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El coronavirus les ha dado una segunda oportunidad a Ana y a Marcos. Les ha dado 161 días más para pensarse si quieren ser el uno para el otro todos los días de la vida y hasta que la muerte les separe.
Ana Miñarro y Marcos Méndez son dos madrileños que aman Cádiz. Y aman a esta provincia hasta tal punto de que no quieren celebrar su boda en otro punto de España que no sea aquí. La tenían programada para el próximo 2 de mayo pero el jueves pasado tuvieron que tomar la responsable decisión de posponer la unión hasta el 10 de octubre.
"Llevábamos desde el lunes pasado pensándolo y empezamos a recibir llamadas de invitados mostrándose preocupados por la situación. A eso se unió que mi padre tiene problemas coronarios y mi suegra otros problemas de salud". Así lo cuenta Ana ya con un tono bastante más sosegado del que seguramente debió tener hasta el jueves pasado. "Mi pareja siempre me pedía calma y tranquilidad antes de tomar una decisión pero viendo cómo se sucedían los acontecimientos creo que ha sido una decisión responsable".
"Sabíamos que no íbamos a disfrutar de la boda tal y como llevamos tiempo soñando". Ana y Marcos llevan ya 17 años juntos y, juntos, tienen 3 niños. El coronavirus los mantiene ahora más unidos que nunca. Ella es maestra de educación infantil y él es instructor de grúas y los dos están metidos en casa desde que así lo decretó el Gobierno de la Nación.
Eligió el 2 de mayo por ser un día después de su cumpleaños y por coincidir con un puente en Madrid pero la elección fue fatídica. El tiempo en Cádiz para esa época fue también otro factor por el que Ana y Marcos optaron por esa fecha. "En octubre confiamos en que el tiempo siga siendo bueno y así poder disfrutar de Cádiz". La boda no será en la capital sino que han optado por El Palmar. "Pensamos en Zahara de los Atunes pero no ha podido ser así que la boda será en El Palmar".
Organizar una boda nunca fue fácil y menos si se cruza por medio un virus que ha formado en el mundo la que está formando. A Ana y Marcos les habría resultado todo más difícil si no hubieran contando con Love Wedding Planners, la empresa que, desde Cádiz, les está organizando hasta el más mínimo detalle.
Ahí, al frente de esta empresa con sede en el Parador Hotel Atlántico de Cádiz está Alicia Pérez Fopiani, una joven que montó hace 8 años esta empresa de eventos y que, gracias al coronavirus, ha demostrado sus dotes para capear lo inesperado. "La semana pasada fue una locura. Fue una semana plagada de incertidumbres porque tenemos a varias parejas en Madrid y varias en el extranjero que quieren casarse en Cádiz y están muy preocupados con lo que está pasando.
Alicia Pérez Fopiani cuenta que esto ha cogido a todos con el pie cambiado, no sólo a los clientes sino a ellos como empresa mediadora y a los proveedores que se encuentran con vacíos legales en el que nadie ni nada contó alguna vez con que un virus paralizara el mundo.
Pero la pericia de Alicia se ha unido a la solidaridad de las empresas que trabajan con ella. "Tengo suerte porque tengo muy buenos proveedores. Hablé con ellos para el tema de Ana y Marcos y han sido todo amabilidades". Gracias a todo esto, la pareja de madrileños no perderán ni un euro. "Ya tenemos casi la mitad de la boda pagada", aclara Ana a este periódico, pero ha conseguido que las señales ya pagadas se guarden al no tratarse de una suspensión sino de un atraso.
Por su parte, Alicia Pérez Fopiano, gerente de la firma Love Wedding Planner, avisa que no todos han tenido la misma suerte, ya que "a un diseñador compañero mío se le ha caído todo lo contratado mayo y se lo están posponiendo todo para 2021".
Ana y Marcos no tendrán que esperar tanto. Lo peor es que el traje se lo han hecho a medida "y a ver si somos capaces de conservar las tallas de aquí a octubre. Intentaremos controlar el confinamiento en casa sin hacer nada y haciendo un poco de ejercicio".
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