"Durante el confinamiento por el coronavirus muchos infartos se pasaron en casa"

Entrevista con Jesús Oneto, cardiólogo de la Clínica de San Rafael de Cádiz

“El corazón es un músculo más del cuerpo y el sedentarismo se unió el miedo de muchos pacientes a acudir a los hospitales”, según el doctor Oneto

El doctor Jesús Oneto, en su nuevo quirófano del Hospital de San Rafael, en la calle Diego Arias de Cádiz. / Jesús Marín

Se nota que no sólo lleva 40 años como cardiólogo, sino que deja entrever su faceta como profesor asociado en la Facultad de Medicina nada más escuchar sus explicaciones. "El corazón es un músculo más del cuerpo y el sedentarismo que vino de la mano del confinamiento provocó que a ese músculo le faltara ejercicio, provocándole una atrofia que llevó a muchos pacientes a pasar en sus propias casas infartos o accidentes cardiovasculares". Fue una de las muchas consecuencias de la pandemia del Covid.

Y otra explicación muy pedagógica que ayuda a entender muchos de los indicadores que muestra nuestro corazón cuando algo no va bien. "Es como un coche que cada vez que llega a 3.500 revoluciones no deja pasar gasolina. Si vas a 3.000, sí pasa, pero si subes ya empieza a el coche a quejarse".

San Rafael ha apostado de lleno por la cardiología con la presencia del doctor Oneto en su centro sanitario de Cádiz. / Jesús Marín

Jesús Oneto es posiblemente uno de los cardiólogos de la provincia con mayor formación y experiencia en cardiología intervencionista. Hasta hace poco prestaba servicio en la Clínica de la Salud, pero dejó Feduchy para estrenar quirófano en el hospital de San Rafael, perteneciente al Grupo Pascual.

Allí ha creado un gabinete cardiológico que ha supuesto la apertura definitiva de San Rafael a la Cardiología. Allí se hacen todo tipo de pruebas de esfuerzo, se instalan holster para el control de la tensión y la frecuencia cardíaca durante 24 horas y se tratan todo tipo de cardiopatías congénitas, así como obstrucciones de arterias coronarias, implantes de marcapasos, de desfribiladores...

La vida profesional de Jesús Oneto va muy unida a los adelantos tecnológicos. De hecho aún recuerda cuando "en mis principios tenía que hacer una herida en el brazo para sacar la arteria y hoy en día la intervención se hace a través de la arteria radial".

El quirófano del doctor Oneto en San Rafael cuenta con los últimos adelantos tecnológicos. / Jesús Marín

Esos adelantos no sólo han influido en el aumento de la tasa de curación sino que hacen que en diez minutos, "ni más ni menos", pueda el paciente salir de quirófano: "Alguien que posiblemente entró en el hospital que no podía ni subir por la escalera, y que en 72 horas está en su casa corriendo como una liebre".

Y lo mismo pasa en el período de convalecencia, ya que Oneto recuerda que en el primero año, sobre todo cuando se trata del implante de un estent en una arteria coronaria obstruida, se requieren algunas revisiones, pero luego el paciente ya pasa a tener una vida normal, "sin dejar de lado nunca los factores de riesgo que pudieron provocar su dolencia" y con una rehabilitación cardíaca que también imparten en este gabinete de San Rafael.

Jesús Oneto lleva ejerciendo toda su vida en Cádiz y guarda un especial recuerdo de su paso por el hospital de Mora. De ahí ha pasado por el Clínico de Puerto Real y por el hospital de Jerez, dedicándole a la sanidad privada más de 30 años de su vida profesional, de los que 20 lleva volcado de lleno al campo de la hemodinámica.

Las nuevas técnicas intervencionistas han ido dejando a un lado a la cirugía cardíaca, "porque cada vez trabajamos más desde fuera del paciente, algo que conlleva menos peligro en la intervención y una más fácil recuperación".

En San Rafael, Oneto cuenta no sólo con un equipo humano especializado en este tipo de intervenciones, de manera que, según el criterio de este cardiólogo, el centro sanitario del gaditano de José Manuel Pascual puede haberse convertido ahora en el hospital privado con más recursos cardiológicos de toda la provincia de Cádiz.

¿Cuándo acudir a un cardiólogo?

"¿Cuándo debe una persona acudir a un cardiólogo?". Oneto explica que no basta con saber que uno tiene una dolencia cardíaca sino que basta sólo con pensar que uno la pueda tener. El estrés diario del día a día puede originar muchas molestias que, en muchos casos, pueden se tan sólo muestras se nervios o ansiedad, pero que, en otros casos, son llamadas que el cerebro lanza al corazón como alarma de que algo ocurre en el sistema cardiovascular.

"Cuando un paciente llega a nuestra consulta, nos explica sus síntomas y si creemos que puede haber algo se le hace enseguida las pruebas necesarias". Si no hay nada, mejor, pero si se ve que algo no marcha, lo mejor es intervenir cuanto antes.

En cuanto al perfil de sus pacientes, el doctor Oneto advierte una disminución de la edad de las personas que padecen obstrucción en sus arterias coronarias. "Influyen mucho los hábitos de vida, pero también la genética de familias con cardiopatías isquémicas y hay cada vez más gente joven a la que se le detecta de manera precoz este tipo de cardiopatías".

Oneto también avisa que "ahora todo se diagnostica más pronto. Antes los pacientes éramos más dejados, había menos información". Y a esto le suma que antes a un paciente con 70 años se le decía que no merecía la pena una intervención mientras que ahora se antepone la calidad de vida a los 70, a los 80 y a los 90, gracias, sobre todo a la especialización de este tipo de profesionales y a las nuevas tecnologías que tienen a su alcance en gabinetes cardiológicos como el de San Rafael.

El cateterismo empezó en los años 60, "pero entonces era todo muy distinto. Ahora en diez minutos podemos ver las arterias coronarias y dar con el padecimiento. Antes tenían casi un padecimiento crónico y tenían que aguantar medicados y aguantando como se podía, con el riesgo que esto conllevaba".

Las consecuencias del coronavirus para nuestros corazones

Respecto a la pandemia del coronavirus, Jesús Oneto cuenta que "con la primera ola del coronavirus no había infartos. La gente aguantaba en casa. Los infartos seguían existiendo. Parecía que ni había infartos ni había accidentes cerebrovasculares y sí los había. Los pacientes los aguantaban en sus casas para no ir al hospital por miedo a contagiarse del Covid, lo que llevó también a un aumento de la mortalidad por este tipo de causas".

De hecho, la Sociedad Española de Cardiología llevó a cabo una campaña que decía que si tenías algún tipo de síntoma, que fueras directamente al hospital, que allí siempre se encontrará un cardiólogo de guardia e itinerarios confeccionados para evitar el contacto con pacientes con Covid.

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