Los cruceros miran a septiembre con la esperanza de salir a flote
Consecuencias del coronavirus en Cádiz
El puerto de Cádiz acumula casi dos millones de euros de pérdidas tras seis meses de parón en el sector
A la imagen del puerto de Cádiz le ha venido que ni pintada la presencia del megayate Azzam, el barco de recreo privado más largo del mundo. La ausencia total de cruceros en el puerto gaditano desde hace seis meses está dejando tras de sí pérdidas millonarias para la ciudad y para su autoridad portuaria.
Para el organismo que preside la ex alcaldesa Teófila Martínez, las pérdidas se cuentan ya por millones desde hace ya más tiempo del deseado.
Desde que entrara en vigor el decreto de alarma a mediados de marzo, las navieras de cruceros han suspendido ya 146 escalas en Cádiz hasta el 31 de agosto pasado. Y, lo peor, es que ni están ni se les espera, de momento.
Y si el ambiente sigue igual y el único que toca el cantil del Muelle Ciudad es el jeque con su Azzam, se prevé que la suspensión decretada por el Gobierno de España por culpa del coronavirus podría llegar a afectar a 299 buques turísticos. Cabe recordar que la previsión de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) hablaba de 322 atraques a lo largo de 2020, de los que sólo 23 llegaron a atracar en la ciudad antes del estado de alarma.
Fuentes del sector cuantifican que las suspensiones ya consumadas hasta el 31 de agosto han provocado una merma en los ingresos para la APBC que supera los 1,8 millones de euros. Y si la tónica sigue siendo la misma y nada remedia la situación, la acumulación de atraques suspendidos puede dejar al puerto de Cádiz con un agujero económico de más de 3,5 millones de euros.
Eso sin contar con las perdidas que supone para la hostelería y para el comercio gaditano, que acumulará igualmente la falta de ingresos que supone la ausencia de turistas llegados por mar por las calles de Cádiz.
Las escalas de los cruceros tienen un importante impacto económico en el entorno ya que el gasto medio por crucerista y día en el puerto de escala se establece en 40,6 euros, según un estudio de la Junta de Andalucía. Eso se traduce en unas pérdidas para la ciudad que superarían los 20 millones de euros.
Las navieras han dejado pasar un verano con sus buques atracados y repartidos por distintos puertos del mundo y confiaban en que el otoño podía ser el momento de levar anclas y retomar sus rutas o adaptarse a esta nueva normalidad que ha impuesto el covid.
A las navieras les va la vida en ello, ya que una navieras como MSC que cuenta con una flota de 15 barcos puede estar perdiendo al menos 240 millones de dólares al mes.
Por esa razón andan muy pendientes de las estadísticas de los contagios y se atreven a experimentar con fórmulas que podrían ser las definitivas, al menos durante el tiempo en el que el covid deje de ser titular de primera página de los periódicos.
La firma Healthy Gateways ha elaborado una guía pos covid, donde se detalla a operadores de cruceros y puertos las medidas de seguridad y de prevención a bordo para conseguir que el crucerista recupere la confianza en el sector.
En esta guía, por ejemplo, se destaca la necesidad de que los barcos deberán contar con espacio libre disponible para poder aislar individualmente al 5% de los pasajeros y al 5% de la tripulación a bordo cuando no sea posible desembarcar.
Mascarillas, geles, distancias de seguridad, continuos test covid se suman a la recomendación de eliminar, por ejemplo, cualquier artículo que no pueda ser limpiado o desinfectado así como evitar todas las operaciones de autoservicio de alimentos, con lo que se diría adiós a los populares buffet. A su vez, se desaconseja el funcionamiento de las piscinas cubiertas, el número de bañistas debe ser limitado y las bañeras de hidromasaje pequeñas deben ser utilizadas por solo aquellos que comparten camarote.
En cuanto a las rutas, éstas serán más cortas de lo habitual y recorrerán sólo puertos de un único país o, como mucho, de países cercanos que gocen de la confianza de las autoridades sanitarias. Y entre otras circunstancias se habla de prohibir el desembarco de la tripulación en los puertos de escala para evitar así, en la medida de los posible, los contagios.
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