Cádiz, en la 'Memoria de un fotógrafo': El medio siglo de Kiki que llamó a la puerta de un doble Pulitzer
Fotoperiodismo que es ya historia
"Se ha convertido en mi libro favorito”, dijo Emilio Morenatti del último trabajo de Joaquín Hernández Conde, que presentó ayer en Diputación arropado por todo Cádiz
Kiki, el ojo de Cádiz que todo lo vio
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Cádiz/Sólo en manos de unos pocos está convertir el periodismo en historia. Y Joaquín Hernández Conde, Kiki (Cádiz,1957), fotoperiodista de Diario de Cádiz durante más de cuarenta años, es uno de ellos. Y no es que acabe de conseguirlo, porque hace décadas que es la mirada amable, pero también crítica y de denuncia, que ha venido atrapando la esencia del machadiano “lo que pasa en la calle” y lo que sucede en las instituciones, en los despachos y en los acontecimientos relevantes que han marcado hitos en Cádiz y su provincia. Pero con su último trabajo Kiki se consagra ya como historiador gráfico de medio siglo en su tierra. Con el aval, el respaldo y la admiración, además, de nada menos que un doble Premio Pulitzer como Emilio Morenatti y arropado por todo Cádiz. Y cuando decimos todo, es todo: el institucional, el político, el del periodismo, el literario, el cultural, el del Carnaval, el de la Semana Santa, el cadista, el vecinal... No faltó un consejero, el de Presidencia, ni por supuesto, tampoco, la presidenta de Diputación y ni siquiera un alcalde y un exalcalde.
El fotoperiodista jerezano mundialmente galardonado presentó ayer por la tarde en el Palacio Provincial Memoria de un fotógrafo. 50 años de luces. Cádiz (1974-2024), una especie de cápsula del tiempo, de timelapse del último medio siglo en una ciudad, en una provincia, que viajó del blanco y negro del tardofranquismo al multicolor, en todos los sentidos, de las últimas décadas, pasando por los desvaídos verdes y naranjas Polaroid de la transición. Siempre con el ojo puesto, preferentemente, en la gente de a pie que hace grandes y pequeñas cosas y en la más vulnerable, pero también en los más relevantes personajes del momento.
A lo largo de una brillante y conmovedora intervención, el doble Premio Pulitzer contó que recibió como un honor presentar el último libro, “el mejor libro”, de quien ya era una institución con una gran reputación cuando él comenzó en el fotoperiodismo allá por 1987. Y recordó cómo se preguntó por qué, entre un millón y medio de fotos, habría elegido Kiki para portada la de ese trabajador barriendo la Alameda en un amanecer brumoso. Él, que había llevado sus imágenes a más de 5.000 portadas. “Yo miraba y aprendía a diario de sus fotografías publicadas [...] Leyéndote y mirando tus fotografías encontré un montón de similitudes: en la manera que ambos tenemos de ver la vida, en el amor por este oficio y de la manera que lo llevamos a cabo”, dijo Morenatti. “Ambos tuvimos una infancia humilde, una caja con unas pocas fotos familiares y una sola nuestra de la Primera Comunión”, relató. Los dos comenzaron a disparar con una Praktica, los dos hicieron fotos en la mili para conseguir permisos y no perder las colaboraciones con los periódicos y los dos anhelaron una formación académica que no podían costearse y que suplieron con lo que les enseñó la calle. Pero, sobre todo, “me centré en los hechos y en las personas en sus diferentes maneras de vivir y en ocasiones con la intención de mostrar la injusticia y las desigualdades. Cómo también hiciste antes tú”, proclamó el Premio Pulitzer.
"La fotografía como instrumento para combatir la injusticia social"
“Ambos entendemos la fotografía como un instrumento para combatir la injusticia social y lo mejor de todo no es que hayamos conseguido vivir de la fotografía, sino que ninguno de los dos entiende la vida sin ella”, añadió.
