La búsqueda de más vivienda, eje de un plan del Ayuntamiento de Cádiz para el desarrollo de la ciudad
El documento hará una radiografía del Cádiz de 2024 y de todas las posibilidades de crecimiento
El objetivo es mejorar la calidad de vida de los vecinos y estabilizar la población en 125.000 habitantes
Bajar de los 100.000 habitantes puede llevar a Cádiz a la quiebra económica
Cada cierto tiempo, en Cádiz vislumbramos acontecimientos o proyectos en cartera que, con optimismo, consideramos pueden convertirse en el motor que tire de una vez de la ciudad.
Pasamos del soterramiento a los fastos del Bicentenario de la Constitución; de la conexión muelle-ciudad a la reordenación del polígono exterior de la Zona Franca. Nos ilusionamos con el protagonismo de Cádiz como sede del Congreso de la Lengua o de festivales internacionales. Nos imaginamos el retorno de la edad de oro con América con la llegada de las Grandes Regatas. Y aplaudimos nuestra confianza en el comercio de toda la vida a la vez que renovamos la hostelería y potenciamos el sector hotelero.
Todos son pasos importantes, ciertamente. Pero el impulso que dan acaba agotándose en el tiempo pues funcionan como acontecimientos particulares, con fecha de caducidad. Les falta una unidad de conjunto, un objetivo común. Una planificación clara.
A la vez, a lo largo de todos estos años, la ciudad ve abrir nuevos equipamientos públicos cuyo funcionamiento se reordena al poco tiempo. Como también aparecen edificios y suelos (ese tesoro tan preciado en Cádiz), que se llenan de usos diversos sobre el papel, que no sobre la realidad.
Y así, a trompicones, va avanzando Cádiz. Con la espada de Damocles que supone su constante pérdida de población, que nos puede llevar a bajar de los 100.000 habitantes en un década. Una pérdida, con todo lo que ello supondría para la siempre precaria economía de nuestro Ayuntamiento, que nos guste o no acaba siendo el que tira de buena parte de la ciudad.
Y seguramente al asumir este papel de protagonista en las vidas de los gaditanos, el gobierno municipal va a poner sobre la mesa un documento en el que se va a pintar el Cádiz de las próximas décadas. El Cádiz que nos acerque al nuevo siglo (aunque todavía queden unos años por delante) con garantías de seguir siendo una ciudad relevante.
La redacción de este documento/estudio/ informe corre a cargo de la Delegación de Desarrollo Urbano Sostenible.
El teniente de alcalde de este área, José Manuel Cossi, destaca a este diario que el plan busca contar con una “radiografía”muy clara de cómo está la ciudad, de lo que tiene, de lo que no se aprovecha y dónde se puede actuar, además de las necesidades presentes y, sobre todo, futuras de los gaditanos. Todo bajo el nombre de Plan de Desarrollo Urbano Sostenible.
No será un nuevo Plan de Ordenación Urbana, pues este es un documento muy técnico cuya redacción se alarga durante muchos años. “Lo que buscamos es tener clara la planificación que tenemos que hacer. Más intenciones que cuestiones técnicas”, indica Cossi ,que espera que a finales de año se pueda tener ya la herramienta que va a aportar esta imagen del Cádiz de 2024.
Ante todo, la vivienda
Pendiente de estos datos, que en todo caso pondrán sobre el papel una realidad urbana hoy muy evidente, el gobierno municipal sí tiene claro que la principal prioridad del documento va a ser el de la vivienda.
Hay una evidente preocupación municipal por la posibilidad de bajar de los 100.000 habitantes. Para evitarlo es necesario que la ciudad, o su entorno, genere empleo que evite la salida de los jóvenes, pero sobre todo es necesario construir más viviendas asequibles para todos.
El plan municipal, que a pesar de la relevancia de esta cuestión rechaza ser un plan específicamente de vivienda, concentra parte de sus esfuerzos en calibrar las posibilidades que le quedan a la ciudad para generar más alojamientos.
Por lo pronto, se van a actualizar los datos del parque actual, el público y el privado. Será, también en este caso, una radiografía de todos los edificios de la ciudad, de los pisos que en ellos puedan quedar libres y, sobre todo, de la posibilidad de incrementar las alturas de estas fincas para ampliar el número de viviendas.
También las parcelas que quedan libres, tantas las que ya tienen uso residencial en el PGOU como las nuevas alternativas (San Severiano, Chalé de San Luis).
Y, sobre todo, la operación a ejecutar en el polígono exterior de la Zona Franca. Este diario ya informó del objetivo municipal de trasladar a este medio millón de metros cuadrados el diseño que el propio Consorcio ha dado a la unidad de ejecución de Navalips: viviendas públicas y de renta libre, zonas de negocios y espacios abiertos.
