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Las elecciones municipales de 2023 van a marcar la agenda municipal que ahora se reactiva tras el verano

Incertidumbre sobre los candidatos de las principales formaciones

¿Entramos en un cambio de ciclo político?

Cabina de votación en un colegio electoral de Cádiz en unas pasadas elecciones. / Lourdes De Vicente

A la vuelta de la esquina, retornan las elecciones municipales. La tragedia que ha supuesto la pandemia ha trastocado nuestro concepto del tiempo, como si éste se hubiera parado en un momento de nuestras vidas y durante dos años, hasta que ahora poco a poco vamos volviendo a la normalidad. Y este parón vital, se ha comido la mitad del mandato de los ayuntamientos.

Esta circunstancia debería de marcar por si sola el análisis de cuatro años de gobierno en los municipios de todo el país, a la hora de acudir a las urnas para emitir nuestro voto el próximo mes de mayo. Pero en Cádiz, tan especial para muchas cosas, va a serlo solo en parte a la hora de plantear los cercanos comicios. La incidencia de la pandemia estará presente para el que sea capaz de hacer una reflexión global de este mandato, pero ésta debe ir mucho más allá de esta tragedia sanitaria.

¿Vamos a vivir un cambio de ciclo en la vida política local? ¿Se mantendrá la mayoría de izquierdas? ¿Se romperá la actual coalición de Gobierno o se olvidarán las rencillas en favor de una candidatura unitaria? ¿Tendrá el PP fuerza suficiente por si sola para recuperar el Gobierno? ¿Vox entrará en San Juan de Dios, o la extrema derecha seguirá siendo irrelevante en Cádiz? ¿Qué pasará con el PSOE, en la oposición desde 1995?

Y la pregunta más relevante y la que sin duda marcará en un buen porcentaje los resultados de mayo de 2023: ¿Se presentará para un tercer mandato José María González, o cumplirá su compromiso de no pasar de los ocho años en el poder?

De forma directa, en su entorno más cercano, e indirecta, González ya ha afirmado que cumplirá el límite de mandato autoimpuesto, pero todo va a depender al final de la fuerza que tenga para mantener esta postura ante sus compañeros, sabedores todos que el cartel encabezado por Kichi tendrá más tirón que otros nombres, entre los que ya se mencionan Lola Cazalilla (que tiene una relevante proyección pública) y David de la Cruz (su mano derecha, pero menos conocido fuera del ámbito de Adelante Cádiz y los sectores más progresistas de la ciudad).

La decisión final de José María está marcando también, aunque no lo reconozcan, el calendario electoral del resto de las formaciones. No es lo mismo, reconocen, enfrentarse a Kichi "por mucha erosión que haya sufrido", que a otro candidato "de segunda".

Óscar Torres y José María González, en el salón de plenos. / Lourdes de Vicente

El PSOE está próximo a iniciar su proceso de primarias para elegir al candidato. El nombre inicialmente preferido por la formación, José Pacheco, ex concejal y actual subdelegado del Gobierno, ya ha dicho por activa y por pasiva que no tiene interés alguno por ser cabeza de cartel. Aunque hasta última hora se le ha presionado para ello, sigue firme. Salvo que Sevilla o Madrid sean capaces de hacerle cambiar de opinión, todo hace indicar que será Óscar TorresÓscar Torres, actual portavoz del grupo municipal socialista, el que asuma este puesto, descartado como está, salvo crisis de última hora, la presencia de un independiente en la cabeza de cartel.

Con todo, el PSOE gaditano tiene en su ‘debe’ la crisis en la que se mantiene desde hace años en su conexión con la ciudadanía. La postura de apoyo-enfrentamiento con el gobierno de González en estos siete años tampoco le ha ayudado.

Por mucho que se piense que un buen programa electoral es suficiente para ganar las elecciones, o incrementar el número de concejales; o que una candidatura potente sirve también para ello, al final lo que marca una tendencia al voto es la capacidad que tenga el o la cabeza de cartel a la hora de atraer al votante. Pasó con Carlos Díaz, pasó con Teófila Martínez y ha pasado también con José María González.

Si Torres es, al final, el elegido, tendrá que patearse mucho la ciudad en los próximos meses.

