El comercio de Cádiz: cinco claves para potenciarlo
La ciudad necesita reforzar y defender a uno de los sectores claves de su economía
Los locales bajan de precio ante la falta de demanda de alquiler
Uno de los locales más antiguos de Cádiz ya está alquilado
No hay un año tranquilo para el comercio de Cádiz. La salida de cada crisis: ya sea por los avatares económicos de la propia ciudad, por los desajustes financieros nacionales, o por las guerras y la pandemia, cuesta más en esta ciudad que en otras por aquello de que estamos en la otra punta del país, que somos casi una isla y que, por ello, no tenemos suelo por donde crecer y sí una población menguante.
Todo ello supone que, al final, el comercio gaditano depende mucho del cliente externo. La ciudad ha perdido en treinta años a una cuarta parte de sus habitantes, a una cuarta parte de clientes habituales que han dejado de serlo.
El comercio, a pesar de todo, es uno de nuestros grandes pilares de crecimiento y más desde que a industria, salvo la naval y poco más, pasó a la historia.
Le ha sustituido con fuerza el turismo, que supone una ayuda esencial para una hostelería cada vez más potente, pero no tanto para los comerciantes. Estos buscan, y necesitan, un turista que no entre en el grupo de cruceristas y usuarios exclusivos de la playa. La apertura de nuevos y cuidados hoteles puede ayudar en la misión de atraer a visitantes más propicios a la hora de gastar en un comercio de la ciudad, ajeno a las marcas ya existentes en las calles de medio país.
Entre los traspiés de los últimos años, Cádiz no se ha librado de la marcha de grandes firmas. No ha sido por “culpa” de la ciudad sino por una nueva dinámica del sector, con una clara apuesta por la venta online y la apertura de megatiendas en las grandes superficies comerciales. Inditex se fue de la ciudad, menos Stradivarius, a pesar de los buenos resultados de su tienda.
Es decir, Cádiz sigue manteniendo, a pesar de todos los problemas, un prestigio en lo que al comercio urbano se refiere, liderando el mercado de la provincia.
Con todo, queda camino por recorrer, mejoras que plantear y una apuesta por la modernización de muchos negocios, pequeños y medianos, algunos en peligro de extinción cuando se jubilen sus actuales propietarios pues la siguiente generación no está dispuesta a asumir la dureza del trabajo que supone cada día subir la baraja de una tienda y permanecer en ella horas y horas.
El crecimiento turístico de la ciudad ha animado a la apertura de una gran cantidad de hoteles, la mayoría de diseño muy cuidado. Y también ha animado a un resurgimiento del sector hostelero, con la puesta en marcha de numerosos bares y restaurantes, mejorando la oferta gastronómica de la ciudad.
Todo ello debería de ser aprovechado por el comercio.
En los últimos años, el Ayuntamiento ha colaborado estrechamente con asociaciones del sector. Pero sería esencial plantear un ambicioso y efectivo plan director para el sector, que definiese las necesidades que tiene, sus virtudes, las posibilidades de mejora. Se adoptasen medidas para facilitar la apertura de nuevos negocios y ayudase a nuevos y veteranos empresarios a activar sus ventas. Cádiz, ciudad del comercio debería de ser una de las marcas de referencia de nuestra ciudad, y venderla más allá de nuestras fronteras.
Ya se sabe de nuestras playas, de nuestro Carnaval y de nuestra gastronomía. Ahora queda por trasladar a futuros visitantes la relevancia de nuestro comercio local.
1-Una oferta variada
Hoy la mayor parte de los centros comerciales en las ciudades del país son similares. Las mismas marcas se repiten una tras otra. Sólo las grandes capitales mantienen un comercio tradicional que les permite una mayor variedad en la oferta que ofrecen a los vecinos y visitantes.
La salida de algunas cadenas de las ciudades medianas y pequeñas abre hueco para potenciar este modelo de comercio. Y Cádiz está entre estas localidades. Supondría recuperar la oferta de la ciudad durante décadas. Sería, también, reforzar la idea de “centro comercial abierto”, en el que se pudiese encontrar cualquier producto en venta. Desde un disco en vinilo hasta un material de cocina, desde unos grabados antiguos hasta objeto de decoración...
