El cambio de actividad de la Punta de San Felipe deja en el aire el futuro del botellódromo y el ocio juvenil
Ocio
La tendencia de las capitales andaluzas es eliminar estos espacios para el consumo de alcohol
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Tres detenidos tras una pelea multitudinaria con más de 40 personas en la Punta San Felipe
Cádiz/El modelo de ocio de la Punta de San Felipe ha pasado por varios intentos de reinventarse, pero nunca han terminado de fraguar más allá del ocio nocturno. Como espacio de la movida juvenil y con el botellódromo situado encima de la zona de bares, siempre ha estado en entredicho debido a la cantidad de reyertas que se generan en este lugar, estando aún muy presente el triste suceso del asesinato de Francisco Gamboa en 2004.
Hace ya casi 20 años de este hecho y, aunque no se ha reproducido otro acontecimiento de la misma gravedad, peleas como la multitudinaria que se produjo el pasado fin de semana y en la que se vieron implicados unos 40 jóvenes vuelven a sacar a la luz el debate sobre la idoneidad de mantener el botellódromo en la Punta de San Felipe.
El anuncio de la Autoridad Portuaria de la futura concesión de ocho locales sin uso y la terraza del Paseo Pery Junquera a la empresa Chiringuitour S.L. puede suponer un paso importante para una transformación definitiva, ya que la principal intención de esta empresa es enfocar este espacio hacia el ocio diurno. Es decir, un concepto de hostelería totalmente diferente al actual, además de suponer la eliminación del botellódromo al ser ocupado este lugar como terraza de los establecimientos.
Todo esto va a ir acompañado por la enorme transformación que, en teoría, debe sufrir la Punta de San Felipe con proyectos como la integración muelle-ciudad, el traslado del muelle Reina Sofía a la nueva terminal de contenedores, los nuevos usos de todo el espacio que va a quedar sin actividad o la construcción de un hotel de cinco estrellas en Puerto América.
Todos estos cambios, todos ellos a medio plazo y sin fecha, van a suponer una revolución para la Punta de San Felipe, pero también deja algunas dudas en el aire. Entre ellas, la principal es conocer el futuro del botellódromo y del ocio nocturno en esta zona del casco antiguo de la capital gaditana, algo que recaerá en manos del nuevo equipo de Gobierno del PP.
La Punta de San Felipe funciona como botellódromo desde 2007 en cumplimiento de la Ley Antibotellón, que se aprobó a finales de 2006 y que obligó a desplazar a este lugar toda la movida que se concentraba en el entorno de las plazas de Mina y San Francisco, aunque anteriormente esta también ocupó lugares como la plaza de España o las murallas de San Carlos.
Si se sigue la política de buena parte de las grandes ciudades andaluzas, los botellódromos están en vías de extinción o, como mucho, se sitúan en lugares alejados de los centros de las ciudades para desincentivar su uso. A esto hay que añadir que la propia pandemia del coronavirus también ha supuesto un antes y un después en la permisividad de los gobiernos municipales sobre las grandes concentraciones de personas, aunque las restricciones ya han quedado atrás. Así, capitales andaluzas como Sevilla, Málaga, Granada, Almería y Huelva no cuentan ya con botellódromo.
Sí es cierto que en la actualidad apenas hay locales en funcionamiento en la Punta de San Felipe. El principal, y prácticamente casi único reclamo, es la discoteca Momart, que también cuenta con Momart Theatre para la celebración de eventos.
Con todo, dentro de la transformación del ocio en la ciudad, otra de las grandes incógnitas que aparece con la nueva alternativa hostelera que se presenta en la Punta de San Felipe es qué va a suceder con el ocio juvenil.
En Cádiz capital existen muy pocas discotecas que alarguen su horario de apertura hasta las primeras horas del día, desplazándose buena parte de la movida a la tarde en los bares de copas. Sin embargo, este vacío en la oferta de ocio gaditana puede ser muy importante al cambiar de principal actividad el único gran espacio que se mantenía, corriendo el mismo camino que anteriormente anduvo la zona de Muñoz Arenillas.
Con todo, y a la espera de si los proyectos esta vez sí fructifican, parece que esta vez sí el botellódromo se encamina hacia su final en Cádiz, lo que también obliga a un gran replanteamiento del ocio juvenil, el gran olvidado en esta historia, como todo lo que envuelve a la juventud.
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