Visto y Oído
Broncano
El abandono del patrimonio histórico
El castillo de San Sebastián ha entrado en un proceso de degradación que, si no se actúa a corto o, como mucho, medio plazo, puede provocar daños irreparables en uno de los equipamientos históricos de mayor relevancia de Cádiz y, a la vez, uno de los más desaprovechados.
El fracaso de operaciones anteriores de recuperación de la fortificación, fundamentalmente el proyecto de transformación del castillo en el referente del constitucionalismo de la ciudad, como pretendía la Junta en 2012 en la etapa socialista, y el nulo interés por evitar su ruina por parte de la propiedad, el Estado, llevó al cierre de las instalaciones hace unos años a fin de evitar accidentes entre los visitantes.
Esta circunstancia, y la evidente falta de mantenimiento más allá de actuaciones muy puntuales, ha ido degradando buena parte del conjunto. Incluso las zonas que se rehabilitaron de cara al Doce, como las casamatas, empiezan a notar la ausencia de cuidados, con humedades y con el levantamiento de los suelos de madera que se instalaron hace una década con un elevado coste económico.
Diario de Cádiz ha visitado de nuevo la fortificación. Un recorrido donde se percibe como todo el conjunto está inmerso en un proceso de decadencia. Las imágenes forman parte de un nuevo DocuDiario que se puede ver en la edición digital del periódico, www.diariodecadiz.com.
En la visita acompaña al equipo de este diario los concejales de Patrimonio Histórico, Paco Cano, y de Cultura, Lola Cazalilla. El Ayuntamiento ha apoyado de forma decidida el proyecto que la Universidad de Cádiz ha presentado a los fondos Next Generation de la UE para la transformación del castillo en un museo y centro de estudios relacionado con el mundo de la ciencia, con una inversión estimada de 27 millones de euros.
Porque lo cierto es que sólo el dinero de Europa va a poder salvar al castillo de San Sebastián de la ruina.
Terminar la restauración de este complejo de 40.000 cuadrados, tratar todo el exterior de sus muros que dan al mar, a veces soportando grandes oleajes; terminar de recuperar el interior de sus dependencias; reformar lo que se hizo en el 2012 y ahora está en mal estado; afrontar la rehabilitación de la emblemática torre de control y, en definitiva, poner en uso todo este complejo tan esencial en nuestra historia y, a la vez, olvidado por todos, supone hoy una inversión que puede llegar a superar esos 27 millones pedidos por la UCA.
Porque el Estado, propietario del castillo, ya ha dejado claro por activa y por pasiva que no piensa gastar un euros en la fortificación. Y la Junta ya dejó claro, también, tras su fiasco del Doce, que no tiene intención de terminar lo que inició. Y el Ayuntamiento una operación de este calado le sobrepasa.
"El Estado nos dice que nos pasa el control el castillo sólo si le aportamos un proyecto y dinero que lo garantice, algo que no podemos asumir porque es una operación inabordable para una sola administración. Por eso apoyamos este plan de la UCA, que además va parejo a nuestra idea de espacios histórico del que se apropien los ciudadanos, para el paseo, el deporte, el uso de la bicicleta, junto a actividades de formación, de explicación de las ciencias que pretende la apuesta de la Universidad", destaca Paco Cano.
¿Y si no se consigue este apoyo del Next Generation?"“Seguiremos buscando financiación a través de otros fondos, o al 1,5% cultural", asumiendo que será un proceso complicado, según reconoce Lola Cazalilla."
“Sí tenemos muy claro que el castillo debe ser un espacio vivo, con un profundo respeto hacia su historia y su patrimonio. No queremos que ocurra como con el Balneario de La Palma, desconocido para la gran mayoría", indica Cano a la vez que la concejal de Cultura deja claro que “en el caso de que salga adelante este proyecto hay una clara decisión política (por parte del gobierno municipal) para mantener este equipamiento con recursos anuales, porque es una apuesta real que obliga a su mantenimiento”.
En el recorrido observamos el deterioro parcial de las casamatas, que en su día apenas sirvieron para varias exposiciones temporales. El suelo, caro, no es el adecuado para un castillo que soporta la presión de la humedad, que se puede ver ya en algunas paredes y en las ventanas.
Sólo se mantienen en buen estado las dependencias que funcionaron como laboratorio para el Ceimar, un equipamiento cedido a la Universidad que durante los escasos años que estuvo en funcionamiento ayudaron a la formación de muchos estudiantes, y también a trasladar a miles de visitantes el papel esencial del mar en la vida de la ciudad.
Porque, al fin y al cabo, el castillo de San Sebastián es un gran barco atracado en nuestra costa.
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