El despertar de las pensiones

Los hospedajes más tradicionales sobreviven en Cádiz gracias a su aclimatación a los tiempos Los pisos turísticos se convierten en la principal preocupación de los administradores de estos antiguos establecimientos

Las P de pensión son fáciles de encontrar en calles como Marqués de Cádiz.
Las P de pensión son fáciles de encontrar en calles como Marqués de Cádiz.
Manuel Galvín Serrano Cádiz

27 de agosto 2016 - 01:00

La historia de una pensión se escribe sola. Sus huéspedes hacen el resto con sus preocupaciones, sus escapadas, sus intrigas. Los muros de una pensión acaban por ser de otra pasta. Si bien atrás queda la mística de la pensión de luz lúgubre, casi anclada en un universo hípster amante de la mugre y lo antiguo. Eso ya no existe, las pensiones ya no son de mala muerte, tal como Charles Bukowski describiera con la más sucia de sus sinceridades. Hoy no son más que un hospedaje donde dormir a un precio menor que un hotel y donde el baño se comparte con otros viajeros. Pero, cuestión de gustos, hay una cantidad inimaginable de personas que necesitan sentirse nómadas acudiendo una y otra vez a estos lugares ligados a la improvisación. Al fin y al cabo, un refugio más hogareño que al mismo tiempo tiene un perenne espíritu transitorio.

La mayoría de pensiones del centro gaditano son de una antigüedad a tener en cuenta. Aunque buscar hoy un ambiente de los 80 en ellas es inútil, pues en su mayoría están arregladas y adaptadas a los nuevos tiempos. La calle Plocia, antigua calle transitada por marineros, trabajadores madrugadores de Renfe y viajeros de ferrocarriles y barcos, era un continuo fluir de itinerantes. Un cartel en amarillo con una tipografía roja, con cierta apariencia añeja, anuncia "Camas" en grande. Es la de 'Las Cuatro Naciones', una pensión de lo más típica, que hoy se esconde tras unos andamios por obras en la fachada de la finca donde se encuentra, y cuya entrada sí que traslada a otra época. Tras subir una planta, espera una puerta con mirilla anacrónica y un timbre cuya indicación guía a despistados. Al otro lado, espera Francisco Javier Moreno, quien en plena faena de cambio de sábanas atiende a Diario de Cádiz. No le va mal, mantiene su clientela fija y pese al paso del tiempo consigue sobrevivir con un estilo marcado. "Hace unos años había más mochileros que antes. Ahora estos chavales buscan otro tipo de local, tipo hostel. Cuando se llenan, vienen aquí. Cada vez los requisitos de la gente van aumentando más. Pero lo normal es que la gente se adapte", explica Francisco Javier Moreno.

Eso sí, resalta que "a veces la gente no sabe lo que quiere". Y matiza: "no saben diferenciar entre lo que es un hostal y una pensión". En realidad, la diferencia es nimia, por no decir inexistente. Por ejemplo, en las pensiones se suelen compartir los baños, mientras que en los hostales se suele contar son servicios privados. Pero ambos tienen como carta de presentación que son más baratos que un hotel. A veces el tipo de público que llega a Cuatro Naciones es desenfadado y algo atolondrado. "Hay chavales que no traen ni documentación porque se les ha olvidado en su casa, es una historia. No es cuestión de dejarlos en la calle, pero por exigencia tengo que pedir el documento a todo el mundo", aclara. Para él no hay un verano más fuerte que otro, "el andamiaje ha quitado muchísimo a la gente que viene. Clientes de todos los años me han dicho que no me ven por culpa de los andamios. Pero dejo la puerta abierta de abajo y ven que estamos funcionando". Aquí un anuncio deja a las claras que se paga por anticipado y en una ventanilla de PVC con un dálmata de escayola dando la bienvenida, un cartel informa sobre unos precios que rondan los 38 euros.

Un poco más allá de San Juan de Dios, la calle Marqués de Cádiz es uno de los centros neurálgicos de las pensiones en el casco histórico. Allí se encuentra Hospedería Marqués, una casa palacio de las de Cádiz reformada para la ocasión. En una mezcla del encanto del ayer y el modernismo necesario para avanzar, José Ramón regenta esta pensión desde hace décadas. Él es cordobés, llegó a Cádiz hace 28 años y decidió apostar por este negocio. "Antes se llena una pensión que un hotel", una máxima que siempre tuvo clara para sacar adelante su establecimiento. Es final de agosto pero el flujo de personas continúa. Los manojos de llaves sobre la mesa, las cuentas hechas y por hacer, las bolsas de sábanas listas para la lavandería, imágenes de un estío que se va pero que hasta el último suspiro deja su huella en esta pensión. Para José Ramón no hay prejuicios en torno a una pensión y cuenta que al final todo se reduce "a lo que te quieras gastar". Lo más barato aquí son los 35 euros con baño compartido y lo más caro llega a los 65 euros. A final de esta semana, Hospedería Marqués estaba con casi todas las habitaciones ocupadas, pues los llenos absolutos ya se vivieron en recientes fechas. "Los negocios se han convertido en oferta y demanda", y admite que las exigencias del cliente están cambiando. La competencia que le rodea en su calle no le supone un agravio. Tras muchos años, las diferentes pensiones conviven unas con otras. "Ahora triunfan mucho los hostel que se meten diez personas en una misma habitación", admite. Pero el enemigo común para él es otro: los pisos turísticos. Y sobre el turismo ascendente en Cádiz avisa: "aquí se está apuntando todo el mundo al carro del turismo y esto puede acabar malamente. Se puede masificar y puede acabar muy clandestino. No es muy normal que un piso de la comunidad de una finca lo estén explotando para uso turístico".

