Cinco cámaras cerrarán los accesos a Cádiz si se dispara la contaminación
Cuando se eleven los indicadores negativos de calidad del aire, a través de este sistema se prohibirá el paso de coches a las zonas afectadas
También se utilizará en grandes eventos
El Ayuntamiento va a iniciar la próxima semana el proceso de licitación para la futura Zona de Bajas Emisiones (ZBE), uno de los proyectos más relevantes de los emprendidos por el gobierno de la ciudad dentro de su plan de mejora de la movilidad y la sostenibilidad en la ciudad, contemplando proyectos ya emprendidos en cuanto a la peatonalización de calles y plazas. La operación cuenta con financiación de la Unión Europea a través de los Next Generation, con una inversión superior a los 2 millones de euros.
La creación de las ZBE serán obligatoria en todas las ciudades del país con más de 50.000 habitantes, donde se podrán limitar el acceso de vehículos a fin de controlar la calidad del aire. La mayoría de las localidades afectadas acumulan ya retrasos en su puesta en marcha, tras chocar con la lentitud en la concesión de las ayudas de la UE y la larga tramitación administraciones de estos planes.
El objetivo del gobierno municipal, según destaca a este diario el concejal de Urbanismo y Movilidad Urbana, Martín Vila, es que este sistema de control esté en funcionamiento antes del 31 de diciembre de 2023, aunque se pretende adelantar al máximo todo el proyecto ante la cercanía de las elecciones municipales, en mayo del próximo año. "No vamos a levantar el pie porque para nosotros es una pieza clave en el modelo de movilidad en el que estamos trabajando desde hace años y que nos está situando en la vanguardia de la movilidad sostenible en España". No se quiere, así, que un resultado negativo en los comicios locales pueda modificar el desarrollo de las ZBE.
El plan municipal es convertir en ZBE el Paseo Marítimo entre el Hotel Playa y Cortadura, y toda la almendra central del casco histórico, menos la ronda de circunvalación. Para el control de acceso a estas vías se contará con una treintena de cámaras de control.
Pero la novedad en este proceso en el que está trabajando desde hace meses el Ayuntamiento es la instalación de tres cámara en los tres accesos terrestres que tiene la ciudad: los puentes de La Constitución de 1812 y Carranza y la autovía que nos conecta con San Fernando. Igualmente se ubicarán dos cámaras más en la avenida de Astilleros y en el arco de entrada a intramuros en el frente de Puerta de Tierra.
Las cámaras irán conectadas al nuevo sistema de medición de la contaminado del aire en la ciudad, donde inicialmente irán cuatro estaciones y dos nanosensores.
Las cámaras atenderán a los niveles de calidad del aire que se midan cada día. Si éstos sobrepasan los mínimos que pueden provocar problemas respiratorios, el nuevo sistema de control activará el cierre de la ciudad por motivos sanitarios, en todo o en parte de la misma, activándose las tres cámaras situadas en los accesos a toda la ciudad o bien, el acceso al casco histórico y al Paseo Marítimo
Este mismo sistema se utilizará como herramienta para controlar el tráfico en determinados momentos del año, cuando hay una importante concentración de personas, como pueden ser en las fiestas más populares o en la celebración de eventos como las regatas.
Todo ello irá conectado con el sistema de información mediante paneles de la Dirección General de Tráfico.
Destaca Vila que “la propia escala de Cádiz permite una actuación como esta. Con esta ampliación a nuestros plantes, no habrá una ciudad tan ambiciosa en España a la hora de luchar contra la contaminación”.
El funcionamiento de este sistema de control de acceso va a obligar al Ayuntamiento a elaborar una ordenanza municipal.
El documento, que ahora da sus pasos previos, necesita un tiempo para su elaboración, consultando también a la Mesa de la Movilidad.
La ordenanza, que se abrirá a las opiniones de los vecinos, tendrá en cuenta todas las dudas de quienes necesiten acceder a las ZBE. Así se verá quiénes pueden acceder a las zonas protegidas, así como las sanciones que se impondrán a quienes no cumplan la ordenanza.
Una papel relevante tendrá la ordenanza a la hora de limitar el acceso a los coches eléctricos, que al no ser contaminantes podrían acceder, a priori, sin problemas en estas zonas restringidas. Se entiende que “no se puede dar marcha atrás en el proceso de movilidad iniciado hacer tiempo. Nadie entendería que los coches eléctricos puedan circular hoy por las calles peatonales.
Se está a la espera de ver cómo la FEMP (Federación de Municipios y Provincias) avanza también en clarificar los modelos de acceso. "Las ZBE se van a convertir en una aliada de las zonas peatonales ya existentes, y sobre las que habrá un control más efectivo, reforzando el carácter de zonas de bienestar que deben de tener”, indica Martín Vila.
Martín Vila: “Las ZBE deben mantener el carácter de zonas de bienestar”
“Todas las actuaciones que hemos realizado en los últimos años en materia de movilidad urbana sostenible responden precisamente a reducir las emisiones, por lo que responden al modelo que se plantea con estas zonas. Desde el momento en el que hemos ganado espacio para el peatón y la bicicleta a costa del coche, que hemos sacado las motos del casco a la circunvalación, que con zonas peatonales y semipeatonales desincentivamos el tráfico de paso o de agitación... hemos trazado una estrategia que comparte los mismos objetivos de las Zonas de Bajas Emisiones”, destaca a este diario el concejal de Movilidad Urbana, Martín Vila.
Por eso mismo, “esta herramienta debe ser un paso más en esta senda y no un paso atrás, estas Zonas de Bajas Emisiones no deben permitir tráficos que hemos eliminado sólo por el hecho de que el vehículo sea eléctrico, porque aunque el vehículo sea no contaminante si que puede generar problemas de convivencia, seguridad... se trata de avanzar para recuperar espacio para las personas”. En todo caso, destaca que “sí que puede ser una oportunidad esta herramienta para que esos tráficos de necesidad y servicios que autoricemos transiten a una tecnología menos contaminante de forma progresiva”.
Por eso considera que estas Zonas de Bajas Emisiones que se pondrán en marcha en la ciudad en unos meses “deben mantener el carácter de Zonas de Bienestar, que sean herramientas para ganar el espacio público y hacer de las ciudades entornos mas amables y seguros. Ese es el enfoque que vamos a darle”.
Con todo este proceso, Cádiz avanza de forma notable como ciudad sostenible, a pesar de que su propia configuración urbana: un casco antiguo muy habitada y rodeado por el mar, y un término urbano al que sólo hay tres vías de accesos, podría suponer para algunos un problema de imposible solución y mantener el ya antiguo diseño de ciudad vencida por los coches.
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