La chapuza del foso de la muralla de Cádiz

El patrimonio histórico en Cádiz

El Ayuntamiento saca pecho anunciando obras de mantenimiento en el Pelícano, pero se le olvida lo más importante: la degradación de la muralla

Parte del lienzo muy erosionado
Parte del lienzo muy erosionado / J. A.h.

Cádiz/El Ayuntamiento de Cádiz lanzó esta miércoles un comunicado: comenzaban los trabajos de mantenimiento en el foso del Pelícano de la Puerta de Tierra, tras una reciente denuncia del vergonzoso estado en el que se encontraba esta parte tan vital de nuestro patrimonio publicada por este diario.

La operación iniciada esta semana, según el Ayuntamiento, tenía como objetivo "frenar el deterioro de esta zona monumental".

Que se asuma el delicado estado de los fosos de la Puerta de Tierra, en su día declarada Monumento Nacional, debería de suponer el primer paso por parte de la administración local para afrontar un proceso ambicioso de rehabilitación, habida cuenta de que tanto el Estado como la Junta de Andalucía ignoran el estado de esta parte relevante de nuestra historia.

Sin embargo, el trabajo anunciado se limita a operaciones que, por lógica, deberían de formar parte del mantenimiento periódico de la ciudad: pintado de las rejas ubicadas en las balaustradas, reparaciones en los revestimientos de las escalinatas y en los tramos del suelo en mal estado y adecentamiento de la zona ajardinada.

Si estos trabajos que ahora se inician como si fueran una novedad, lo que debería de ser relevante queda fuera de las operaciones anunciadas por el equipo de gobierno, actuaciones que sí son esenciales y urgentes para evitar, de verdad, el agravamiento del deterioro que denuncia el propio Ayuntamiento.

Nada se dice, y nada se prevé, sobre el estado en el que se encuentran los lienzos de la muralla y que en los tramos que sustentan a las balaustradas corren riesgo de desprendimientos.

Balaustrada con riesgo de desplome
Balaustrada con riesgo de desplome / J.A.H.

Junto al acceso a la avenida de Bahía Blanca ya hay un tramo que ha tenido que ser reforzada con una estructura de hierro para evitar su caída. Pero no es la única que está en este estado. Un simple recorrido por el foso del Pelícano, como el realizado ayer por este periódico una vez más, dejan ver con claridad que hay zonas a pie de la vía pública con un importante grado de erosión de los sillares, muchos de ellos cubiertos por ramas que no se eliminan ni se recortan desde hace años.

El lienzo también ofrece un estado de erosión importante en el tramo que da a la plaza de la Constitución, entre Hacienda y el arco de entrada al casco antiguo, donde es claramente visible cables de alumbrado e incluso focos rotos, como también los hay en otros puntos de este foso (incluso en alguna de las grandes farolas, con puntos de luz igualmente rotos).

La fachada principal de la muralla, que hace cerca de dos décadas se restauró con fondos del Ayuntamiento y de Empleo, también necesita una actuación urgente, hasta el punto que en determinados momentos se han producido filtraciones de agua en el vecino Museo de los Títeres, que ocupa las bóvedas de Santa Elena.

La puerta de acceso al foso desde estas bóvedas está cubierta de pintadas. En su día el Ayuntamiento llegó a estudiar el uso del foso para eventos ciudadanos, aprovechando esta puerta como acceso al mismo. Actualmente es uno de los espacios, al estar más protegido, donde duermen grupos de indigentes.

El foso del Pelícano, parcialmente ocupado por un parque para perros (animales que, junto a sus propietarios, utilizan todo el foso más allá de la zona limitada a ellos), traslada al visitante, escaso en número pues es una zona poco agradable de visitar, una zona ajardinada en deficiente estado, aunque sí es cierto que su cuidado ha mejorado de forma sustancial desde la llegada del gobierno de Podemos en 2015. Con todo, hay zonas escasamente recomendadas para el paseo por su estado de suciedad.

En cuanto al foso utilizado como pistas deportivas por el IES Cortadura, el lienzo de la muralla se encuentra también en muy mal estado de mantenimiento a lo que no ayuda su uso como zona de juegos de pelota.

Lo cierto es que si el Ayuntamiento reconoce el estado de deterioro de esta parte de nuestras fortificaciones, debería de ir más allá del mero pintado de las barandillas y afrontar un plan ambicioso, si valora la importancia de nuestra historia.

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