El ciclón Susana

Complicidad y cercanía en una visita que revolucionó el Consistorio

Susana Díaz y José María González se abrazan al término del encuentro en el Ayuntamiento. / Joaquín Hernández Kiki
Melchor Mateo

02 de febrero 2017 - 02:03

Cádiz/Vini, vidi, vinci. En apenas hora y media de reunión y la posterior rueda de prensa, Susana Díaz se convirtió en un ciclón para Cádiz. Por la rapidez con la que entró y salió del Ayuntamiento con el temporal en forma de protestas que había fuera; por la cercanía que mostró en todo momento con el alcalde José María González, algo que fue recíproco; y, sobre todo, por la cantidad de temas que trató y que a priori ha dejado solucionados.

El ciclón Susana fue recibido en la planta baja del Ayuntamiento por el alcalde y todo el equipo de Gobierno, vestidos de una manera más formal que hace año y medio cuando tomaron posesión de sus cargos, y por los portavoces de la oposición. Esto incluso generó malestar en PP y Ciudadanos sobre todo porque la invitación que se les cursó sólo incluía a los portavoces. Ignacio Romaní, del PP, se disculpó ante Susana Díaz.

La expectación que hubo ayer no se había visto con ningún presidente de la Junta

El encuentro entre la presidenta de la Junta y el alcalde causó mucha expectación, como lo demostró la nube de periodistas que se dieron cita en San Juan de Dios, algo que no se había producido con ninguna visita anterior de un presidente andaluz. Uno de los momentos críticos fue buscarse un hueco en la escalera noble del Consistorio cuando se disponían a subir. La víctima de este desbarajuste fue el vicepresidente de la Junta, Manuel Jiménez Barrios, que se llevó un golpe en la cabeza con un fotógrafo que se iba cayendo.

Ya en el despacho de Alcaldía, Susana Díaz firmó en el Libro de Honor dejando una dedicatoria poco dada a la poesía en la que agradecía al alcalde y a la corporación por la disposición a trabajar juntos por la ciudad, haciendo referencia también a la gran cantidad de familias que lo han pasado mal durante la crisis.

Después de tantas palabras, de tanto fuego cruzado, de tantas desconfianza entre dos siglas, en el sofá de Alcaldía las distancias se recortan y uno y otro se pueden mirar a los ojos con una cara amable e incluso con contacto físico en ocasiones. Si hay algo que domina muy bien el alcalde son las distancias cortas. También hubo obsequios municipales a Susana Díaz, en este caso una reproducción de la Constitución de Cádiz y sal.

El despacho se vació y quedaron los dos líderes en solitario. Media hora después entraron los segundos espadas, por parte de la Junta Manuel Jiménez Barrios y el delegado del Gobierno, Fernando López Gil. Por parte del Ayuntamiento, su jefe de Gabinete, José Vicente Barcia, y el primer teniente de alcalde, Martín Vila.

Y tras hora y media, a la rueda de prensa recorriendo un pasillo como si metafóricamente se dieran la mano las dos administraciones. La comparecencia a los medios ya es conocida. La novedad es que se celebró en el pasillo que acaba en el salón de plenos y con sillas traídas de la Casa de Iberoamérica. Hasta que el ciclón se marchó. Vini, vidi, vinci.

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