Lo mismo le va a pasar al PP. Hoy se juega con el efecto que tiene el éxito electoral en Andalucía de Juanma Moreno, y la buena tendencia en las encuestas gracias al liderazgo de Alberto Núñez Feijóo.

El candidato o candidata del PP

Pero en ambos nombres, más allá de los años de militancia, su llegada al poder interno tenía un carácter evidente de renovación. Y ahí está el problema del PP gaditano de cara a las municipales.

La figura de Teófila Martínez sigue pesando mucho, tras 20 años como alcaldesa y, ahora, con su eficaz labor como presidenta de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz. Junto a ella fue formando a un grupo político que ha ido ocupando cargos de poder en la Junta en estos años. Nombres muchos ya clásicos, e incluso ya amortizados para buena parte de la población.

Sin olvidar la valía que puede marcar la experiencia, lo cierto es que a priori el PP de Cádiz no debe confiar toda su fuerza electoral en el efecto arrastre de Moreno y Feijóo (y menos cuando el recién nombrado Gobierno de la Junta mete la pata en casos como la Ciudad de la Justicia, y no da señales de avanzar en otro proyecto vital para Cádiz como es el del nuevo Hospital Regional), y sí buscar a un cabeza de cartel capaz de lograr la victoria. Y para ello, parece claro, es necesario un perfil de Cádiz-Cádiz, como podría ser el de José Manuel Cossi, o un perfil de renovación con experiencia, como el de Bruno García.

Frente a socialistas y populares, la coalición de izquierdas en el poder desde 2015 no solo vive momentos de zozobra pendiente de si Kichi repite o no, sino también sufre el enfrentamiento soterrado, y no tan soterrado, que ha existido en este mandato entre ellos.

Son dos formas muy diferentes de plantear el trabajo y la gestión municipal. Y también son dos maneras de ver el modelo de la ciudad que en algunos casos ha provocado divergencias incluso públicas, como fue el sonado caso de las terrazas de los bares.

Hoy, ambas partes asumen que unidos es mejor que ir por separado a las elecciones. Pero la hipotética salida de José María González y la anunciada marcha de Martín Vila, al frente de Ganar Cádiz, eliminará a las figuras que hoy funcionan como pegamento de la coalición.

Ya hay quienes dentro de la misma hacen su cuenta por separado de cara a mayo y confían en el apoyo del PSOE para tener los concejales suficientes (14 para llegar a la mayoría absoluta) para seguir en el poder en 2023.

La incógnita será la extrema derecha con Vox. Esta formación no logró ediles en las últimas elecciones. Hoy no tiene candidato, ni parece que el que presente vaya a tener una fuerza electoral que sume a una marca que, además, ha entrado en un proceso a la baja ante el crecimiento del PP y las diferencias entre varios de sus líderes fundadores.

Ante tanta duda sí hay una cuestión que parece muy clara, o debería de parecer muy clara: quienes de los grandes partidos fracasen en la convocatoria del próximo mes de mayo, tendrán que asumir su derrota personal en unas elecciones tan vitales, en la que el PP puede volver al poder, la coalición de izquierda lograr su tercer mandato consecutivo de gobierno o el PSOE recuperar el aliento e incluso el poder si acaba siendo la formación de izquierdas con más concejales.

Todos tendrán que luchar contra las reticencias que tenga su propio electorado con el o la cabeza de cartel elegido y las ganas de castigo que exista por el trabajo no realizado en el mandato que ahora concluye.

Y se tendrá que luchar también con la abstención, siempre elevada en Cádiz y que en 2019 alcanzó al 37% de los ciudadanos mayores de 18 años. Habrá que ver si el votante tiene clara la relevancia de estos comicios o bien opta por no acudir al colegio electoral asqueado de la clase política y tras cuatro años de vida incierta y complicada.

Desde el retorno de la democracia Cádiz solo ha dado un vuelco electoral en las municipales de 1995, con la victoria absoluta del PP y la caída en desgracia del PSOE, y en 2015, con la sorpresiva llegada al poder de la coalición de izquierda y el retorno a la oposición de los populares. Y, a la vez, nunca se ha tardado tanto en saber los cabeza de lista de las principales formaciones políticas.

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