Cierra en Cádiz la mítica cafetería La Marina: reabrirá en febrero con otro aire y nuevos propietarios
El emblemático establecimiento junto al Mercado Central, que abrió en 1970, mantendrá el nombre y sus tradicionales churros
Los hermanos Pablo y Guillermo Moral, con el cocinero Ale Alcántara, apuestan por una cafetería-cervecería, reforzando la carta de almuerzos y cenas
Este es el desayuno que revoluciona el centro de Cádiz cada mañana
La cafetería La Marina, santo y seña del casco antiguo por su ubicación, en la frontera entre la plaza de Las Flores y el Mercado Central, cerrará este viernes sus puertas diciendo adiós a 54 años convocando a gaditanos y turistas alrededor del café y los churros para el desayuno o la merienda. Pero que no se alarmen los clientes. La Marina volverá a abrir para el Carnaval, manteniendo el nombre y los churros, pero con otro aire.
La jubilación de la propietaria, Mari Carmen Criado, es la causa del momentáneo adiós. Enterados de este cierre, Pablo y Guillermo Moral, más su amigo de la infancia Ale Alcántara, no se lo pensaron y consiguieron el acuerdo con Mari Carmen para el traspaso, y poder emprender así un nuevo negocio. Entre las condiciones, mantener el nombre del local y sus churros, ya que se trata de un bar declarado por el Ayuntamiento de Cádiz como patrimonio etnológico de la ciudad.
Es jueves y en una de las esquinas del local se escenifica el relevo, en una improvisada tertulia entre los que se van y los que vienen. “Toda una vida aquí. 54 años, que no es moco de pavo”, dice con orgullo Mari Carmen. Y habla de su marido, Antonino Campo-Cossío González, Nino, un cántabro que llegó a Cádiz en 1950, a los 15 años para trabajar en el bar El Cuco, propiedad de su tío José González. Allí estuvo 25 años y fue en 1970 cuando, codo con codo con su mujer, decidió aventurarse a abrir su propio bar, que antes había sido un despacho de vinos. “Esto se abrió el 18 de julio, el Día del Movimiento. Mi marido era un animal del trabajo. Era el primero que abría alrededor del Mercado, a las cuatro y media de la madrugada, para aprovechar el trasiego de la lonja, que estaba aquí al lado”, recuerda.
El arduo trabajo tuvo su recompensa hasta convertir a La Marina en un lugar de referencia, en un enclave estratégico del casco histórico. Cuando Nino falleció el 2 de enero de 1998, Mari Carmen decidió seguir adelante hasta que ha llamado a su puerta la hora de descansar.
“Vivo bien, no tengo necesidades económicas y no era una obligación traspasarlo, pero ha sido muy importante encontrar a gente seria. Y además, de Cádiz. Eso para mí era esencial. Tengo una sensación agridulce, pero pienso que va a estar en buenas manos. Y como vivo justo arriba, estaré vigilando (risas)”, destaca Mari Carmen.
Pablo Moral reconoce que el proyecto que tienen entre manos “da vértigo”, pero “oportunidades así no surgen todos los días”. Cuando Ale Alcántara, cocinero gaditano, decidió volverse a Cádiz tras su estancia en Madrid, cogió con los hermanos Moral el local que ocupó, frente a San Felipe Neri, el Barra Siete y luego tuvo otros nombres. El negocio de los tres se llama ahora Beduino. Los Moral, que también regentan desde el verano el bar Don Jamón en la avenida, tenían planes a medio plazo, pero el cierre de La Marina era un pastel tan goloso que “se precipitó todo y nos embarcamos”.
"Abriremos los domingos"
“En tres o cuatro días se cerró el acuerdo”, señala Pablo. Los socios de este proyecto tienen claro que respetarán la historia del local. Guillermo Moral apunta que el establecimiento tendrá “concepto de cervecería y cafetería”. Ale Alcántara apostilla que “se mantendrán los desayunos y las meriendas, pero se reforzará la carta para almuerzo y cena con frituras, marisco, guisos y chacinas”. “Y abriremos los domingos”, añade para diferenciarse de los hábitos de La Marina que cierra, que descansaba el último día de la semana salvo fiestas puntuales como Carnaval o Semana Santa.
“Queremos que sea atractivo para todos los públicos”, destaca Pablo Moral. La inversión ha sido “importante” y el negocio contará con una plantilla de entre 15 y 20 empleados según temporadas.
En un momento de la charla, los nuevos propietarios le dan una sorpresa a Mari Carmen Criado, entregándole un cuadro pintado por Francisco Muñoz de Arenillas donde se refleja la fachada de La Marina. Así se ilustraba el amistoso traspaso de poderes.
Este sábado, sábado de Plaza, sábado de compras, ya no estará abierta la cafetería. El lunes comenzarán los trabajos de adecuación para refundar La Marina. Una nueva etapa, una nueva ilusión. Y por ello Mari Carmen tiene el arte de recurrir a una famosa canción de Julio Iglesias para certificar que “al final las obras quedan, las gentes se van, otros que vienen las continuarán, la vida sigue igual”.
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