El cierre de colegios públicos en Cádiz: este es el uso que tienen ahora

No hay alumnos, ni se llenan las aulas: el colegio de cierra

El descenso de matriculaciones comienza a notarse también en los centros concertados

El descenso de número de alumnos de 3 años se acentuará en el curso 2025-2026

El patio del colegio Arbolí en 2014.
El patio del colegio Arbolí en 2014. / Lourdes de Vicente

La constante pérdida de población que viene azotando a la ciudad de Cádz desde hace tres décadas, ha tocado de lleno al grupo de edad más joven. La pirámide de población, que debe tener siempre una base más ancha que su cúspide, se estrecha cada vez más en su parte inferior en la capital gaditana. Y las perspectivas no son buena, con poco más de medio millar de niños de 3 años de edad.

Junto a la incidencia, grave, que tiene para el desarrollo social y económico de una población su envejecimiento y la pérdida de las capas más jóvenes, en Cádiz se viene produciendo una incidencia igualmente dura: el descenso de matriculaciones que afecta especialmente a los colegios públicos. No hay menores, no se completan las aulas: se cierra el colegio.

Ahora le ha tocado el turno al Adolfo de Castro, en el Cerro del Moro, pero la enseñanza pública en la capital tiene a otros centros en la cuerda floja. Incluso el bajón en las matriculaciones se está notando, cada vez con más fuerza, en centros concertados.

De todos los centros que han cerrado sus puertas en estas últimas décadas sólo la antigua Institución Provincial Gaditana es patrimonio de una institución privada. Curiosamente en esta zona, en el solar de San Severiano, se llegó a proponer la construcción de un gran complejo educativo público, que abarcase los estudios desde Infantil hasta Secundaria, y que pudiese competir con los grandes centros concertados de la ciudad. Y en este solar funcionó el colegio gestionado por la Diputación, que después trasladó su alumnado a Valcárcel hasta su cierra, hace más de dos décadas.

El colegio Bartolomé Esteban Murillo, conocido como Capuchinos, cerró ya hace unos años para reconvertirse en el IES Caleta, un centro muy valorado por los programas que desarrollo en igualdad y formación de los jóvenes.

En 2003 cerró el Jaime Balmés (Arbolí). Se transformó, en 2013, en un centro cultural dedicado a las artes escénicas. Aquí se levantó en el siglo XVIII el Teatro Romano de la Ópera, la Casa de las Camorra, parte de cuya portada aún se conserva. Curiosamente, el elevado número de niños matriculados provocó a principios de la década de los 70 del pasado siglo que se utilizasen aulas para una ampliación que se ubicaron primero en la Casa del Obispo en Fray Félix (como se denominó a esta ampliación) para después trasladarse a los bajos del Seminario Diocesano.

El centro atendió de forma provisional a los alumnos del Carlos III durante las obras que se ejecutaron en este centro.

En 1997 se clausuró el colegio José León de Carranza, en Puntales. Hoy lo ocupa el Instituto de Formación de Alumnos.

En la barriada de La Paz el colegio Eduardo Benot se reutilizó para dependencias de diversos colectivos de atención social, en espacios cedidos por el Ayuntamiento. Hace unos meses se aprobó una inversión millonaria para realizar mejoras en el centro.

El Carmen Jiménez, sin uso educativo desde 2004, era uno de los colegios más pequeños de Puerta de Tierra. A pesar de encontrarse en un precario estado de mantenimiento, ha funcionado como anexo del vecino Instituto de San Severiano. Desde hace meses su patio se ha convertido en un estacionamiento de vehículos. No hay uso claro para este inmueble, situado en una zona muy estratégica de la ciudad.

El soterramiento de la vía del tren provocó el cierre del colegio Manuel de Falla en 2004, ante la cercanía de otro colegio público, el Fermín Salvochea, al que irán ahora los pocos alumnos que salen del Adolfo de Castro. El edificio de La Laguna se reconvirtió en la Escuela de Idiomas.

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