¿Colón judío?

Tribuna de Historia

El posible origen judío de Colón, que aparece ahora como una original novedad, fue una hipótesis que ya mantuvo el gran historiador Salvador de Madariaga

Retrato de Cristóbal Colón.
Retrato de Cristóbal Colón. / Museo Naval de Madrid
José María García León - Historiador

28 de octubre 2024 - 09:16

Hace poco, hemos visto en la televisión pública un curioso documental, basado fundamentalmente en identificar como tales los restos mortales de Cristóbal Colón, acompañado, de paso, de ciertas conjeturas sobre cuál sería su origen.

En un formato ágil y muy ‘televisivo’, para dar con su ADN se analizaron los huesos, pocos y en mal estado, que se encuentran en su sepulcro de la catedral de Sevilla, cuestión ésta que parece menos complicada con los de su hijo Hernando, que, por una mejor conservación, permiten unos análisis más certeros. En cambio, hay serias dudas de que los restos que figuran en la Cartuja sevillana sean de su hermano Diego, dado que todo apunta a que se trataría de un pariente de Colón, al menos, en un segundo grado.

La conclusión es que esos restos de Colón corresponden, con un alto índice de probabilidad, a su persona, aunque haciéndose hincapié en que los de Santo Domingo no han podido ser analizados por voluntad expresa de sus autoridades. Recordemos que en 1992 se inauguró allí un monumento de grandes dimensiones, el llamado ‘Faro a Colón’, donde figuran unos supuestos restos del almirante,que anteriormente se encontraban en la catedral de Santa María. Ni que decir tiene que la negativa de dichas autoridades, se presta a todo tipo de conjeturas sobre la autenticidad de lo allí depositado.

Hasta aquí, nada que objetar del meritorio estudio del doctor Juan Antonio Lorente, catedrático de Medicina Legal de la Universidad de Granada, salvo las dudas manifestadas por otros especialistas y la posibilidad de que en el futuro la ciencia, tanto forense como histórica, pueda ofrecernos otros puntos de vista.

Cuestión aparte, donde las conclusiones adquieren más un carácter especulativo que propiamente científico, es la posibilidad de dar con su origen, habida cuenta de las diversas teorías que siempre han girado sobre dicha cuestión. Entre ellas, su condición de gallego, balear, portugués, catalán… Sin desechar la más extendida entre todos nosotros, como es la de su nacimiento en Génova, sobre la que también hay muchas incógnitas, la más llamativa, sin duda, es que nunca escribió en lengua itálica, incluso cuando se dirigía a los banqueros de aquella ciudad.

Pero lo que más llama la atención es su condición de judío, algo que, ya de por sí, resulta conceptualmente bastante abstracto, pues no sabemos a qué se refiere concretamente ese término, dadas sus complejas connotaciones, bien religiosas, culturales o étnicas, caso de que podamos aceptar esto último como dato fehaciente, pues resulta obvio que no compartirán la misma etnicidad un judío inglés que otro abisinio.

El historiador Salvador de Madariaga.
El historiador Salvador de Madariaga.

Con todo, por encima de estas consideraciones varias, resulta algo chocante que el posible origen judío de Colón aparezca ahora como una original novedad, cuando lo cierto es que esta hipótesis viene de mucho atrás. Sobre todo, ya la mantuvo el gran historiador Salvador de Madariaga, que junto con Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro, compone una ilustre terna de la historiografía española de primera mitad del siglo XX. En 1940 publicó en Buenos Aires su ‘Vida del Muy Magnífico Señor Don Cristóbal Colón’, de la que se hicieron luego un buen número de ediciones. Se encontraba entonces Madariaga exiliado, tras una intensa actividad política y diplomática que le había llevado a ser, durante la Segunda República, ministro de Instrucción, embajador en Francia y delegado en la Asamblea de la Sociedad de Naciones. En los años siguientes siguió con su actividad investigadora y política, obteniendo los premios Carlomagno y el Alfonso X el Sabio. 

Tres rasgos avalan su hipótesis del Colón judío, que en parte ya vislumbró el hebraísta inglés Cecil Roth: su sentido profético, su creencia de haber sido elegido por Dios para una magna empresa y su proceder contractual en el modo de conducirse.

En cuanto a su primer rasgo, Colón depositó una gran fe en dos profetas del Antiguo Testamento, Isaías y Esdras, aunque las deducciones que de ellos sacaba eran consecuencia de su febril imaginación por encontrar algo capaz de confirmar su proyecto, entonces muy arriesgado y lleno de incógnitas. De tal fe, sus posteriores afirmaciones no dejaban lugar a dudas, “ni matemáticas ni mapamundis, sólo se cumplió lo que dijo Isaías”. En los referente a Esdras, meros galimatías en torno al mito de la Creación.

Su segundo rasgo, la convicción de estar predestinado a algo extraordinario, se advierte en esa mezcla de humildad y retadora soberbia tan suya, muy propia de los judíos peninsulares vejados en 1492. Inicia el diario del viaje con una carta a los Reyes Católicos: “Así que después de haber echado fuera de todos vuestros reinos a los judíos, me mandan V.A a mí, con armada suficiente, me fuese a las dichas partidas de la India”. Resulta obvio preguntarnos, pues, ¿a que venía esa mención explícita a los judíos?

En tercer lugar, despierta bastante recelo esa minuciosidad por asegurarse una serie de prebendas, tanto de riquezas como de rangos, si se supone que va a la total aventura y sin certeza alguna de volver sano y salvo. Un constante principio del ‘do ut des’, llevado de su proverbial mesianismo, como queriendo decirle a los Reyes Católicos que, si les iba a dar un mundo nuevo, ¿qué obtendría a cambio?

Finalmente, a pesar de esta sugestiva teoría de Salvador de Madariaga, como también la del doctor Lorente, el enigma que gira en torno a la figura de Cristóbal Colón, pensamos, seguirá existiendo como una de las grandes cuestiones recurrentes de la Historia.

stats