La Catedral de Cádiz necesita cerca de 1,5 millones de euros para recuperar sus dos torres
El Cabildo ha pedido como ayuda el 2% Cultural, que por el momento no se le ha denegado
Los ingresos propios son insuficientes para autofinanciar la obra
Catedral de Cádiz. Una restauración constante
La Catedral de Cádiz es desde hace unos años el referente de cómo mantener el patrimonio histórico de la ciudad, tanto para la administración pública como para las instituciones privadas.
La gestión del Cabildo a la hora de preparar el primer templo de la Diócesis no solo para su uso confesional sino también como equipamiento cultural y turístico, ha sido un éxito. Cada año se convierte en el monumento más visitado de la provincia, y atendiendo a los datos del primer semestre de 2024, este ejercicio volverá a repetir en lo más alto del escalafón, con más de 350.000 personas.
La organización interna del templo, la instalación de medios de información para los turistas, la existencia de una tienda (nada habitual en otros equipamientos culturales), ha permitido al Cabildo no solo crear empleo, que ya de por si es muy importante, sino obtener beneficios económicos que en su mayor porcentaje se destinan al mantenimiento del patrimonio del propio templo.
De esta forma, en estos años se han rehabilitado varias capillas, se ha mantenido en buen estado los equipos de megafonía, las redes que evitan la caída de piedras al suelo, la restauración de imágenes y cuadrados. En definitiva, una inversión que se cuenta por miles de euros que de otro forma, sin duda, hubiera sido imposible ejecutar.
No olvidemos que la Catedral de Cádiz necesita de un caro mantenimiento constante. Incluso superior a otros templos del país. Su ubicación al límite del mar y los problemas en su construcción, que provocaron el cierre del templo durante años en el pasado siglo, implican inversiones elevadas para evitar un deterioro irreversible.
Ahora, recién terminada la restauración de la capilla de la Asunción, la más antigua del templo, el Cabildo afronta una operación altamente complicada, sobre todo por su coste, pues, cuando se ejecute, habrá supuesto una de las mayores inversiones realizadas en la Catedral en estos años.
La operación se centra en las dos torres del templo. Hoy, la de Poniente se encuentra cerrada a la visitas, que sí se permiten en la de Levante. Ambas, sin embargo, tienen problemas de caídas de piedras por lo que su exterior ha sido vallado para evitar accidentes.
La previsión que maneja el Cabildo, indica a este diario el deán de ña Catedral, Ricardo Jiménez, es que cada torre puede necesitar cerca de 700.000 euros de inversión, rondando así el millón y medio de euros en total.
Tal cantidad de dinero es imposible de afrontar con los ingresos que obtiene el Cabildo de los visitantes. Por ello, en su momento se pidió financiación al Estado a través del 2% Cultural.
El Cabildo ha pedido una aportación del 60% de la inversión, asumiendo la Iglesia el 40% restante. Por el momento no hay contestación estatal, aunque a priori las perspectivas parecen positivas. Así, en lugar de denegar la petición sí se ha solicitado más información sobre las obras a realizar, lo que ya se ha remitido por parte de la Catedral. Parece una buena señal.
En todo caso, si al final no fuera así, el Cabildo acometerá el proyecto con sus fondos, lo que obligará a ejecutarlos por fases. Se empezaría primero por la torre de Poniente, que es la que está hoy cerrada. Aunque se sabe del mal estado de la misma, asume el deán que será cuando se plantee el desarrollo de las obras cuando se verá la situación real, por si se encuentran problemas ocultos en la piedra o en las ventanas.
En el interior del templo, el Cabildo tiene pendiente la ejecución de otra obra igualmente relevante: la restauración de la capilla de las Reliquias, donde se necesita “un nuevo proyecto más amplio porque va a ser una obra de calado”. Junto a ella, también está en cartera actuar en las cornisas de la sacristía baja. Y, a la vez, el dinero que cada mes de invierte sólo en trabajos de mantenimiento del propio templo.
En definitiva, una clara apuesta por el buen estado de uno de los principales ejemplos del patrimonio histórico de Cádiz.
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