Cádiz distingue a sus hijos que tejen ciudad

"Este es un acto particularmente bonito, donde desde la representación del pueblo de Cádiz que es la que ostenta su Ayuntamiento, se reconoce el calor de las personas que día a día, con su trabajo, su tesón y sus ejemplos tejen la vida de la ciudad, dejan en ella una impronta que le ayuda a crecer desde distintos aspectos, pero también y sobre todo, desde el más humano". Con esa carta de presentación, el alcalde José María González 'Kichi' ha iniciado el acto de entrega de los títulos de Hijos Adoptivos y Predilectos y la Medalla de Oro de la Ciudad a los nueve distinguidos en el Palacio de Congresos de Cádiz.

En el caso de los Predilectos recaía en el constructor Agustín Rubiales, la empresaria Josefa Díaz Delgado, la enfermera Juana Delgado Pacheco y el sacerdote Gabriel Delgado (a título póstumo); en lo que se refiere a los Adoptivos se ha entregado al ex alcalde Carlos Díaz, a la médica Pilar Moreno, a la empresaria y diseñadora Tere Torres y al periodista Juan Manzorro (también a título póstumo). Por su parte, la Medalla de Oro de la Ciudad fue para el colegio de las Carmelitas por sus 150 años en la ciudad.

Ha sido un acto en el que se ha distinguido a ocho personas y una institución, pero con ellos han ido toda la gente que se han relacionado con ellos a lo largo de su vida y también los que han sido beneficiados por sus acciones.

Era el acto de reconocimiento con la figura del primer alcalde democrático de la ciudad, Carlos Díaz Medina, socialista que gobernó la ciudad entre 1979 y 1995 y que ha recibido el título de Hijo Adoptivo. Como dijo su mujer Iria de Jesús, tenía sentimientos encontrados porque por un lado "es un gran honor para él" pero también tenía "una profunda tristeza por no acudir a este acto" por motivos de salud a sus 86 años. Su esposa ha recordado que "ser alcalde siempre es un honor pero hacerlo en una Cádiz trimilenaria, con una gran riqueza arqueológica y sede de la primera Constitución es un gran privilegio". En este sentido ha aclarado que a ella no le corresponde decir los logros que consiguió "sino a los ciudadanos".

Ha acabado con una frase de Quevedo: "El agradecimiento es la parte principal de un hombre de bien y les puedo asegurar que mi marido lo es".

Otro momento emocionante ha sido también el de otro Hijo Adoptivo en la persona del periodista Juan Manzorro, por lo que se producía a título póstumo. Su viuda, Mónica de Ramón, no obstante, ha contado el momento de la reacción de Manzorro cuando ella le contó que le habían dado ese título. Aunque ya el cáncer lo había dejado sin voz, y pese a que no se lo creía, ha reconocido que se sienten felices "porque recibió en vida este regalo de su Cádiz que le hizo inmensamente feliz". Siempre presumió de su doble nacionalidad vejeriega-gaditana, un hombre "que cosechó sin pretenderlo un legado de cariño que recogemos hoy su gente".

El emocionado constructor Agustín Rubiales, que se alejó tanto del micrófono que casi no se le podía escuchar, no necesitaba casi sonido para ver lo emocionado que estaba por el recuerdo hacia varios de sus familiares.

El trabajo en equipo que ha reivindicado la doctora Pilar Moreno, otra Hija Adoptiva y que fuera directora de la Unidad de Patología Mamaria en el Puerta del Mar, que ha dado un mensaje lleno de motivación y de esperanza: "Cualquier afecto que ustedes hayan podido considerar en mi trabajo me gustaría que se viera en el contexto de un trabajo en equipo. Una sola no hace nada y la mayor beneficiada es la paciente. Esta distinción quiero compartirla con la Unidad de Patología del Puerta del Mar y con todas su pacientes".

La espontaneidad y naturalidad de la empresaria Josefa Díaz Delgado, conocida por muchos como Pepa la de Las Cortes, emprendedora y pionera que ha dejado claro que ella es la que es hoy por todas las personas que han estado a su alrededor "desde el mismo día de mi nacimiento" y ha pedido a la gente que "se rodee de excelentes personas porque las que son buenas te aportan amor, cariño, generosidad y te hacen el bien".

