“Rellenar para construir pisos no es un pecado, es la solución para Cádiz”
Rodríguez de Trujillo apuesta también por edificios de 30 plantas
"Los políticos en esta ciudad son tímidos y temerosos"
Crecer a base de rellenos
Empresarios del polígono exterior de la Zona Franca apuestan por construir viviendas
En los años 60 del pasado siglo se rellenaron 43 hectáreas de la Bahía para ampliar el término municipal de Cádiz. Nació entonces la barriada que acabó llamándose de La Paz. Unas décadas antes en el acceso a Cádiz desde el fuerte de La Cortadura se ejecutó un relleno para la construcción de la Zona Franca.
A lo largo de los años, el puerto de la ciudad creció mediante rellenos, el último aún en marcha para la ejecución de la última fase del nuevo muelle de contenedores.
Incluso se realizaron rellenos a pie de la muralla de la ciudad para poder construir la primera estación del ferrocarril de Cádiz, a mediados del siglo XIX. Y barrios como Puntales y La Paz se unieron hace escasas décadas por un moderno paseo marítimo abierto gracias a otra ocupación de la Bahía.
Cádiz no ha crecido mediante la absorción de ciudades cercanas, si no en base a rellenos puntuales del mar que lo rodea. La gran mayoría con un componente económico e industrial; solo el de La Paz se destinó a la vivienda. Unos años más tardes, entre finales de los años 60 y principios de los 70, varias empresas privadas y, al final, el propio Ayuntamiento (estamos entonces en la última etapa de la dictadura), plantearon operaciones de relleno en el saco de la Bahía para construir decenas de miles de viviendas y llegar, junto a un desarrollo desmesurado en toda la ciudad, incluido el casco histórico, hasta el medio millón de habitantes. Todas estas operaciones fueron fulminadas por el propio Ministerio de Vivienda de la época tras una intensa presión de colectivos ciudadanos.
Este relato deja claro que el problema de la vivienda viene de largo en la ciudad. Desde hace decenas de años, e incluso desde hace más de un siglo si nos referimos a la saturación, infravivienda incluida, del casco histórico antes de la expansión por los extramuros.
Falta de vivienda que, unida a la falta de trabajo, ha provocado una espectacular caída de la población de la capital en los últimos treinta años. Cádiz, así, cada vez está más cerca de perder la cifra de los 100.000 vecinos.
No hay un gobierno local, sea cual sea su ideología, que no haya mostrado su compromiso para construir más viviendas y por recuperar población. Algo complicado de conseguir, por no decir imposible, con los límites de nuestro territorio: 12 kilómetros cuadrados de extensión, de los que apenas 4,5 kilómetros son de uso residencial.
En los últimos meses, el sector de la construcción viene reclamando a las administraciones la toma de decisiones para obtener suelo donde poder ejecutar nuevas promociones en la capital. Todos los ojos están puestos en los 500.000 metros cuadrados de extensión del polígono exterior de la Zona Franca.
Alternativas audaces
Sin embargo, hay quienes van mucho más allá de este espacio limitado y ponen sobre la mesa propuestas de desarrollo urbano que, por su contenido, animan a la polémica.
Es el caso de Ramón Rodríguez de Trujillo, fundador de Hispania, una de las principales inmobiliarias del sur del país, y analista del movimiento inmobiliario desde hace años.
Por lo pronto, lo tiene claro: "Cádiz tiene un problema de suelo que es más subjetivo que objetivo, porque muchas veces nos inventamos problemas que no lo son en buena parte".
Para él hay dos cuestiones que se consideran tabú para las administraciones y para parte de la sociedad que deberían de replantearse:
"Una cuestión son los rellenos. Se dedican miles de metros cuadrados para un nuevo muelle de contenedores, pero es un pecado impensable plantear un relleno para uso residencial, cuando Cádiz tiene un gravísimo problema de suelo. Y, sobre todo, cuando la propia ciudad ha crecido a base de rellenos desde los tiempos de los romanos".
"¿Dónde está el pecado con este planteamiento? El pecado es estar encorsetados con los planteamientos del actual modelo de ciudad. Y más cuando tenemos el margen izquierda de la Bahía, que es una zona muy degradada para poder crecer. Los palafitos (una propuesta inicial al PGOU de 2012 que finalmente se descartó en Cortadura) fue un tímido intento que se propuso pero no salió adelante. Y es que tenemos unos políticos tímidos y temerosos y van a golpe de la opinión publicada".
Otra cuestión que plantea es la construcción en altura, hoy limitada a las 20 plantas en determinados solares de la avenida de la Sanidad Pública.
"Un rascacielos lo es a partir de los 30 pisos. Y nosotros podemos ocupar poco terreno con estos edificios y rodearlos de jardines. Ya está pasando en Málaga y Sevilla. Lógicamente solo sería factible en Puerta Tierra, donde hay zonas que se pueden tirar con edificio precarios que tienen 80 años de antigüedad".
Y junto a ello, el polígono exterior de la Zona, en su mayor porcentaje en manos de propietarios privados. "Aquí hay mucho que hacer, pero si se plantean oficinas más bajo y dos altura eso no es rentable. Hay que buscar un uso residencial, moderno, y que los talleres se reubiquen en otras zonas de la Bahía de carácter industrial".
"No nos quejemos de que Cádiz pierde habitantes y la vivienda es cara y para después poner trabas a las soluciones", concluye.
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