Las bóvedas de San Carlos, a la espera de algún proyecto municipal de futuro

El Ayuntamiento lleva once años sin poder hacerse con la propiedad de la antigua muralla · La zona podría convertirse, junto a la de la entrada a la Punta, en un gran núcleo cultural y hostelero de la ciudad

El Ayuntamiento quiere recuperar todas las bóvedas para crear un proyecto conjunto de uso.
P-M. Durio / Cádiz

05 de julio 2010 - 01:00

Dentro de unos días se cumplirán once años desde que el Ayuntamiento se hizo con la titularidad de las bóvedas de San Carlos. Y a día de hoy, estos locales situados en los bajos de la muralla siguen a la espera de un proyecto que defina cuál será su utilidad en la ciudad de cara al futuro. El Ayuntamiento adquirió las bóvedas merced a un convenio con el Ministerio de Defensa firmado en julio de 1997 y a la posterior firma de la escritura dos años después. Pero desde entonces no ha podido todavía tener acceso a las bóvedas, lo que ha impedido igualmente elaborar un proyecto concreto de uso para el futuro.

Actualmente, son numerosos aún los procesos judiciales abiertos por el Ayuntamiento contra los diferentes ocupantes de cada bóveda, que desde un principio se han negado a abandonarlas como exige el Consistorio. Y merced a estos expedientes se han descubierto todo tipo de situaciones: propietarios, arrendatarios, concesionarios e incluso casos en los que no existe ningún tipo de documentación.

Así, de las 18 bóvedas contabilizadas en el tramo de muralla de la calle Honduras, las tres primeras son de propiedad particular contra la que se está en un proceso de expropiación y las números 7, 14, 15, 16 y 17 están también a la espera de resolución judicial sobre un requerimiento de desalojo. El resto sí obran en poder del Ayuntamiento, que en estos años le ha dado diferentes usos. Las bóvedas 4, 5, 11, 13 y 18 están libres; la 6 se utiliza como almacén de Mantenimiento Urbano; la 8 y 9, la 10 y la 12 están cedidas temporalmente a la Big Band, a un taller mecánico que tuvo que ser realojado de su anterior local y a un particular al que se le arrendó una bóveda en el año 2000.

Pero la situación en la calle San Germán es aún peor. 18 bóvedas se contabilizan en este tramo de muralla (ya que las números 19 y 20 corresponden a los arcos abiertos a la circulación de vehículos). De todas ellas, sólo hay dos (las números 4 y 5) en poder del Ayuntamiento, aunque las tiene cedidas a la asociación de vecinos. En el resto de los casos existe de todo: un taller de carpintería que ocupa tres bóvedas, otro taller de carpintería, un taller mecánico, un almacén de artículos de limpieza, garajes, un almacén para pasos procesionales,... En todos estos casos se ha solicitado al juzgado el desalojo o se está inmerso en un contencioso para conseguir que la bóveda sea liberada y para que el Ayuntamiento disponga de la propiedad y de las llaves, como viene esperando desde hace once años.

"Yo siempre lo he dicho; eso fue un caramelo envenenado que nos dio Defensa", afirma al respecto el teniente de alcaldesa delegado de Patrimonio, José Blas Fernández, que recuerda que al recibir las bóvedas "nos dimos cuenta de que estaban ocupadas y tuvimos que ver una a una qué pasaba".

La intención inicial del Ayuntamiento una vez disponga del uso de todas las bóvedas de San Carlos es convertir la zona en un gran núcleo cultural y hostelero de la ciudad. Una especie de bulevar que serviría para potenciar la actividad y dotar de un nuevo atractivo al casco histórico. Para ello es necesario que el Ayuntamiento tenga acceso a las bóvedas y desarrolle después un proyecto concreto de futuro, teniendo en cuenta además que las murallas no pueden tocarse dado su protección patrimonial como Bien de Interés Cultural.

Con este planteamiento, que vendría a completar la oferta y los equipamientos que se están proyectando en todo el perímetro del casco histórico, el Ayuntamiento sigue a la espera de una solución definitiva once años después.

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