“Como decía tu amigo Federico Linares, los fotógrafos de prensa son notarios de la actualidad y la historia reciente no se entiende sin apoyarse en la fotografía. Y tú lo has hecho maravillosamente con este libro de memorias”, dijo Morenatti. “Lo he colocado en un lugar privilegiado de mi biblioteca. No exagero un ápice si te digo que de los cientos de autores que tengo clasificados, este último trabajo tuyo se ha convertido en mi libro favorito”, confesó. “Aunque también es cierto que estoy supeditado por dos elementos muy importantes. Mi amor por Cádiz y mi amor por ti. Después de leerlo y de contemplar repetidamente cada una de sus imágenes alcancé al fin despejar el misterio de la foto de la portada. Entendí que estaba condicionada por la bondad de su autor y por el amor a tu padre, Luis, de profesión barrendero”, dijo el fotoperiodista.
“No me creo que este sea tu último proyecto, Kiki, entre otras cosas porque cada vez que cogemos la cámara ponemos en marcha un nuevo proyecto y la calle, inevitablemente, nos seguirá llamando”, concluyó Emilio Morenatti.
"Un hilo común: las personas"
Almudena Martínez del Junco, presidenta de la Diputación, incidió en la carga emotiva que tiene repasar esta obra, “un viaje emocional por los últimos 50 años de la historia de Cádiz a través de los acontecimientos y las personas”. Además, resaltó su capacidad para construir una muy completa visión general de la provincia: “Cada foto cuenta un pedazo imprescindible de la historia para entender un territorio y una forma de ser; es una exploración a través del tiempo, un reflejo fiel de nuestra historia, nuestras tradiciones y nuestra gente”. La presidenta señaló “un hilo conductor común: las personas”.
Antonio Sanz, por su parte, destacó este libro como “historia de nuestra provincia, con imágenes muy recordadas y otras inéditas que enseñan ese transcurrir de cinco décadas en el que podemos ver cómo la provincia se ha transformado, hasta llegar hoy a ser una provincia líder en muchos aspectos como el turismo, la industria y las exportaciones, por ejemplo”. Sanz valoró la figura de Kiki, a quien calificó como “una persona incisiva que siempre ha estado donde se encontraba la noticia y fruto de ello es que en este libro hay plasmada medio siglo de la historia Cádiz”. Citando al propio Morenatti, el consejero indicó que en el fotoperiodismo, "no se trata de llegar el primero, sino de dejar constancia de lo que la gente no ve. Lo que hoy tenemos en este libro son imágenes que los gaditanos no pudieron ver hasta que Kiki llegó al lugar de los hechos".
"Una figura fundamental en la historia de la ciudad"
El alcalde de Cádiz, Bruno García, hizo hincapié en el “punto de encuentro de 50 años de la historia de Cádiz” que supone este libro de Kiki, que es “una figura fundamental de la historia de la ciudad” y que hoy, “le reconoce su legado y su manera de hacer las cosas”.
Kiki cerró el acto con agradecimientos para todas las instituciones y personas que han colaborado en el libro, en especial la de su mujer, Carmen Romero; la de su hija, Rocío Hernández; y la de su hermano Pepe, y reivindicando “el trabajo de los fotógrafos de prensa, de los fotoperiodistas acreditados, el de esos que no salen en la foto, los que están siempre detrás de las cámaras, que son maltratados, que corren riesgos y a veces hasta les cuesta la vida desarrollar su labor profesional. Emilio Morenatti es un claro ejemplo”.
"Trabajar en Diario de Cádiz me ha concedido el privilegio de ser testigo directo de sucesos y acontecimientos que han marcado la vida de muchos gaditanos e incluso han cambiado el rumbo de la ciudad", dijo el fotoperiodista.
Kiki tuvo menciones especiales de agradecimiento "a todas las instituciones que han hecho realidad este libro: la Junta de Andalucía, la Diputación de Cádiz, la Zona Franca, el Ayuntamiento de Cádiz, Cádiz Ciudad del Libro, Fundación Cajasol, Asociación de la Prensa de Cádiz y, como no, Diario de Cádiz".
También agradeció el fotoperiodista especialmente el trabajo de Juan José Sánchez Sandoval, de Qbook, editora del libro, y la de Pablo Juliá, Carmen Morillo, Gonzalo Höhr y Pilar Hernández, aunque en la obra consta toda una página de agradecimientos.
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