Junto a ello, el emprendedor gaditano debe asumir la necesidad de entrar de lleno en las nuevas fórmulas de mercado, con la venta online. En este sentido, sería necesario crear una sociedad que englobe a buena parte de los empresarios del sector para reducir costes y aumentar la efectividad, teniendo en cuenta la competencia de las grandes cadenas. Todo ello unido a la modernización de los sistemas informáticos y la formación del personal, para lo que ya se cuenta con el apoyo del Ayuntamiento.
2-La accesibilidad
Una queja habitual de la asociación de comerciantes de la ciudad es el problema de accesibilidad a la zona, la falta de estacionamientos y la necesidad de mejorar el sistema de transporte público.
Que el casco antiguo, donde se concentra un importante porcentaje de nuestro comercios, sea una isla dentro de una ciudad que también lo es, dificulta su accesibilidad.
Hoy se plantea un macroaparcamiento en el área de desarrollo del muelle de Cádiz, que aliviará algo este problema. La cuestión, en todo caso, es que se debe promover el uso del transporte público y evitar el automóvil privado. Para ello, evidentemente, debe mejorar el autobús urbano pero también el resto del sistema de las comunicaciones públicas, hoy muy deficientes: trenes de Cercanías y Media Distancia, autobús interurbano, catamarán y el tranvía metropolitano.
Está comprobado que la peatonalización anima al comercio por lo que sería un error dar marcha atrás en esta apuesta urbana.
3-Una oferta extra
Hay dos formas de compra, la que se limita a acudir al negocio donde sabemos que venden el producto que buscamos, y la que extiende la jornada recorriendo locales diversos y completándolo con una visita gastronómica a bares o cafeterías.
Este segundo modelo es el que utilizan las grandes superficies comerciales, y es el que debería de plantearse desde Cádiz.
La ciudad juega con la ventaja de su tamaño, de la facilidad de pasear por sus calles comerciales pues muchas de ellas están peatonalizadas. Igualmente, en un reducido espacio dispone de salas de cines, centros de exposiciones, teatro, museos y plazas abiertas para la celebración de eventos.
Todo ello debería de servir de complemento, mediante una programación coordinada entre las administraciones y los propios comerciantes. Una planificación que debería de extenderse a lo largo de todo el año, y no limitarse a la campaña de Navidad, como ocurre hasta ahora. Ello ayudaría a desestacionalizar las fechas de venta, especialmente en temporadas como la de verano.
4-Vías en buenas condiciones
No hay nada peor que recorrer las calles comerciales y que haya que pasar por estrechas aceras, coches estacionados o mala iluminación.
Mientras que no concluya la peatonalización del casco antiguo, iniciada con los primeros ayuntamientos democráticos y mantenida desde entonces con mayor o menos ganas desde San Juan de Dios, hay que mejorar la trama urbana.
Es fundamental mejorar la limpieza, y que ésta sea continua durante todo el día; reforzar la iluminación especialmente por el contraste que hay entre diversas calles; instalar elementos de jardinería, si no en la vía si colgadas de farolas como se puede ver en muchas ciudades. Además la apuesta por un centro comercial urbano necesita la mejora de la señalítica, que nos informe de los comercios que podemos localizar o de nuestra propia urbicación en el mapa de la ciudad.
5-Extramuros también existe
Cádiz debe “vender” también la oferta comercial que mantiene en extramuros, y no solo en el casco histórico. Zonas de la Avenida, especialmente desde San José hasta el estadio de fútbol, y todo el barrio de La Laguna disponen de un comercio muy variado y en su mayoría de carácter muy local.
En los últimos meses en la Avenida se han abierto nuevos negocios de imagen muy cuidada, incrementando el tipo de productos que se pueden adquirir en la zona.
Como en el casco histórico, queda por mejorar la señalítica y, en determinadas vías, la propia limpieza e iluminación.
La construcción de un parque en el solar del antiguo cementerio podría potenciar el uso de su entorno y, con ello, la apertura de nuevos comercios.
Esta zona no tiene tantos problemas de aparcamiento como en intramuros.
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