El día que mataron al rebelde Maceo
HISTORIAS DE CÁDIZ
Letras de burlas en el Carnaval de 1896 contra el famoso insurrecto cubano
Alegría popular al llegar la noticia de su muerte en Punta Brava
Brindis en Círculos y Casinos

Cádiz vivió con gran intensidad la guerra de Cuba. Los muelles gaditanos eran el punto principal de partida y llegada del comercio con la Gran Antilla y al comenzar la definitiva guerra de Cuba, con el llamado Grito de Baire en 1895, el tráfico comercial marítimo quedó reducido a la mínima expresión. La ayuda de Estados Unidos a la causa independentista terminó por cerrar el comercio entre la península y Cuba.
El muelle gaditano pasó a ser el principal de la península para el envío de tropas a Cuba y posterior repatriación. Los gaditanos acudían en masa al muelle para despedir y animar a los soldados enviados a la guerra. El embarque de los distintos regimientos constituían una fiesta patriótica, pues todos, absolutamente todos, estaban convencidos de la rápida victoria de las tropas españolas. “ mientras haya en España pesos duros y soldados, nos se quedarán con Cuba esos insurrectos ingratos”, cantaban a coro los soldados del Regimiento de Cazadores de Tarifa en el muelle de Cádiz poco antes de su partida hacia Ultramar.
En febrero de 1896 todas las agrupaciones del Carnaval de Cádiz hicieron referencia en sus coplas a la guerra de Cuba y a la segura victoria de las tropas españolas. Pese a que los principales líderes de la insurrección cubana eran José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo, era este último el objeto de todas las chanzas, bromas y comentarios despectivos.
Maceo era un mulato conocido en toda España por haber rechazado la Paz de Zanjón y no admitir las condiciones impuestas por el Gobierno español. Perseguido por las autoridades escapó de Cuba, volviendo en 1895 para ponerse al frente de todos los insurrectos.
Las crónicas del Carnaval de 1896 reflejan las bromas y chanzas sobre el rebelde Maceo. En particular las guajiras de la comparsa Los Claveles, de Antonio Rodríguez, el Tío de la Tiza, con “sus burlas sobre el insurrecto Maceo”.
Estas letras, publicadas por Javier Osuna en su libro sobre El Tio de la Tiza, decían por ejemplo:
“”Ya ve usted Maceo
que hombre será
que hace treinta años
con exactitud
me cuenta mi abuela
que el muy avestruz
en la plaza de San Antonio
estaba dando betún”
“ Me mandan de la Habana
un retrato de Maceo
se lo digo con franqueza
que no he visto nunca
un tío tan feo”
“Tiene unos ojillos
que son dos cajetas
y unas orejillas
que son dos maletas
parece mentira en mi opinión
que semejante tipazo
juegue con nuestra Nación”.
Mientras tanto, las noticias de la guerra de Cuba llegaban a nuestra ciudad con cierta rapidez. Diario de Cádiz había contratado el entonces novedoso Servicio Telegráfico y los sucesos de la guerra eran publicadospor nuestro periódico con mucha más antelación que las noticias oficiales del Gobierno. Los ejemplares de Diario de Cádiz eran llevados a Sevilla, por ejemplo, y expuestos en algunos escaparates para que el gran público conociera detalles de la insurrección cubana y del estado de los miles de soldados enviados desde la península.
A comienzos del mes de diciembre de 1896, los telegramas enviados a Diario de Cádiz informaban que las tropas del Batallón San Quintín perseguían la partida del “mulato Maceo” y que éste se había escapado acompañado de “su amante, una hermosísima mujer blanca”, pero que era perseguido muy de cerca.
Por fin, el 10 de diciembre llegó la noticia tan esperada, “La Gran Noticia”, titulaba Diario de Cádiz; “Maceo muerto”. El día 8 de diciembre, en Punta Brava, a cinco kilómetros de la Habana, el llamado por los suyos “El Titán de bronce”, en un ataque de una compañía de San Quintín al mando del capitán Francisco Cirugeda, resultó muerto al recibir dos balazos.
Esta noticia fue recibida en toda España con enorme alegría, ya que dada la categoría del personaje significaba un durísimo golpe para los insurrectos y hacía posible la firma de la paz.
En Cádiz la alegría se desbordó por las calles, Casinos y centros de reunión convocaron a sus socios para brindar por la muerte del cabecilla cubano. Hubo iluminaciones extraordinarias en el Casino Gaditano, Centro Mercantil, Cooperativa de Gas, Círculo Conservador y varios domicilios particulares. El gobernador militar Fernández de Rodas acudió al Casino Gaditano para brindar con Champagne y pronunció unas palabras, Rafael de la Viesca, presidente de la entidad, también habló sobre la importancia de la muerte de Maceo, que podría dar lugar, dijo, a la pacificación de toda la isla de Cuba.
El domingo siguiente hubo manifestación popular por las calles de Cádiz, con banderas de España y carteles de ¡Viva España! ¡Viva el batallón de San Quintín! En perfecto orden recorrió las calles del centro acompañados de la banda de música del Hospicio. Destacó la presencia de muchas mujeres y muchos soldados vistiendo el traje de rayadillo, característico uniforme de los soldados de Ultramar. Los manifestantes acudieron al Gobierno Militar para expresar su apoyo a las tropas y se disolvieron en la plaza de San Antonio.
Todavía en la península se esperaba el fin de la guerra y la permanencia de Cuba como provincia española. Pero ya comenzaban los Estados Unidos a apoyar a los insurrectos y a mostrar su interés por apoderarse de lo que aquí se llamaba la “Perla de las Antillas”.
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