Tribuna libre
El mensaje del comedor
El Castillo de San Sebastián ha vuelto a cerrar sus puertas. La antigua fortaleza ha cumplido el cometido para el que fue reabierto, después de un lavado de cara a fondo que corrió por cuenta del Ayuntamiento; finalizado el período marcado (30 de septiembre). La puerta de acceso vuelve a estar cerrada toda vez que la ciudadanía ha podido recorrer su interior, las dos avanzadas, el puente recién rehabilitado por Costas, y contemplar desde ese idílico escenario la puesta de sol de este lado del Atlántico.
El cierre, no obstante, podría ser puramente pasajero; de cuestión de días, incluso. Y es que Ayuntamiento y Subdelegación del Gobierno mantienen conversaciones desde hace unos días para intentar cerrar un nuevo acuerdo que permita reabrir el castillo y mantenerlo operativo para el disfrute de la ciudadanía también durante el otoño y el invierno.
Desde el Ayuntamiento, se ha trasladado la intención de ver las posibilidades, el funcionamiento y la acogida que un equipamiento de este tipo, tan expuesto a las condiciones meteorológicas y marinas, puede tener durante los llamados “meses duros”; es decir, en ese período de tiempo en el que bajan las temperaturas, la lluvia tiene más posibilidades de aparecer y la noche cada vez llega más temprano. Con ello, pretende el Consistorio tener más experiencia desde la que plantear cualquier uso futuro que se quiera dar a San Sebastián.
En el otro lado, el Estado no parece tener muchos reparos en favorecer que el castillo siga abierto, lo que sin duda ayudaría a ese posible acuerdo de futuro que ambas administraciones puedan firmar para volver a darle uso continuado a la antigua fortaleza al mismo tiempo que para asegurar inversiones anuales que permitieran su progresiva rehabilitación y su mantenimiento.
Además de todo esto, mantener abierto el castillo más allá del 30 de septiembre iría en esa meta que se ha propuesto el alcalde, Bruno García, de ganar espacios para la ciudadanía en un término municipal tan afectado precisamente por la falta de suelo. A nadie se le escapa que simplemente abriendo esa puerta de barrotes de hierro al final del paseo Fernando Quiñones, la ciudad gana 40.000 metros cuadrados de esparcimiento, independientemente de la necesidad o idoneidad de que al castillo se le conceda un uso concreto en el futuro.
Ayuntamiento y Estado tienen, pues, sobre la mesa la decisión respecto al futuro próximo de San Sebastián. A corto plazo, para mantenerlo abierto una vez empezado octubre; y a medio y largo plazo, alcanzar un acuerdo que devuelva el castillo a la hoja de ruta de la ciudad.
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