La ciudad que no sonríe
Cádiz está a punto de rebasar su récord de desempleados tras los datos de abril. Desde el inicio de la crisis el sector servicios ha perdido más de 5.000 empleos. Las necesidades sociales han obligado al Ayuntamiento a incrementar la partida destinada a ayudas
Cádiz cerró el pasado mes de abril con 17.998 desempleados. El número si solo alarma. No son únicamente dieciocho mil parados. De esta cifra dependen cientos o miles de personas: desde quienes viven con ellos y ellas hasta los que les venden el pan, los zapatos, el libro o el periódico de cada día y que se ven afectados en sus negocios por la restricción del gasto de quien ya no tiene un puesto de trabajo.
17.998 desempleados en una ciudad de 124.000 habitantes. A mil parados de la cifra récord sufrida por la ciudad, que se alcanzó en diciembre de 1988, 18.989 personas entonces aunque en aquel momento la capital contaba con 30.000 habitantes más.
La crisis global iniciada en 2008 se ha llevado por delante a más de 6.000 empleos en Cádiz y ha puesto cuesta arriba el proceso en el que se encontraba inmersa la capital de transformación de los pilares de una ciudad volcada en el turismo, la cultura y el comercio y la recuperación de una parte de su tejido industrial (tras la etapa gloriosa de la tabacalera, el astillero, la aeronáutica y la Campsa) a través de la reordenación del viejo polígono industrial de la Zona Franca.
Cultura, turismo y comercio, tal vez tres de los sectores que sufren de forma más directa los efectos de la crisis. Basta con mirar los datos del paro en la ciudad y cómo éste se ha cebado en el sector servicios. Ni más ni menos que 5.000 desempleados más desde su inicio, casi el total del aumento sufrido en Cádiz en este periodo de tiempo. Ya son el 68% de todos los inscritos en las oficinas públicas, seis puntos más que en 2008.
También ha sido especialmente drástico el aumento en el sector de la industria, como ejemplo de la profunda decadencia de este colectivo, antaño motor de nuestra economía. Hay en las listas de antiguo INEM 1.568 vecinos, frente a los 683 cuantificados hace cinco años. Por si fuera poco, si confiamos en este sector para nuestra recuperación, será una espera larga, pendiente del desarrollo de la Zona Franca y de los nuevos espacios portuarios. Incluso la visión de Cádiz como una parte de un área metropolitana, conformada por las localidades de la Bahía, también pone en duda una rápida vuelta al crecimiento, pues la industria soporta en este conjunto una crisis igual de profunda que el sector servicios en la capital.
Lo cierto es que Cádiz no puede estar a expensas de que las bases del crecimiento se pongan más allá de nuestra frontera natural. Los comerciantes, muchos con décadas de trabajo a la espaldas hasta el punto de reconocer que no han visto nunca una crisis como ésta, reclaman al Ayuntamiento la elaboración de un plan específico que les sirva como impulso. El comercio ya no crea empleo ni en las épocas tradicionales de navidades o rebajas.
"El futuro de Cádiz pasa por ser una ciudad competitiva en turismo y cultura, lo que a la vez influye en el sector de servicios. Este es el camino que hay que seguir compatibilizándolo con el desarrollo del polígono exterior de la Zona Franca. En ambos casos se podrá crear empleo", afirma Bruno García, teniente de alcalde de Fomento, que anuncia "a corto plazo" una campaña permanente de promoción del comerio. "La nuestra es una oferta distinta, pero que hay que venderla y tiene asumir que tiene que competir con otras fórmulas de negocio".
Como concejal de Fomento y Turismo, su departamento está directamente relacionado con las políticas de empleo y maneja las cifras de paro que se conocen periódicamente. Asumiendo que "no podemos estar satisfechos con una tasa del 29%", destaca que ésta está lejos del 41% provincial (datos de la última EPA, que aunque no se aportan datos locales éstos sí se pueden conocer si son solicitados por los ayuntamientos, como hace el de Cádiz), lo que indica, según el edil, que "en nuestra ciudad el empleo se genera y se destruye de una manera más estable. No hay grandes picos de generación o de destrucción, como pasa en otras localidades" con situación laboral más estacional. Así llama la atención sobre el potencial del sector servicios, la estabilidad del empleo público y la mayor variabilidad en el industrial.
