
Carmen Morales, Medalla de Andalucía al Mérito Medioambiental: "El océano es tremendamente resiliente pero sufre amenazas impresionantes"
La investigadora, que forma parte del equipo de Andrés Cózar en la UCA, ha sido premiada por la Junta por su “pasión por el mar y entrega a la protección del medio marino”
Carmen Morales y Federico Linares, Medallas de Andalucía
Nació en Cartagena, aunque pronto –dice– se fue a vivir a Madrid, y gran parte de su vida la pasó entre ambas ciudades. “Mi padre era mercante”, cuenta Carmen Morales-Caselles, la investigadora de la UCA premiada esta semana con la Medalla de Oro al Mérito Medioambiental por la Junta de Andalucía. “Yo echaba de menos el mar con todas mis fuerzas –dice– y, cuando llegó la hora de escoger una carrera, escogí una de las pocas que no hay en Madrid: Ciencias del Mar”. Así que llegó a Cádiz a estudiar, pero no dejó de dar vueltas: vivió el vertido del Prestige y fue encadenando estancias en Portugal, Italia, Reino Unido... “Terminé el doctorado justo en 2008, una época complicada para continuar la labor aquí”, añade. Ligada desde muy pronto al estudio de la gestión de residuos en el mar, y la distribución de basuras marinos y micro y macroplásticos, su implicación –cuenta– se debe a la gran pregunta de saber si lo que “se hace en el laboratorio sirve o no sirve”.
Su peregrinaje incluyó varios años en París y Uruguay, trabajando como consultora en la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco; así como una larga temporada en Canadá, donde lideró el proyecto PollutionTracker, en una línea de trabajo que incluyó la colaboración con lo que allí llaman “primeras naciones” (pueblos indígenas). “Canadá, realmente, no es una nación que viva mucho en contacto con el mar –explica–. Pero con la gente de las primeras naciones me sentí como en casa, porque ellos sí que estaba mucho más conectados, sabían apreciarlo, reconocerlo, conocían su capacidad y recursos... Tenían una conexión y un sentimiento de protección hacia el medio admirables, algo que estaba también en sus historias, que van contando de generación en generación... Son una población muy particular, que vive del mar pero de forma sostenible”.
Su vuelta a Cádiz se debió al interés del equipo de Andrés Cózar, un grupo que ha realizado estudios significativos en el campo de las basuras marinas y los microplásticos:“Los plásticos son un contaminante muy particular, y muy abundante –desarrolla–. Para atajar este problema, es fundamental saber qué tipo de basura aparece en el medioambiente. Si sabemos lo que son, tendremos más claro qué podemos hacer, cuáles son los más persistentes...”
MAPA DE BASURAS MARINAS
El nombre de Carmen Morales-Caselles se asocia a la creación del primer mapa de basuras marinas, un término que a ella le gusta aclarar: “Muchas veces, este tipo de imágenes son necesarias para que la gente se haga una idea, pero pueden llevar a la confusión –apunta–. Digamos que hay diferentes ecosistemas acuáticos, y en cada uno tiene diferentes concentraciones de residuos y objetos que prevalecen. Curiosamente, los materiales más persistentes conforman una lista relativamente pequeña, y los constituyen los restos de envases, contenedores y envoltorios de comida”.
Otro referente similar en el imaginario es el de la famosa isla de plástico del Pacífico, “que por supuesto no es una isla en sí, no puedes caminar por ella:las manchas de plástico en el océano son grandes acumulaciones que coinciden con los grandes giros oceánicos”.
“Hay muchos elementos que influencian hacia dónde va la basura, una son las corrientes; otra, el tipo de objeto –desarrolla–. En España no estamos tan mal, aunque hay zonas que, por el tema de las corrientes, como Canarias, tienen una acumulación particular. Luego existen otra serie de impactos, como la actividad humana al aire libre, cosa que se refleja en las playas; o zonas de las ciudades en las que, cuando hay tormentas, la acumulación se escapa de los sistemas”.
Reconoce que el tema de los microplásticos “abruma un poco”. Allá donde miran los investigadores, encuentran trazas:no sólo en el medio ambiente, sino en nuestro interior –se han encontrado microplásticos a nivel fetal, o en el tejido cerebral–. “Al no ser tan visible, es más complicado de gestionar:pero ocurre que siempre intentamos ir al final de la cadena y gestionar el residuo, pero las soluciones hay que buscarlas antes, en la gestión y la prevención. Hay que transmitir a la ciudadanía que mitigar no es la solución”.
Morales-Caselles participa en la negociación de un tratado global y vinculante sobre la contaminación por plásticos: un texto que trabaja, precisamente, en esa línea, “asumiendo que el tratamiento de residuos es una parte importante, pero abogando también por una gestión más preventiva, por la reducción de polímeros y el control de las sustancias químicas”. El problema de los grandes tratados internacionales en materia de medioambiente es que los principales contaminadores (Estados Unidos, China) suelen ser, también, las dolosas ausencias. “El Tratado de París –reconoce– está haciendo aguas. Pero hay ejemplos en la historia, por ejemplo, el relativo a los gases CFC en la capa de ozono, en los que hubo un compromiso y un resultado positivo”.
FAROLILLOS ROJOS EN EL GRAN AZUL
Carmen Morales-Caselles resalta que, “aunque el océano sea un mecanismo tremendamente resiliente, las amenazas que sufre son impresionantes”. Su capacidad de asimilación y regulación que ya está dando signos de agotamiento. El gran azul registra una larga lista de farolillos rojos: “Cambios de temperatura, desequilibrio de sus elementos básicos, cambios en la circulación de las corrientes marinas, sobreexplotación de recursos, contaminación... Todo ello afecta a un cambio del hábitat tan intenso que influye en la dinámica de la morfología y en el propio orden del sistema. Y, al final, todo va a revertir en nosotros”.
Cuando era niña, recuerda Carmen Morales-Caselles, sus referentes eran Cousteau y Rodríguez de la Fuente: “Por su puesto que había grandes nombres femeninos en el campo de la naturaleza y el estudio del mar, pero estaban más escondidos, y yo misma los he ido descubriendo después –señala–. Y claro, ‘¿cómo vas a ser eso siendo niña?’: pero a mí me daba igual, era eso lo que quería ser”. Precisamente, hace un par de semanas se celebraba el Día de la Mujer y la Niña en la Ciencia: “Es importante que se den a conocer referentes que puedan ser de cualquier género y que se normalicen que las opciones de futuro pueden ser diferentes a lo que crees o estás viendo. Pero creo que es algo que parece que se va asumiendo”.
También te puede interesar
Lo último

Tribuna Económica
José Ignacio Castillo Manzano
¿Cuál es la forja económica del nuevo populismo?
La tribuna
Invisibles, pero imparables
Editorial
Vox, un peón europeo del trumpismo

Cuarto de muestras
Carmen Oteo
El noviete de la muerte