Más abajo o más arriba de la calle, según por donde se venga, está la pensión España. Posiblemente, una de las más codiciados por los foráneos. Con una entrada peculiar, diferente y atractiva, introducirse en la pensión España supone un soplo de historia, que permite dejarse llevar por la mente hacia otros tiempos. El destino de esta casa palacio lleva décadas ligado a acoger a desconocidos con secretos en sus maletas, ya que antes de ser pensión, fue una fonda.

"A la gente le encanta. Patio, azotea, habitaciones, todo es muy celebrado por los huéspedes. Gustan muchísimo los detalles como los azulejos antiguos y el suelo hidráulico. Hay clientes que lo ven y le dan mucho valor y otros que no. Pero suelen darle valor", sostienen. Los precios tampoco varían de lo que propone el resto. Entre 25 y 80 euros cuesta dormir en una de las pensiones con más embrujo de la capital. Además, es un local muy activo en internet a través de plataformas como Booking y TripAdvisor, lo que les permite estar en primera plana. "Básicamente nos sirven para que los clientes dejen a título personal su opinión en la web", garantizan, y reconocen lo indispensable que es ser visibles en estas páginas. Sin embargo, lo que más le ocupa el tiempo a todo negocio hotelero es ganarse la confianza y comodidad del público, y así ganarse la codiciada fidelidad. "Si es cierto que hay gente que pasa por la pensión, toma nota y suele repetir", añade. Nacionales y extranjeros, más los primeros que los últimos, completan los meses más fuertes de este lugar. Usuarios fieles que conviven con los de otros locales, cada cual con sus viajeros leales.

No obstante, pese al verano lleno de positivismo en los negocios de la ciudad, en la pensión España subrayan que ahora les supone más esfuerzo colgar el cartel de completo. "Si da la sensación que ahora cuesta más trabajo que antaño alquilar las habitaciones. También es verdad que ahora hay más oferta. Son muchos los hostel y pensiones que han abierto. A estos se suman los numerosos apartamentos turísticos que ahora cada vez proliferan más, entonces se hace mas difícil. Pero imagino que entonces hay más turismo en la ciudad de Cádiz. Creo que el turismo ha crecido en los últimos años, de ahí que nosotros podamos seguir completando y el resto también", señalan desde este local.

Por otro lado, contra los apartamentos turísticos existe un cierto recelo en el mundo de las pensiones, algunos dudan de que la ley haya encuadrado bien a estos pisos en el sistema. "Los apartamentos turísticos siempre y cuando también paguen sus cuotas no serán rivales ni competencia. Si no lo hacen, claro que es para tenerlo en cuenta. Porque nosotros estamos aquí pagando impuestos. Sería competencia desleal", sostiene.

Reformada desde el 2000, pensión España es uno de esos sitios para sentarse y contemplar las azoteas de Cádiz desde su terraza, para así fantasear con la historia gaditana a través del laberinto de torres miradores. Asimismo, esta es una de las zonas más celebradas por los turistas porque pueden vislumbrar como privilegiados la cúpula y las dos torres de la cercana Catedral de Cádiz.

"Cerramos en temporada baja. Concretamente, en los meses de noviembre, diciembre, enero y quedamos a las expensas del Carnaval. Se vuelve a abrir el mismo viernes de la final del Falla. El pistoletazo de salida de nuestra temporada lo dan el Carnaval y la Semana Santa. Para el concurso no se abre hasta el día de hoy", manifiestan.

A pesar de que podrían escribirse líneas y líneas sobre las anécdotas en estos rincones, recopilarlas es una tarea casi imposible, también por respeto a la privacidad de los usuarios. "Cuesta contar alguna de tantas, las hay para bien y para mal", ratifican desde pensión España. No muy polémicas pero sí curiosas, hay ciertas crónicas para narrar sobre este hospedaje. Por ejemplo, una historia de amor con la ciudad. "Un escritor inglés ha comprado una casa con torre mirador en Cádiz y la está arreglando de lo que le gusta Cádiz. Era un cliente que venía aquí desde hace cinco años y ahora mientras arregla la casa se queda aquí", relatan. Incluso es parada casual para enamorados. "Hay parejas que pasan y se hacen fotos, les impresiona. Incluso novios recién casados vienen aquí a hacerse fotos, se las hacen en el patio, en la escalera. Es todo improvisado, de pasar por aquí y meterse dentro", aseveran en esta pensión.

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