La degradación del Paseo Marítimo de Cádiz... con el verano a la vuelta de la esquina
Más allá de las farolas y las balaustradas que se pintan cada temporada, una de las vías más transitadas de la ciudad necesita importantes obras de mantenimiento
Las imágenes del mal estado del paseo Marítimo de Cádiz
El tiempo no es lo que era y la temperaturas agradables que se disfrutan en Cádiz más allá de la temporada estival, incluso en estos días de algo más de frío (que no mucho), animan a darse una vuelta por el Paseo Marítimo e incluso tomar el sol en la playa.
Este uso más intenso del Paseo una vez concluida su temporada alta del verano, pone más en evidencia los achaques que tiene esta vía urbana, una de las más transitadas de la ciudad y más desde que se peatonalizó, carril bici incluido, en el tramo entre el Hotel Playa y la muralla de la Cortadura.
Es norma municipal comenzar a adecentar el Paseo a partir del mes de mayo, o incluso junio, cuando comienzan a pintarse las farolas y la balaustrada. Sin embargo, de ahí no se pasa y teniendo en cuenta que este equipamiento urbana cuenta ya con casi cuarenta años de existencia (las viejas casetas de mampostería comenzaron a derribarse en abril de 1984), es cada vez más evidente que es necesario una modernización en profundidad del mismo.
Ya el gobierno municipal indicó hace unos meses a este Diario que en el próximo mandato, tras las elecciones de mayo y si ganaba la actual coalición de gobierno (pues se desconoce todavía el programa electoral del resto de las formaciones en este tema), se iba a afrontar obras en profundidad en el Paseo. Un compromiso pendiente de fijar calendario y financiación. Y de prioridades. Ya hace dos años se anunció que se iban a cambiar las viejas farolas más cercanas a la línea de viviendas, por otras con un diseño más de acorde con el entorno.
Con todo, el mal estado del Paseo, claramente perceptible con un simple recorrido por el mismo, debería de obligar al Ayuntamiento a ejecutar obras de forma inmediata. Trabajos de mantenimiento en condiciones más allá de la pintura anual, que al menos mejore algo la imagen de la zona. Una imagen en beneficio de una ciudad que cada vez recibe a más visitantes fuera de temporada y que se llevarán una mala fotografía del que es uno de los grandes balcones de Cádiz.
En el recorrido por el Paseo se localizan varias farolas dañadas, en las que ha desaparecido algunos de los focos o con un grado de oxidación en la estructura que hace temer una caída de los mismos; igualmente son centenares las losas que están ya quebradas e incluso, algunas, parcialmente levantadas con lo que ello supone de riesgo de caída para los viandantes. Es cierto que todo el enlosado de hace cuarensta años necesita una renovación, pues se le ve gastado y descoloridos, pero mientras que este proyecto global no se ejecuta sí sería necesario actuar de forma parcial.
En la zona más cercana del Paseo al Hotel Playa hay un evidente hundimiento del suelo, en un tramo, y de un deslizamiento del muro cada vez más evidente, que hace que la balaustrada se encuentre separada del piso del Paseo algunos centímetros. Visto desde el Paseo hacia la arena, se ve claramente como hay un tramo del muro que sobresale respecto a su alineación original.
Los bancos, que se renovaron hace unas dos décadas y son de piedras, tienen, en algunos casos, grietas, mientras que las estructuras de hierro en los accesos a la arena hace ya años que no ven un bote de pintura roja.
Pendiente de la prometida reforma integral, el firme del Paseo ofrece al viandante tres diseños diferentes: el original elegido en 1984, el que ha ocupado la vía carretera para el paso de peatones y bicicletas (y un número demasiado abundantes de coches que siguen metiéndose en este viario) y las viejas losas de 36 tacos cercanas a la línea de las edificaciones de la zona.
El tramo del Paseo entre el Hotel Playa y el cementerio se mantiene en mejor estado pues el diseño que se eligió en su día era más sencillo que mantener que la zona hasta Cortadura. El Ayuntamiento, además, ha iniciado el proceso de eliminación de la vieja balaustrada de ladrillo y piedra ostionera entre el cementerio y la muralla de Puerta de Tierra, existentes desde hace más de sesenta años y que se está sustituyendo por un balcón acristalado que mejora la visión de la playa y el mar.
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