ayuntamiento. De los de ahora y los de antes.
El PGOU vigente plantea el derribo de todas estas construcciones que conforman una espigada manzana entre San Bartolomé y Arcángel San Miguel, creando un gran bulevar que conectaría con el futuro parque público en el cementerio.
El penúltimo intento por agilizar esta operación lo hizo el Ayuntamiento en 2003, hace ya ¡13 años! En aquel momento, con el PP en el gobierno local, se aprobó el derribo de las casitas bajas ubicadas en San Bartolomé, San Juan Bautista y San Leonardo. Todo ello quedó paralizado dentro de una macroperación que incluía a cerca de 200 pisos y de los que sólo esta levantado parcialmente la estructura de hormigón, en una promoción también paralizada desde hace años.
Todo ello se une a la falta de concreción de la conversión del camposanto en un parque público. Cerrado a nuevos enterramientos en 1991, hace ya ¡25 años!, aún está inmerso en la recuperación de los restos que descansan bajo el cemento de los pasillos del cementerio. Más allá de los restos de los fusilados tras el golpe militar del 18 de julio, o los posibles casos de los niños desaparecidos, hay miles de cadáveres que se encuentran enterrados en el subsuelo durante más de un siglo y que ahora tendrán que trasladarse al Cementerio Mancomunado.
Hasta ahora en esta zona de San José y San Juan Bautista apenas se han levantado un promoción de protección oficial, otra de pisos de renta municipal y una única promoción de carácter privado.
El retraso en concluir la urbanización global del viejo barrio afecta a la convivencia en la zona, con varios incendios en la promoción de pisos que está paralizada, y en la propia apertura de negocios, algo paralizado tanto por la necesidad de urbanizar numerosas calles como por el miedo a abrir local en un viario poco transitado.
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