Un colapso ¿evitable? el sábado en Cádiz

 La circulación en la ciudad fue una misión imposible en la tarde-noche del sábado, según denuncian muchos vecinos en redes sociales, al coincidir el mismo día y casi a la misma hora varios eventos

Lo ocurrido pone de relieve la falta de planificación y de alternativas en la ciudad

Una caravana de coches, en un día de mucho tráfico en Cádiz / Lourdes De Vicente

Tres eventos principales, en tres puntos distintos de la ciudad pero prácticamente a la misma hora, hicieron casi imposible este sábado circular por Cádiz. Las redes sociales se han llenado este fin de semana de críticas de ciudadanos que prácticamente no podían desplazarse de un sitio a otro de la ciudad, y mucho menos aparcar su vehículo, como viene siendo habitual prácticamente todo el año y especialmente en las fechas fuertes como puede ser el mes de agosto.

La disputa del Trofeo Carranza entre el Cádiz y el Lazio y los actos en torno a este evento veraniego en la zona de extramuros; así como el concierto de Andy y Lucas en el Muelle o el Mercado Andalusí en la zona del Pópulo y la Catedral provocaron el sábado un “colapso” en el tráfico de la ciudad, como han denunciado tantos ciudadanos. Una situación un tanto sorprendente, y que bien merece una reflexión a los responsables de la gestión municipal de cara al futuro.

Sorprende, en primer lugar, que tres convocatorias como las mencionadas provoquen esa situación en el tráfico, que no se ha dado en días tan masivos como el Carnaval o la regata del pasado año. Esto pudiera deberse a que la ciudad no se preparó para este festivo sábado de agosto, no tuvo un plan de tráfico especialmente diseñado para las posibles visitas que pudiera haber por el partido de fútbol, el concierto, o el reclamo andalusí.

A esta primera lectura, hay quienes defienden un error grave de planificación del Ayuntamiento, que en un verano tan largo ha decidido hacer coincidir esos tres principales eventos que no eran los únicos en un día donde también hubo celebración en Puntales, concierto en el Baluarte de la Candelaria y en el Castillo de Santa Catalina. Después de haber tenido muchos fines de semana de julio sin programación alguna destacada, se ha concentrado todo esto en un mismo sábado, lo que originó esa sobrecarga en las principales avenidas que conectan el interior de la ciudad.

Pero más allá de una cosa -error de planificación- y de la otra -ausencia de plan de tráfico concreto- lo cierto es que si la ciudad se colapsa por un concierto y un partido de fútbol, tiene un problema. Bien es verdad que los límites geográficos de Cádiz son en sí un problema para muchas cosas, también para su circulación. Pero a los problemas hay que darles soluciones, y en el caso de la ciudad hace mucho tiempo que parece que el único plan previsto es “que sea lo que Dios quiera”, encomendando el funcionamiento de la ciudad y el desarrollo de los eventos al “sálvese quien pueda”.

No es cuestión de este pasado sábado, donde las redes sociales han puesto de manifiesto los problemas que hubo durante la tarde-noche, sino que es una realidad que se repite Navidad tras Navidad, Carnaval tras Carnaval y verano tras verano, por citar tres épocas fuertes para Cádiz. No se articulan aparcamientos alternativos que se conozcan con suficiente antelación; no se refuerzan los autobuses que van atestados de usuarios y dejando paradas enteras sin atender; no se otorga al taxi el servicio libre pese a las eternas colas en determinados sitios y a determinadas horas. No hay plan alguno que haga que Cádiz, dentro de las limitaciones propias que imponen las murallas, facilite lo máximo posible que los vecinos se muevan y los de fuera lleguen también sin mayores inconvenientes.

De hecho, en los últimos días llegar al centro por la Avenida de Astilleros es una odisea, entre otras cuestiones porque el acceso de camiones al recinto portuario por la Plaza de Sevilla sigue originando grandes retenciones de tráfico, sin que se arbitren otras medidas disuasorias que acaben con eso (acceso por otro lugar para los camiones, derribo de la rotonda situada justo delante del acceso al puerto, que impide habilitar un carril alternativo para los vehículos que se dirijan a la Avenida del Puerto o la Cuesta de las Calesas). Lo mismo ocurre en sentido contrario al mediodía, cuando los trabajos de oficina y los horarios comerciales ponen fin a esta primera mitad del día; una salida de la ciudad que, curiosamente, mientras estuvo el puente José León de Carranza cerrado por obras ha funcionado relativamente bien, lo que indica que cuando hay planes se consiguen solucionar los problemas.

Cabe recordar, en relación a todo esto, que Ayuntamiento y Zona Franca llegaron a un acuerdo en el año 2020 para que durante el tiempo de Navidad se habilitara un aparcamiento en el polígono exterior que fuera gratuito para los propietarios de los vehículos y de cercana conexión con la línea 5 de los autobuses urbanos para llegar al centro. 11.000 euros gastó el Ayuntamiento en preparar ese solar como aparcamiento, que nunca más ha vuelto a utilizarse o servir de recurso, habiendo pasado ya tres navidades y otras tantas celebraciones en la ciudad.

El colapso del pasado sábado fue, a tenor de las críticas ciudadanas, rotundo. La duda que queda es si fue, o es, inevitable.

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