Un cementerio ahogado por una ciudad sin espacio

San José se construyó en 1800 cuando en Puerta Tierra apenas existían huertas y pequeñas casas

Imagen de la operación de derribo de las cuarteladas del viejo cementerio
José A. Hidalgo Cádiz

03 de noviembre 2016 - 01:00

Una Real Célula de 3 de abril de 1787 prohibía los enterramientos en las iglesias y obligaba a la construcción de cementerios fuera de las zonas habitadas. En Cádiz, el espacio elegido fue un terreno vecino a la línea de costa en el incipiente barrio de San José, un conjunto de casas bajas que se iban levantando en las cercanías de la nueva iglesia del mismo nombre. Una epidemia de peste que asoló la ciudad obligó a la apertura del nuevo camposanto en agosto de 1800, cuando el proyecto constructivo estaba aún en marcha.

Relatan María Pilar Ruiz y Juan José Jiménez Mata, en su indispensable libro 'Historia Urbana de Cádiz', que la entrada al cementerio iba a estar presidida por una gran capilla, proyectada por Torcuato Benjumeda en 1802, "que se abría a un patio central con doble pórtico, a partir del cual se establecían otros consecutivos, con un estilo neoclásico avanzado". Entre 1815 y 1819 se realizaron ya los primeros cambios en el proyecto, con una profusa presencia de arbolado en la conexión del cementerio y la iglesia de San José.

La gran capilla principal del camposanto nunca se ejecutó. Al final sólo se levantó la capilla secundaria, que es la que ha llegado hasta la actualidad y que va a ser lo único que quede de todo el conjunto, mientras que el exterior quedó constreñido por calles estrechas de las que hoy queda en uso, tal y como era hace dos siglos, San Bartolomé.

Lo cierto es que el desarrollo arquitectónico del cementerio acabó copiando los recortes sufridos por otros equipamientos de la ciudad a lo largo del tiempo. Poco tiene que ver lo que hoy está en fase de derribo con lo proyectado hace poco más de doscientos años. El esplendor previsto quedó coartado por la falta de financiación y, sobre todo, por el paulatino crecimiento del Cádiz de extramuros. Allí donde estaba prevista una zona verde e incluso la propia ampliación del equipamiento se construyeron bloques de viviendas.

Lo cierto es que la expansión de la capital por extramuros, Puerta Tierra, supuso el principio del fin del cementerio.

Desde mediados del pasado siglo XX el Ayuntamiento gaditano comenzó a buscar hueco en la ciudad para levantar un nuevo cementerio, a la vez que en San José se elevaban las cuarteladas.

Un proyecto que estuvo a punto de salir adelante fue el traslado del cementerio a suelo de las salinas, junto a las instalaciones militares de Torregorda. El Ayuntamiento logró convencer a Sanidad de lo propicio del lugar, aunque era imposible el enterramiento en tierra. El Gobierno dio el visto bueno... hasta que el Ejército dijo que "no" por la cercanía con las instalaciones de Torregorda.

Quedó también en el olvido el proyecto del gobierno municipal de Carlos Díaz de construir una isla-cementerio frente a Cortadura. Finalmente, tras las negativa de Puerto Real de ceder suelo, se construyó el nuevo cementerio en Chiclana.

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