Las cosas que hacemos mal los gaditanos en la ciudad, y como la maltratamos

Todos los ciudadanos deben cumplir unas normas cívicas, que a veces ignoramos

La limpieza, uno de nuestros principales problemas

El Ayuntamiento activa un plan de refuerzo de la limpieza para este verano

Un sillón abandonado en la Alameda, antes de ser retirado por los servicios municipales.
Un sillón abandonado en la Alameda, antes de ser retirado por los servicios municipales. / A.C.

Que todos paguemos los impuestos municipales no significa que ello nos libre del cuidado de Cádiz. Los vecinos tenemos nuestras propias responsabilidades, sobre todo cuando vivimos en comunidad. Y debemos cumplir unas mínimas normas de convivencia. Sin embargo, no siempre ocurre así. Ni aquí ni en otras zonas. Esta son algunas cuestiones de la vida diaria que hacemos mal y deberíamos de corregir:

Limpieza urbana: Aquí hay varios aspectos a corregir. Siguen siendo muchos los vecinos que sacan la basura a los contenedores fuera de los horarios autorizados. Y peor quienes dejan los residuos fuera de ellos. O los que sacan las bolsas y las dejan tiradas en la calle, más si son establecimientos hosteleros con restos de comidas. También están quienes sacan a la calle mobiliario y lo dejan abandonado. Hay un servicio municipal encargado de la recogida de enseres. Tan sencillo como llamarles y atender la hora en la que se va a recoger el mueble que no se quiere. Aunque cada vez menos, siempre quedan los vecinos que tiran basura a la calle, especialmente colillas. Hay terrazas de bares donde se acumula la basura que dejan los clientes sin ser recogidas de forma inmediatas cuando estos dejan la terraza.

Los perros: Es cierto que cada vez son más los propietarios de perros que limpian con agua las necesidades que dejan en plena calle sus mascotas. Sin embargo, hay grandes manchas especialmente en las paredes de muchos edificios. Hablando de canes, la ciudad les deja para su paseo numerosos espacios públicos, incluso parques y zonas históricas que, por lógica, deberían de estar prohibidas, como el parque arqueológico en Varela o el foso de Puerta de Tierra. Aquí no se guarda, por parte de los dueños de los animales, el límite de la zona de paseo ni la obligación de llevar a los perros amarrados, con el riesgo que supone para el resto de los viandantes.

El ruido: Dicen que los españoles somos ruidosos. Será porque no se escucha cómo se desfogan muchos extranjeros, especialmente del norte de Europa, cuando vienen a nuestro país. En todo caso, sí es cierto que se chilla mucho en bares e incluso en restaurantes, con un tono de voz que molesta al resto de la clientela. Lo mismo pasa en los transportes públicos.

Respetar el paso: Hay una evidente falta de respeto a la hora de mantener el turno en la cola para subir al autobús, especialmente en algunas paradas de la ciudad. Y, curiosamente, son muchas personas con edad avanzada los que acostumbran a no respetar su turno de paso.

Carril bici: La ciudad cuenta con unos 20 kilómetros de carril bici a lo largo de toda la ciudad. Es una de las medidas de apoyo a la movilidad más importantes realizadas en los últimos años. Sin embargo, hay usuarios de la bicicleta que no usan este carril allí donde funciona y van por la zona peatonal, incluso a velocidades muy altas. Y no hablemos de los que van en patinete, ignorando al resto de los viandantes.

La estética de las fachadas: Hace más de treinta años el Ayuntamiento aprobó una ordenanza por la que se prohibía tender ropa en las fachadas de las fincas. Algo que no se cumple en muchos barrios de la ciudad.

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