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El extraño caso de la ciudad de Cádiz y la pandemia del coronavirus

Enfoque/ El coronavirus en Cádiz

La capital mantiene, al menos hasta ahora, tasas de contagio muy bajos respecto a buena parte del país

¿Cuáles pueden ser las causas de esta situación sanitaria tan excepcional?

Día de verano en La Caleta y todos con mascarilla. / Julio González

Hay mil y una teorías para intentar explicar por qué la pandemia se ha cebado de forma tan brutal con España. O por qué en China ya van sin mascarillas y en Nueva Zelanda les ha ido tan bien. O por qué en territorios donde los datos se mantenían a un nivel asumible, como fueron Cantabria o, más cerca, la provincia de Huelva, de pronto se disparan.

Reduciendo esta reflexión a lo doméstico, la cuestión es explicar por qué Cádiz es la capital española con menor tasa de incidencia del coronavirus, manteniéndose durante semanas por debajo de los 100 contagios por cada cien mil habitantes cuando a pocos kilómetros se duplica esta cifra o se llega a datos de alarma sanitaria, como está a punto de pasar en Sevilla. Sólo en los últimos días de esta semana se ha metido la ciudad en una tendencia al alza, superando el centenar de casos pero aún así muy por debajo de los datos de su entorno.

Desde el inicio de la pandemia, cuando en los picos de la primera ola la ciudad lograba aguantar, y ahora metidos de lleno en la segunda, con cifras muy por debajo al resto, expertos sanitarios no han sido capaces de buscar una respuesta adecuada a esta cuestión, aunque dejan claro que les ha llamado la atención.

En el Hospital Puerta del Mar, el centro sanitario de referencia de la provincia, plantean respuestas que no dejan de ser meras especulaciones ante la ausencia de estudios sobre el tema.

Brindando en un chiringuito de la playa. / Julio González

Mencionan, por ejemplo, las horas de sol que se disfrutan en la ciudad y la relevancia que parece tener la vitamina D en el control de esta enfermedad. En Cádiz, más allá de la temporada estival, el gaditano utiliza la playa como la gran zona verde que no tiene y sale a pasear, y a bañarse, en cuanto el sol calienta algo, sea en mayo, octubre o diciembre.

Como apoyo a esta teoria, ahí están Alicante, con 108 casos, o Las Palmas, con 126. Ciudades con mucho sol. Bastante más que Oviedo, que aún así se mantiene en 151 casos por cien mil habitantes, (datos del día 20) que dentro de la debacle nacional empieza a estar en la parte baja del ránking.

En comparación con estas capitales, Cádiz tiene un número de habitantes muy reducido. lo que podía a inducir a quien no conozca la ciudad a pensar que hay poca gente a la que contagiar. Es cierto que cada vez somos menos, pero también lo es que nuestra densidad por kilómetro cuadrado está entre las más elevada de las 8.000 localidades del país. Y que en el kilómetro cuadrado que tiene el casco antiguo viven 35.000 vecinos, que es mucho. Porque la presión de la población es otra de las tesis que se manejan, poniendo a Madrid como gran ejemplo negativo.

Sin embargo, aunque lejos de las cifras de pasados veranos, Cádiz ciudad ha soportado una importante presión en cuanto a movimiento de personas. En agosto llegaron 20.000 turistas, sin contar los pisos y apartamentos turísticos ni las abundantes segundas residencias que hay en la capital; y en julio fueron más de 16.000.

A pesar de ello la incidencia del coronavirus en estos meses fue aún más baja que el actual octubre, con tasas que rondaron los 30 casos por cien mil habitantes.Y aún en septiembre y en los primeros días de octubre es comentario general el decir "que de gente por las calles en la zona comercial", frente a la soledad en Sevilla o Madrid.

Hay que tener en cuenta que Cádiz es uno de los sitios preferidos por madrileños, vascos y extremeños, zonas donde la incidencia del Covid es muy elevada, lo que ha elevado el uso del tren como medio de transporte.

La amplitud de las playas urbanas y la existencia de restaurantes y bares con terrazas más o menos amplias, sin duda ayudaron a asumir con ciertas garantías la presencia de estos turistas, y más cuando el cierre desde marzo del turismo de cruceros ha dejado fuera de la ciudad a decenas de miles de visitantes, limitando el riesgo de contagio exterior.