Una visión ostensiblemente más crítica de la situación se da desde los sindicatos. José Manuel Silva, secretario de Organización de Comisiones en Cádiz, realiza una visión de la evolución del empleo en el conjunto de la Bahía asumiendo que los propios ciudadanos descubrieron el área metropolitana como forma de encontrar empleo, un concepto laboral al que le ha tocado de lleno "los golpes de los últimos años en la industria gaditana, que nos está dando estas cifras de paro además del efecto de la crisis global".
Esta visión de Bahía lleva al portavoz sindical a rechazar que Cádiz, en materia de empleo, sea diferente por aquello de su reducida insularidad. "No me vale la limitación territorial. La situación está igual en todas partes. El problema es que Cádiz, y su Ayuntamiento, no han sabido liderar la Mancomunidad. Por contra, Teófila Martínez apuesta por la publicidad, el márketing y la decoración de la realidad, en una ciudad que a pesar de seguir perdiendo habitantes sigue ampliando su desempleo".
Menciona Silva también la última apuesta del Ayuntamiento de la capital, la Plataforma Logística (curiosamente un proyecto que sí está liderando con una visión provincial). Recuerda que Comisiones defiende este concepto desde hace años pero exigiendo unas inversiones en infraestructuras que no llegan "y sin ellas no hay viabilidad en una zona que es la periferia del país". Reclama aquí acuerdos entre los dos grandes partidos y una apuesta por la industria.
Pregunto tanto a Bruno García como a José Manuel Silva cómo puede aguantar una ciudad de 125.000 vecinos (una cifra que nos hace retroceder cinco décadas) la existencia de 18.000 desempleados.
El teniente de alcalde, uno de los políticos más destacados y con mayor proyección de futuro en el equipo de Teófila Martínez, reflexiona antes de mencionar las cuantiosas ayudas que promueve el Ayuntamiento a través de los Servicios Sociales y que superan los 6 millones de euros. "Asuminos cuestiones de ayuda que no son competencia nuestra y sí de la Junta de Andalucía porque para nosotros es una prioridad. Además de las aportaciones de los Servicios Sociales (que mantienen en las cuentas municipales una línea ascendente pese a los recortes generales), también hacemos una apuesta clara en materia de formación y promoción de empleo desde el Instituto de Fomento. El trabajo que venimos realizando en estos años es en todo caso esencial, porque la evolución que está experimentando la ciudad no ha sido gratuita, no ha sido por inercia, ha sido por una constante en el trabajo por parte del equipo de gobierno y en el desarrollo de un nuevo modelo de ciudad".
La visión de Silva es, lógicamente, radicalmente diferente a la expresada por el teniente de alcalde. "La ciudad aguanta porque cada vez está más envejecida, con un elevado número de jubilados y prejubilados que se convierten en el paraguas de muchas familias", frente a ello critica una mayor atención del Ayuntamiento a quienes sufren la lacra del desempleo y se dirige también a la administración laboral reclamando "un mayor control sobre la economía sumergida", que aunque no cuenta con datos oficiales sí constata que va en aumento "tras el fracaso de los programas locales de empleo".
Lo cierto es que el incremento del desempleo en una ciudad que cada vez tiene menos habitantes está provocando una sutil transformación social, con una pérdida cada vez más clara de la clase media, muchos de cuyos miembros forman parte ya de las listas del desempleo e incluso de los colectivos que se han visto abocados a pedir ayuda para subsistir en el día a día en los centros públicos y privados de carácter asistencial.
Esta precaria situación de parte de la sociedad gaditana ha provocado en las estadísticas del desempleo de la ciudad una significa reducción respecto a las cifras de 2008, antes del inicio de la crisis global, de quienes no tenían un empleo anterior. Ha bajado un 10%. Simplemente porque ya casi nadie cree que encontrará un trabajo.
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