El día después del desalojo
La solución para Antonio y Ana puede llegar con una vivienda ofrecida al Consistorio, a la espera de solucionar cómo se pagaría el alquiler.
No pudo ser. La familia Moreno Benítez fue desahuciada el pasado lunes, pero ayer la edil Ana Fernández pronunciaba la palabra "éxito" unida a otras dos: "movilización ciudadana". "El Ayuntamiento hizo todo lo que pudo y no sólo el lunes, ya la semana anterior estuvimos realizando gestiones para paralizar el desahucio. Finalmente, no se pudo parar a través de las distintas vías que abrimos. Pero sí vemos que la movilización ciudadana ha tenido éxito, ya que una persona, que quiere mantener el anonimato, se puso en contacto con nosotros tras ver las imágenes del desahucio, con el propósito de ofrecerle a la familia una vivienda en alquiler social". "La movilización popular -apostilló- ha dado resultados".
Por el momento Antonio, Ana y su hija de 16 años siguen hospedados en una pensión del centro, pero "pronto", según aseguró Fernández, se mudarán a la casa que les ha ofrecido este ciudadano anónimo. "Antes hay que cerrar el tema del alquiler y el de Asuntos Sociales, pero se trasladarán pronto", recalcó.
Una solución que debería llegar en los próximos días para poder dar carpetazo a esta historia. En la tarde de ayer, Antonio Moreno y Ana Benítez se disponían a ver la vivienda de un dormitorio que les habían ofrecido. Antes, descansaban ya más relajados en la pequeña habitación en la que se hospedan a la espera de que fructifique la búsqueda de un nuevo hogar. Un cuarto con una cama doble y dos individuales, y un pequeño aseo es todo lo que tienen. En un armario guardan algo de comida y la poca ropa que se han podido rescatar. "A lo mejor es para bien", cuenta Ana con la esperanza de que las promesas se hagan realidad.
Sin embargo, a pesar de que en algunos momentos mostraban algo de buen humor, Antonio echaba la vista de lo que ha significado el piso de Benjumeda, 35. "He dejado mi vida y la casa en la que han nacido mis hijos", apunta.
Después de una salida precipitada del hogar, la noche es el momento en el que se paga toda la tensión de la jornada. La cama es el lugar donde se descarga todo. Antonio, con su cuerpo débil y delgado, es muy claro: "Tengo los muelles en las costillas". De hecho, reconocen ambos que apenas han podido conciliar el sueño.
Antonio no quiere verse estigmatizado por el desahucio que ha sufrido y se siente con la conciencia tranquila. "No he cometido ni un crimen ni he robado. Solo me han echado de la casa, como un buen ciudadano. Yo no quería montar un espectáculo y cuando llegaron a la casa, yo les di mis llaves y quitaron el bombín de la puerta".
A la pareja se le llena la boca cuando hablan de la actuación del alcalde, José María González, para intentar paralizar el desahucio, aunque no lo consiguió. De hecho, relatan ambos que ayer se lo cruzaron en el entorno de la plaza de las Flores. "Me ha asegurado que el día 1 tengo una casa. Mi hijo se abrazó al alcalde y le dijo que se iba a arreglar", explica Antonio .
Y es que, según Ana, "llevo dos años con esto y la alcaldesa -por Teófila Martínez- no me ha atendido. Cuando íbamos a la asistenta social, siempre nos decía que faltaba un papel. Eso era jugar con nosotros". A esto, añade Antonio que "cuando fuimos con Sandra -su intermediaria con Podemos-, nos atendieron como a unos señores".
Un aspecto que recalca Ana en la conversación es que durante todo este tiempo ha intentado evitar los Servicios Sociales. "Mientras que he podido pagar, no he querido molestar a la asistenta", asegura. Esto viene al hilo por la ayuda que recibió a principios de año la familia para marcharse a otra vivienda en la calle Adolfo de Castro, tal como aseguraron fuentes cercanas al Ayuntamiento.
Ana afirma que "el Ayuntamiento nos ofreció 600 euros" para marcharse a este piso. "Cuando fuimos a ver la casa, lo aceptamos. Era un tercer piso. Cogimos los 600 euros, pero en la Cámara de la Propiedad nos pidieron un fiador. Además, yo tenía que poner 300 euros. En el momento que nos pidieron un fiador, desistimos en el intento de irnos a la casa. Mi hijo podría haber sido el fiador, pero en ese momento no trabajaba. Ahora sí tiene trabajo", argumenta. Asimismo, señala Ana que el estado de la vivienda no era el más idóneo para irse a vivir, aunque "mi hijo dijo que se encargaba de arreglarla". Al final, los 600 euros fueron destinados, según Ana, a pagar los recibos de la luz que tenían pendientes.
De todas las pertenencias que ha dejado en el bajo de Benjumeda, 35, afirma Antonio que "los muebles se van a quedar todos allí. Puedo ir a la casa, pero solo va a ser para coger cuatro cosas personales y los papeles". El resto le sobra para poder empezar una nueva vida.
A pesar de todo, y mientras se busca una solución, Antonio solo tiene buenas palabras para todas aquellas personas que han intentado ayudarle. "Yo estoy súper agradecido al pueblo de Cádiz. Le doy las gracias de corazón. He recibido un apoyo que no esperaba. No pensaba que hubiera tanta humanidad y se han portado conmigo como unos caballeros".
Una humanidad que su pareja Ana refleja en el apoyo que han recibido de un ciudadano anónimo. Asegura que "un hombre nos ha ofrecido alimentos", aunque no ha sido necesario, ya que comen diariamente gracias a la ayuda que reciben de la Asociación Provincial de Pensionistas y Jubilados de Cádiz, situado en la calle Rosa. Junto a esto, también les dijo que "su no teníamos una casa antes del día 1, nos pagaba la pensión".
Tras casi 30 años de vida en la calle Benjumeda, Ana, buscando el lado positivo, cuenta que en la pensión "no está malamente". Pero esta pequeña habitación no es el lugar para que la familia Moreno Benítez pueda arrancar con su nueva vida. Un punto y aparte que iniciarán Antonio, Ana y su hija cuando tengan un hogar.
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