El Piojito en plena faena. / Julio González

Ya puestos, Cádiz fue la única capital que se libró de suspender sus fiestas más tradicionales por efecto de la panemia. El Carnaval se celebró en febrero, acogiendo a miles de personas, muchas visitantes, en la calle. El virus ya estaba por esas fechas en España. Pero no pasó nada. Como tampoco elevaron los contagios los cientos de aficionados, la mayoría sin la mascarillas, apretados unos con otros, celebrando el ascenso del Cádiz a Primera División. Y tampoco ha pasado nada, veremos pues todavía es pronto, con el lleno interior y exterior de bares y pubs en el último partido de este equipo con el Real Madrid el pasado fin de semana.

En este sentido se expresa un médico de los servicios de Urgencia del SAS, que atiende a los pacientes Covid en el circuito respiratorio: "Sinceramente no encuentro ninguna explicación al por qué Cádiz es la capital de provincia con menor tasa de contagios, aunque la verdad es que tampoco me sorprende el dato. Me sorprendí mucho mas cuando en los inicios de la pandemia no se produjeron casos durante el Carnaval, con la cantidad de gente que visitó la ciudad llegados de todas partes".

La nula incidencia del coronavirus en las residencias de mayores que funcionan en la capital también ha ayudado a contener las cifras de contagios. Aquí apenas se ha dado algún caso muy aislado muy lejos de los brotes que sí se han producido, y con mucha virulencia, en El Puerto de Santa María y sobre todo en San Fernando, localidades que han visto crecer sus cifras por esta causa. No olvidemos que ha sido en estos centros sociales donde se han acumulado un elevado número de fallecidos en el conjunto del país.

Otro foco de especial gravedad, como ha pasado en Sevilla y Granada, ha sido el retorno a las clases de los jóvenes universitarios. Los medios de comunicación se han llenado de imágenes y referencias a concentraciones de cientos de estudiantes para celebrar las primeras fiestas del curso. En Cádiz, por el contrario, la tranquilidad ha sido la tónica dominante.

Cuatro campus

Por una vez, que la clase política partiese en cuatro campus a la UCA hace cuarenta años, nos ha beneficiado. A más campus menos alumnos en cada uno de ellos. Los que estudian en el de la capital son alrededor de 5.000, muy lejos de los más de 40.000 de Granada. Muchos de ellos viven en localidades cercanas a las que se marchan después de clase, cuando éstas son presenciales. Es por ello que su presencia en las calles y plazas de la capìtal apenas se ha notado, más allá del grupo de alumnos de Medicina que se reunió en La Caleta... encima un espacio abierto, lo que no impide una llamada de atención al que debería de ser el grupo de estudiantes más concienciados con la gravedad de la pandemia.

Lo cierto es que Cádiz dejó hace años de ser una ciudad atrayente para el ocio juvenil. No es que haya pocos universitarios, es que hay pocos jóvenes en general. Para ser exactos, hay 25.000 gaditanos con menos de 25 años. Si les quitamos los más pequeños, el cupo que queda es muy pequeño, a lo que añadir que las zonas de ocio para este colectivo ha ido desapareciendo con los años.

De nuevo la playa y espacios como las plazas de Carlos Díaz o Varela son los espacios preferidos para las concentraciones de este colectivo, en número muy lejano al de las capitales donde el virus se está disparando entre los más jóvenes.

Mensaje para toda la ciudadanía. / Julio González

Hablamos de jóvenes, y si estos son pocos lo que va en aumento son los mayores. Son ya más de 27.000 los que han superado los 65 años de edad, a lo que se une que el 26% de los gaditanos viven solo y que dentro de este porcentaje abundan la tercera edad. Y más: muchos de ellos residen en el casco antiguo, con mala salud o con dificultades para salir a la calle. Si unimos todo ello, nos encontramos con un importante porcentaje de población que apenas sale a la vía pública, que se queda recluida en casa obligado o por decisión propia y que, por ello, se aleja de los focos de contagio del coronavirus.

Y ya puestos, tampoco está siendo 2020 un año en el que el levante haya estado especialmente revoltoso.

Por su parte, desde el Colegio de Médicos de Cádiz, informa Pilar Hernández, al margen de las estadísticas de cada momento, insisten en seguir llamando a la población a realizar "un ejercicio de máxima responsabilidad individual y colectiva frente al virus". "Lejos de relajar el cumplimiento de las medidas de seguridad establecidas, hemos de volver a incidir muy especialmente en el uso de la mascarilla, la distancia interpersonal y la higiene. Debemos extremar estas pautas, continuar guardando la máxima prevención, tener muy en cuenta la alta incidencia de contagios que se deriva de los encuentros familiares y en nuestros entornos sociales más cercanos, y recordar que todos los grupos de edad son vulnerables. Cualquier actuación frente al virus que no conlleve esta exigencia no hace más que sobreexponernos y que ese comportamiento repercuta sobre la salud del resto de la población", concluyen.

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