El nuevo estudio, que en este caso deberá de coordinarse con la propia Zona Franca, tendrá que afinar el número de pisos que podrían construirse en estos terrenos.
Para toda esta actuación y para la que se anuncia en el conjunto de la ciudad, el Ayuntamiento tendrá que sentarse con la Junta de Andalucía.
Ambas instituciones definirán los cambios en el desarrollo urbanístico, fundamentalmente utilizando planes de reforma interior (como en Navalips, lo que ahorra modificaciones en el PGOU) y la utilización de las nuevas normas de la Ley de Impulso para la Sostenibilidad del Territorio, aprobada por la administración regional. Se definirán así los nuevos espacios para habilitar viviendas (o el aumento de alturas allí donde se puede), para a su vez ver la compensación con nuevos espacios públicos y con equipamientos.
No tiene el Ayuntamiento, por el momento, una cifra concreta de cuánto podrá crecer el parque inmobiliario de la ciudad. El PGOU aún da hueco para algo más de 3.000 unidades. Un estudio realizado por este diario eleva la cifra a unas 8.000.
Con estos datos, José Manuel Cossi considera que Cádiz debería de estabilizar su población en el entorno entre 120.000 y 125.000 habitantes.
Es un objetivo complicado. No solo supone no bajar, como viene ocurriendo desde hace tres décadas, sino de crecer pues el actual censo nos deja con apenas 111.000 habitantes.
Considera el Ayuntamiento, y así se reflejará en el Plan de Desarrollo Urbano Sostenible, que los 125.000 vecinos es una cifra adecuada para mantener el ritmo de crecimiento de nuestra economía, y adecuada para hacer habitable un término urbano muy reducido, con menos de 5 kilómetros de uso residencial (a la espera de rascar más metros en algunos distritos de la ciudad).
Con todo, si se llega a este número de vecinos, más pronto que tarde el suelo para viviendas se agotará totalmente.
Una ciudad preparada para las próximas décadas
Es para este momento, que se podrá contar por años y no por décadas, para cuando Cádiz deberá estar preparada como ciudad bien planificada en todos los aspectos de la vida: social, educacional, económico, laboral..., evitando así que vuelva a perderse población y que la que salgan (por su marcha de la ciudad o por fallecimiento) sea rápidamente sustituida por la llegada de nuevos vecinos, o por el crecimiento demográfico.
La población con la economía tiene una relación más que evidente en todas las ciudades. En Cádiz es más complicada, y el plan lo reflejará en su día, ante la ausencia de un suelo específico para mantener un sector industrial extenso. Una vez agotado el terreno que tiene libre la Zona Franca en Altadis, no quedará más que mantener el buen ritmo de negocio en el muelle y en la factoría de astilleros. Y nada más.
En este caso, la apuesta es claramente la Bahía, aunque con el objetivo de que los trabajadores sigan residiendo y haciendo su vida en Cádiz.
Puestas las bases de estas dos patas tan esenciales para el Cádiz de las próximas décadas, el Plan de Desarrollo Urbano sobre el que empieza a trabajar el gobierno de Bruno García también extiende su radiografía sobre espacios urbanos relacionados, o que podían estar relacionados, con la cultura, la educación y el turismo.
Es cierto que estos espacios hoy están bastante definidos. Pero un planteamiento de la ciudad con vistas a las próximas décadas anima a realizar apuestas más valientes de cara a ofrecer una una de modernidad, hoy en años.
El Plan, de esta forma, estará en disposición de ver cómo se aprovechan inmuebles a los que actualmente no se les saca todo el aprovechamiento posible y que, en su momento, podrían convertir a Cádiz en un referente de la cultura y el patrimonio.
El mayor ejemplo es la red de fortificaciones. El documento podría definir usos en todo el frente de Puerta de Tierra o la recuperación del castillo de San Sebastián, como los dos grandes referentes. Y, a la vez, reordenar todos los espacios arqueológicos, evitando errores de diseño de ciudad como el ocurrido con los restos medievales que se ocultaron en la zona de Catedral.
Y junto a ello, los espacios que quedan por definir como nuevos elementos turísticos: todo lo relacionado con la Ciudad Constitucional, el Museo del Comercio con América, o el centro de interpretación de Manuel de Falla, como ejemplos posibles. Y junto a ello, el cierre del diseño del Campus Universitario.
El desarrollo urbano sostenible estará también directamente relacionado con la apuesta de Cádiz como una ciudad turística bien compensada, definiendo los últimos espacios disponibles para nuevos hoteles.
También, y no como tema menor, el plan de accesibilidad universal directamente relacionado con la Zona de Bajas Emisiones. Lo ideal será definir el Cádiz de la segunda mitad de siglo con una clara apuesta por la peatonalización, sostenible y con espacios abiertos.
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