La calle más rica de Cádiz frente a la más pobre: el triple de renta en apenas un kilómetro de distancia

En la década de los años 60 del pasado siglo, el Ayuntamiento publicaba un análisis anual sobre el estado de Cádiz. Eran otros tiempos. En plena dictadura no había posibilidad de rebatir lo expuesto en el documento ni denunciar las carencias de la ciudad. En uno de estos textos se destacaba el acertado diseño de los extramuros de la ciudad: a un lado de la vía del tren la zona industrial y barrios habitados fundamentalmente por trabajadores de estas empresas. En la zona próxima a la playa y a la Avenida, las clases pudientes que alcanzaban su lugar de referencia en Bahía Blanca.

La vía del tren partía en dos el Cádiz moderno. Lo venía haciendo desde que a mediados del siglo XIX se construyó la primera línea férrea, atravesando los extramuros de la ciudad, entonces conformado por granjas y terrenos baldíos, en su mayor parte. Esta partición se mantuvo hasta que hace un cuarto de siglo el gobierno local de Teófila Martínez logró la implicación del entonces Ministerio de Fomento y de la Junta (ésta, con más de un esfuerzo y limitándose a última hora al 20% de la obra, mientras que el Ayuntamiento financiaba todo el paseo superior), para soterrar el tren. Fue entonces cuando este muro desapareció de nuestra paisaje y la ciudad se hizo una.

La eliminación de esta frontera física y el propio tamaño de Cádiz (apenas 4,5 kilómetros cuadrados de superficie residencial), la convierten en una ciudad ideal para evitar barrios convertidos en guetos, ajenos a la vida del resto de la urbe, alejados del epicentro cultural y social de la localidad y sin capacidad de desarrollo. Es por ello por lo que el soterramiento se puede considerar como el proyecto urbanístico de mayor relevancia en nuestra historia más reciente.

Cádiz es así una ciudad única, a la que es posible ir paseando de un extremo a otro, y más si ésta se cruza transversalmente. El soterramiento y el propio desarrollo económico, así como las mejoras de las infraestructuras de los barrios degradados durante décadas, han eliminado las fronteras entre barrios que sí existen en otras capitales, e incluso en otras grandes ciudades de la provincia, donde hay barrios "no recomendables" para pasear por ellos. La mala imagen de lugares como el Cerro del Moro o Santa María forma parte de nuestra historia ya pasada. Allí, hoy, se construyen nuevas promociones de viviendas o aparecen pisos turísticos e incluso pequeños hoteles, algo imposible de imaginar hace cuatro décadas.

Sin embargo, se sigue manteniendo un desequilibrio, notable a veces, en cuanto a la diferencia de renta de sus vecinos. En poco más de un kilómetro de distancia se encuentran las zonas de la capital con la mayor renta per cápita y la que menos tienen, según las estadísticas oficiales.

Gana Bahía Blanca

Bahía Blanca sigue siendo el barrio con mayor renta en la ciudad. El INE la fija en 23.088, 89 euros. Pero no hay que andar mucho, y menos si se va en coche, para llegar al barrio de Cádiz con menor renta. En este caso, un tramo de La Paz, el que conforman varios bloques de pisos sociales que rodean a los patios de Nuestra Señora de la Merced y Los Geranios. Aquí, la renta cae hasta los 7.661 euros, cuando la media de toda la barriada llega a los 9.110. Es decir, un tercio de la zona más rica de la ciudad. En todo caso, en ambos extremos tras el final de la pandemia se ha conseguido una leve mejora en los ingresos. En la zona de La Paz con menos recursos, en 2019 se situaban en apenas 6.053 euros, mientras que en Bahía Blanca llegaban a los 20.792 euros. Por renta familia este barrio se encuentra entre los que más renta tiene en el conjunto de la provincia.

Más allá de estas zona, por la parte baja se encuentran el Cerro del Moro (8.566 euros), el entorno de Hospital de Mujeres (9.662 euros) y los barrios de Santa María y El Pópulo, que oscilan entre los 9.374 y 9.880 euros. En la parte alta, buena parte de la Avenida supera los 20.000 euros per capita, mientras que en el casco antiguo en el barrio de la Hispanidad, con 16.584 euros, mientras que en Mina y plaza de España se localizan vías con 15.876 euros.

La diferencia que aún persiste entre las rentas de zonas de la ciudad que, en cuanto a distancia, se encuentran muy próximas entre si se justifica fundamentalmente por la precariedad laboral de quienes residen en los barrios con menos recursos. En si, el conjunto de la ciudad ha mejorado de forma sustancial en las últimas décadas. Ni La Paz, ni el Cerro del Moro, ni Santa María y El Pópulo son los barrios degradados que aún soportaban importantes necesidades en la década de los 70 del pasado siglo. En todas ellas el parque inmobiliario, con númerosos edificios públicos, se ha reformado, además de abrirse equipamientos sociales y sanitarios en sus inmediaciones y mejorarse toda la trama urbana. Y en los dos primeros, el soterramiento del tren les ha unido al resto de la ciudad.

Pero a esta mejora en materia de infraestructuras aún le queda por completar la mejora sociolaboral. Otro estudio, también publicado por el INE, incide en estas diferencias. Se refiere en este caso al "porcentaje de población con ingresos por unidad de consumo menor de 7.500 euros". Pues bien, este informe destaca que el 27,29% de los vecinos que residen en los patios antes mencionados de La Paz están por debajo de estos 7.500 euros de ingresos. En el resto de la barriada de La Paz afecta al 18,30%, mientra sube al 24,40% en Trille y al 18,22% en el Cerro del Moro (un barrio que ha experimentado una radical transformación en las últimas tres décadas y que ahora afronta la última fase de su remodelación). En el casco antiguo, el 25,75% de los vecinos de Santa Matía están por debajo de estos ingresos, mientras que en El Pópulo se sitúan en 19,37%. Por el contrario en el lado opuesto está Bahía Blanca, con apenas el 2,84% de su población con esta situación financiera.