Una de las Hijas Predilectas, Juan Delgado Pacheco, enfermera que fue una de las promotoras de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Puerta del Mar, ha querido compartir esta distinción con algunas personas que han estado cerca de ella, pero sobre todo, con el doctor Enrique Otero, con el que puso en marcha esa unidad que tanto trabajo costó construir y que desde que se inició la pandemia está cerrada. Juana Delgado cree que "no soy merecedora de ningún premio porque nunca he sembrado para recoger".

La Adoptiva Tere Torres, diseñadora y empresaria, se enamoró de Cádiz a primera vista: "Cádiz significa para mí el maravilloso mar, la luz imbatible el casco histórico que me maravilló el primer día que lo vi y que lo sigue haciendo cada día. Todo eso lo hace mágica y única".

Y también a título póstumo llegaba el reconocimiento al sacerdote Gabriel Delgado como Hijo Predilecto, por lo que recogía la distinción su sobrina Rosario Fernández Delgado, la cual ha recordado su compromiso desde el minuto uno como sacerdote con su ordenación con el mono de trabajo y el casco y su implicación en las luchas de los trabajadores de Astilleros hasta llegar a su última etapa en Tierra de Todos, donde prestaba ayuda a todos los que llegaban a esta parte del mundo "y dándole voz a las víctimas del Estrecho en los círculos de silencio".

Por último, el primero de todos los premios que se ha entregado, el de la Medalla de Oro de la Ciudad a las Carmelitas por sus 150 años en la capital gaditana. La directora de este centro, Yolanda Castilla, ha destacado toda la labor que se ha realizado en este tiempo y con un lema que su fundadora, Joaquina Verduna, siempre llevó a gala: "El amor, la alegría y la caridad hacia los demás".

El acto lo ha finalizado el alcalde con un discurso en el que ha dicho de los distinguidos que "con su ejemplo han sido referencia para Cádiz a la hora de construir comunidad y de proyectar los valores en los que se encuentra, se siente cómoda y se reconoce esta ciudad".

Así, cree que estas distinciones son "como una ventana que se abre al futuro de la ciudad, para que en el mañana, la Cádiz que toque, mire al pasado, encuentre estos nombres reseñados en su historia y se empape de sus ejemplos, de sus vidas y de sus trayectorias para apoyar cualquier mirada al horizonte en los valores que hay en cada uno de ellos".

Por ello ha mostrado su deseo de haya una ciudad "con la empatía, la tolerancia, la solidaridad y la mano tendida siempre a quien más lo necesita que brindaba Gabrioel Delgado", una ciudad "a la que se le agite el alma con cualquier drama".

Kichi también le encantaría un Cádiz "con el enfoque social sobre la vivienda, la implicación constante en las cosas de Cádiz y la ayuda permanente que ofrece desde su empresa Agustín Rubiales". O una ciudad en la que es muy importante "crecer desde la comunidad, desde la confianza en construir una vida mejor compartiendo", como hacen Las Carmelitas.

O "en una sociedad de cuidados a la que dbemos aspirar, el ejemplo de Juana Delegado tiene que estar presente, como el de Pilar Moreno, que también ha surcado esa estela desde el ámbito sanitario, en este caso desde la cirugía, para ofrecer la certidumbre, la seguridad de la ciencia a la gente que acudía a ponerse en sus manos ante cualquier problema".

También una ciudad con "un mapa asociativo que ha ido alimentando poco a poco a lo largo de su vida Pepa Díaz, que ha hecho tantos contactos, tantas alianzas y ha provocado tantas sinergias con la idea de situar siempre a Cádiz como referencia turística".

Y esa lucha por la igualdad "que desde el Ayuntamiento de Cádiz impulsamos desde la convicción pero que no lo estaba tanto hace décadas y fue ahí cuando Tere Torres también lo puso de moda, y nunca mejor dicho, en esta ciudad".

Y de Carlos Díaz, el que fuera alcalde, "su altura de miras, su elegancia, su perspectiva y su trayectoria siempre podemos aprender". Y para hacer este repaso por los distinguidos, Kichi espera que "se recuerden y se cuenten siempre en Cádiz con la sensibilidad, el corazón, la bonhomía constante, la dulzura y la magnífica forma de ponerle voz a las cosas de Cádiz que practicaba Juan Manzorro".