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El conflicto horario de la obra de Tiempo Libre

La empresa constructora establece una jornada intensiva de 9 a 16 horas para evitar molestias a primera hora, pero los trabajadores rechazan ese horario

Varios obreros en la construcción del hotel de la antigua residencia de Tiempo Libre, en Cádiz. / Jesús Marín

La obra de construcción de un hotel en el antiguo Tiempo Libre se ha propuesto seguir su accidentado camino. Con varios obstáculos ya solventados meses atrás, el último de ellos al enfrentarse a los vecinos por la altura del edificio, este mes de agosto asoma un (pen)último conflicto: el horario. Y es que la obra se debate estos días entre el horario habitual o más propicio para los obreros y el descanso propio del mes de vacaciones para el entorno del futuro hotel.

Han sido los propios trabajadores que están realizando la obra de construcción en pleno Paseo Marítimo, a pie de playa, los que han dado la voz de queja por las condiciones que la empresa Marsur les impone para trabajar este mes de agosto. “Nos han cambiado el horario, que ahora es de nueve de la mañana a cuatro de la tarde”, afirma uno de los empleados, que junto a sus compañeros protagonizaron el martes un acto de protesta en la glorieta Ingeniero La Cierva.

La plantilla, de entre 60 y 70 trabajadores, disfruta este mes de agosto de jornada intensiva, cuyo horario normal debía transcurrir entre las siete y media de la mañana y las dos y media de la tarde. Pero según trasladan los afectados, las molestias vecinales, especialmente al vecino hotel Playa, han provocado este cambio horario de la empresa constructora que ellos rechazan de plano. Un cambio que en un primer momento se quiso establecer entre las once de la mañana y las seis de la tarde, algo que rechazaron de plano los trabajadores.

Dos son las principales causas del rechazo. En primer lugar, “evitar las horas de más calor” que pueden transcurrir entre las dos y media y las cuatro de la tarde. Una hora y media ciertamente de altas temperaturas en una obra que en buena parte se desarrolla actualmente en el solar resultante del derribo del edificio de una planta de Tiempo Libre. En segundo lugar, los operarios también se quejan del nuevo horario “porque no nos permite comer caliente en casa” en un mes en el que precisamente la jornada intensiva busca esa mejoría personal y familiar. “Muchos de nosotros venimos de Sevilla o de Algeciras, y llegaríamos a casa a las tantas”, añaden.

Por si todo esto fuera poco, asegura la plantilla de Marsur que la empresa les obliga a firmar un contrato cuyo horario de agosto va de siete y media de la mañana a dos y media de la tarde, por lo que temen que con el nuevo horario impuesto cualquier percance que sufran de camino a casa no sea considerado accidente de trabajo. Y además, denuncian que esta jornada intensiva ya la perdieron en el mes de julio, cuando han seguido manteniendo el horario propio del resto del año.

Por todo ello, la plantilla no descarta nuevas movilizaciones, al tiempo que está elevando consultas a los sindicatos “en busca de apoyos, porque nos sentimos como en el tercer mundo”. Su propuesta es trabajar de nueve de la mañana a dos y media de la tarde, para conciliar el descanso de los vecinos de Tiempo Libre y los clientes del hotel Playa Victoria con las mejoras laborales propias del mes de agosto de los trabajadores de la construcción.

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