Cádiz tiene 8 habitantes por árbol en vez de al menos 3 árboles por habitante, como recomienda la OMS
Medio ambiente urbano
¿Qué pasa con el patrimonio arbóreo en una ciudad que apenas si tiene? ¿Por qué no se mima? ¿Es suficiente plantar 209 ejemplares en dos años?
Los ecologistas siguen denunciando podas extremas, y ejemplares aprisionados por ladrillos
Los ecologistas denunciarán al Ayuntamiento de Cádiz por condenar a muerte a dos árboles protegidos en el PGOU
Los ecologistas piden que paren una poda muy severa en ficus de la Alameda de Cádiz
Los ecologistas insisten en exigir el fin de la “política arboricida” municipal en Cádiz
![Una de las ramas de los dos ficus del ficus del Mora, apuntalada, en la glorieta Carlos Cano.](https://static.grupojoly.com/clip/cd13b7c7-a4c9-4937-bc34-87712c943560_source-aspect-ratio_1600w_0.jpg)
Cádiz/Recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) que las ciudades dispongan de al menos tres árboles por habitante. Y un informe de Greenpeace aconseja cumplir con la regla 3-30-300, que significa que cada ciudadano debe ver desde su casa tres árboles por lo menos, cada barrio tiene que disfrutar de una cubierta vegetal o de copas de árboles de un 30% y que cada vecino debe vivir como máximo a 300 metros de un parque decente.
Pues bien, en la ciudad de Cádiz hay a día de hoy 0,12 árboles por habitante, si tenemos en cuenta el cómputo del Plan Director de Arbolado, que contabiliza 13.863 ejemplares y el último padrón municipal, que registra 110.914 habitantes en la capital gaditana
Es decir, que a cada vecino de Cádiz le tocan solo unas décimas de árbol, ya sea empezando desde el pie o por la copa, de manera que además de piso, el gaditano comparte pequeños trozos arbóreos. Por eso parece más clarificador que hagamos la cuenta al revés: en Cádiz hay ocho habitantes por cada árbol. No imaginen entonces a personas rodeadas de árboles en un entorno saludable. Imaginen lo contrario: Todos y cada uno de esos árboles rodeados por ocho personas, en medio de un escenario más desolador que una viñeta de El Roto.
Como comprenderán, la ratio de árboles por habitante –perdón, de habitantes por árbol– no mejora con los 209 ejemplares que el alcalde de Cádiz, Bruno García, y su concejala de Parques y Jardines, Dolores Pavón, dicen que van a plantar en dos años. Cuando estén todos cabremos a 7,8 habitantes por árbol. Todo un avance.
Si comprobamos si se cumple la regla 3-30-300 que aconseja Greenpeace, con una sencilla consulta de una foto aérea en Google Earth deducimos que desde la mayoría de las viviendas de la ciudad es imposible ver ni un sólo árbol. Constatamos que solo hay tres parques con masas verdes considerables en el centro histórico de la ciudad: el Parque Genovés, la Alameda y Canalejas y tres pequeñas plazas verdes: Plaza de Mina, Plaza de Candelaria y Plaza de España, a las que se podría sumar la isleta de los ficus del Mora. Y aseguramos que si se traza un radio de 300 metros desde el perímetro de cada una de estas áreas resulta que la inmensa mayoría de los vecinos tienen bastante más lejos de 300 metros una zona verde de dimensiones considerables.
En Puertatierra la situación es aún peor, ya que siendo una zona más extensa, los únicos parques relevantes son el Celestino Mutis, en la barriada de los antiguos terrenos de astilleros; los parques de Eytheia y Kotinoussa, la Plaza de Asdrúbal y el Parque de los Cinco Continentes, junto a la barriada de Guillén Moreno y sobre el soterramiento de la vía del tren.
Por eso no se comprende que después de que el anterior equipo de Gobierno, con Rocío Sáez al frente de la Concejalía de Medio Ambiente, aprobase el Plan Director de Arbolado, no se haya elaborado y se haya puesto en marcha todavía un ambicioso programa a corto, medio y largo plazo para cuidar, fortalecer y ampliar de manera relevante el patrimonio arbóreo de la ciudad. Y menos aún se entiende que no se haya hecho público ya el plan director, tal y como denuncian los ecologistas y desde la oposición.
Mientras tanto lo que proliferan son las podas radicales, como la del muro verde de los ficus de la Alameda; los desmoches y las talas de viejos ejemplares en la avenida principal, la barriada de La Paz y otros puntos de la ciudad y hasta el aprisionamiento de dos árboles protegidos, un drago y una araucaria, por la construcción de una residencia de estudiantes en Simón Bolívar. Todos estos casos han sido denunciados reiteradamente por Agaden-Ecologistas en Acción y la Plataforma El Árbol, organizaciones desde las que han llegado a clamar por que “cese la política arboricida del Ayuntamiento”. Ante esto, desde el Ayuntamiento responden siempre que las podas, desmoches y talas se ajustan a criterios técnicos , también en pleno verano, y se justifican, sobre todo, para garantizar caminos escolares seguros. Y que los árboles encajonados entre ladrillos en Simón Bolívar están bajo vigilancia técnica y a salvo.
El último caso que han vuelto a poner de manifiesto los ecologistas es el de una emblemática acacia que sobrevive en la calle Colarte, en el barrio de San José. “Desde Agaden-EA y la Plataforma El Árbol, instamos a la Delegación de Parques y Jardines del Ayuntamiento de Cádiz, a que proteja este magnífico ejemplar”, reclaman.
Como ya publicase este periódico el 17 de septiembre de 2023, los vecinos de esa zona llevan años pidiendo medidas de prevención para que este árbol “mantenga su función de dar sombra y seguridad y proporcione una imagen más saludable a esta calle”.
“A día de hoy no se ha hecho nada y no queremos esperar a que se caiga y no haya otra solución que talarlo”, dicen los ecologistas. “Necesitamos proteger nuestro patrimonio arbóreo, que forma parte de nuestra historia y que muchos vecinos han visto crecer”, añaden.
“No podemos permitirnos perder más árboles, pero parece que desde la Delegación de Parques y Jardines prefieren seguir con las podas salvajes en vez de llevar a cabo labores de protección y mantenimiento de los árboles maduros, con los beneficios que nos proporcionan”, concluyen desde Agaden-EA.
En el otro lado de la balanza, un buen ejemplo aislado de cuidado del arbolado, especialmente de los dos ejemplares más emblemáticos de la ciudad, parecen las labores de sostenimiento y vigilancia a las que se vienen sometiendo los centenarios ficus del Mora, en la glorieta de Carlos Cano. Hace unos meses se colocaron varios nuevos apoyos, soportes o muletas metálicas, concretamente seis, para evitar que el peso de dos de sus grandes ramas termine desgajándolas. Y hace poco se delimitó su perímetro para una inspección más pormenorizada de su estado, una tarea que se está repitiendo con cierta frecuencia, informó a este periódico una fuente municipal que no pudo precisar con qué periodicidad se está realizando.
También te puede interesar