![Una de las zonas de aparcamiento de la ciudad pintadas de naranja](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 16 9"%3E%3C/svg%3E){kind=small}
Las casitas bajas de Cádiz, el barrio que nunca lo fue
La Explosión de 1947 agravó el siempre complicado problema habitacional de la ciudad. Como actuación de urgencia se levantaron 50 viviendas de planta baja junto a la barriada de España, que entonces aún estaba en construcción y que fue muy dañada por la explosión.
Las viviendas se ubicaron junto al terraplén de la vía del tren, a escasos metros del puente de San Severiano. Allí, en las primeras décadas del siglo XX era habitual las excursiones de familias que residían en el casco antiguo, en temporada de verana. También se mantuvieron huertas que vendían a los vecinos de la zona hasta bien entrado el siglo.
El plan era derribarlas a corta plazo una vez se levantasen edificios para acoger a sus inquilinos provisionales. Sin embargo, todo el proceso de recuperación de la vivienda en la ciudad, a pesar de la emergencia social, se desarrolló a un ritmo extremadamente lento, y lo que era provisional, como las Casitas Bajas y, en parte, el Cerro del Moro, se convirtió en definitivo.
La llegada de la democracia no solventó el problema de estos vecinos, en casas de escasa superficie y mal acondicionado. Allí, los residentes crearon un pequeño barrio, a pie del de la barriada España. Hubo que esperar al inicio de la obras del soterramiento de la vía del tren para que comenzase el derribo de estas casas.
