"Como dice El Brochi, el Cambalache es un bar de autor"

La historia de los 40 años del mítico establecimiento de Cádiz, que cierra a final de año, y de su carismático dueño se cristalizan en el libro ‘Der tirón’, de Aida R. Agraso y el propio Hassan Assad

El mítico Cambalache cierra sus puertas a final de año tras 40 años de actividad

Hassan Assad y Aida R. Agraso, autores de 'Der tirón', en el Cambalache.
Hassan Assad y Aida R. Agraso, autores de 'Der tirón', en el Cambalache. / Jesús Marín

Cádiz/En esta misma mesa donde hoy mantenemos una conversación a tres, se han sentado con gustosa disciplina “dos días en semana” durante todo un año Aida R. Agraso y Hassan Assad. Reuniones largas, “de varias horas”, en las que la periodista –“con mucha habilidad, es muy buena entrevistadora”– activaba los resortes de los recuerdos de un hombre que ha hecho de su negocio “una extensión de sí mismo”. Hassan y el Cambalache, el último bastión de la bohemia gaditana, son uno, y como uno se aparecen con toda claridad en las páginas de Der tirón, la cristalización de una extensa charla destilada por la pluma de la escritora que logra capturar el alma de 40 años de historia de un local, que cierra sus puertas a final de año, y, por supuesto, de su carismático propietario. “Como dice El Brochi (el amigo Ignacio Córdoba), el Cambalache es un bar de autor”, conviene la autora.

Pero cuando Aida emprende esta gesta, entonces no se sabía. Lo del cierre del Camba, digo. O, al menos, Assad no lo tenía cerrado en firme, aunque la idea de echar la baraja a su mítico establecimiento se dibujara con más nitidez conforme se iba acercando la fecha de su 65 cumpleaños, que celebra este 28 de diciembre. Pero lo del libro. Lo del libro es otra cosa. Lo del libro, que edita con mimo y cariño el sello Qbook, tiene un nombre y un apellido. “Erasmo Ubera”, mencionan casi a un tiempo.

Erasmo, autor carnavalero (sí, Erasmo de ‘Los borrachos’), como uno de esos intrigantes de comedia de Shakespeare, le comenta una noche a Agraso en el mismo local de José del Toro, “pues tú deberías de escribir algo sobre este sitio” para, unas cuantas lunas después, prender en Hassan la misma idea. “Y yo le dije sí, dile que sí, que estaría bien que lo hiciera, vamos que a mí me gustaría que lo escribiera, que der tirón”. El enredo estaba hecho.

Manolo Perfumo, Paco Gómez y Hassan Assad, en una presentación de un ciclo de jazz en el Cambalache en el año 1999.mbalache en el año 1999.
Manolo Perfumo, Paco Gómez y Hassan Assad, en una presentación de un ciclo de jazz en el Cambalache en el año 1999.mbalache en el año 1999. / Inma Andrade

Der tirón dijo Hassan y Der tirón se quedó. Porque der tirón fue también lo que pensó cuando en su Marruecos natal se le ofreció la oportunidad de obtener una beca para continuar sus estudios de Náutica en España; porque der tirón decidió quedarse en Cádiz y dejar de navegar de puerto en puerto en cuanto se cruzó en su camino Isabel, su mujer con la que comparte tres hijos; porque der tirón trincó las llaves del White Grey que le arrojó Maxi (“el mítico fotógrafo de boda”) cuando le dijo que “él estaba harto” de tener un bar (“entonces yo no sabía ni poner un cubata, yo sólo sabía de mar”); porque der tirón se decidió por quitarle la pátina rockera al local con el fuego de su afición al jazz; porque der tirón le dijo que sí a aquella primera hornada del talento gaditano (Chano Domínguez, a la cabeza) que quería ensayar en el bar; porque der tirón también aceptó los ensayos carnavaleros del Noly... Muchas frases propias, no en pocas ocasiones retorciendo el lenguaje con toda la intencionalidad, se identifican con Hassan Assad, pero der tirón es la filosofía que las sustenta.

Sí, que sí, que el “¡vamonooooo!” con el que cada noche el gaditano de Casablanca da puerta a la clientela está en libro, “y en un sitio muy especial”, nos descubren los autores abriendo la obra por la página... “Pero no lo vayas a poner todo, que tenemos planeado vender muchos ejemplares”, ríe el alma del Cambalache que todavía se maravilla de la capacidad de su biógrafa para haber cosido las partes de este puzzle donde caben “muchas de las historias que han sucedido en los 40 años del bar, la historia vital de Hassan, un apartado con una recopilación de sus mejores expresiones y también otra parte con testimonios de clientes reconocibles del Cambalache (Ruibal, el Gómez, Chipi de la Canalla...) y, también, que nos hemos divertido mucho con eso, otro capítulo de las leyendas de lugar. Es decir que le he pedido a la gente que me contara algo que supieran del Cambalache, que les hubiera llegado que pasara aquí, y luego le preguntaba a Hassan si eso fue verdad, si no lo fue o en qué medida lo fue”, resume.

Y es que la escritora ha encarado la preparación de Der tirón “como un trabajo periodístico muy serio”. Entrevistando, contrastando y dando contexto, además de escribiendo, claro. “No, no siempre ha sido fácil. Decimos un año de conversación pero, en realidad, sería un año y nueve meses sumándole el tiempo de trabajo limpio”, hace la cuenta la autora de Media sangre en la que, por cierto, habla del barrio del Avecrem al que adora y se adscribe Hassan, “el mejor barrio de Cádiz”, sentencia el hombre cuya infancia en Marruecos también aparece retratada en el libro.

“Había que empezar por el principio y, como te decía, el Cambalache es una extensión del propio Hassan así que había que contar de dónde venía y cómo llega a Cádiz y, por supuesto, contar con Isabel y con sus hijos. Es más, te diría que quien mejor explica por qué Hassan se aficionó al jazz son sus hijas en un capítulo del libro precioso”, recomienda Agraso que asegura que “la mayor satisfacción” que se lleva con esta obra “es que a la familia de Hassan le ha gustado, de hecho, antes de mandarle el libro al editor se la dimos a ellos para que lo leyeran, para mí era importante que lo vieran bien”, confiesa.

El Noly en la trastienda del Cambalache durante un ensayo de la chirigota 'Las que salieron del bote' del año 2005.
El Noly en la trastienda del Cambalache durante un ensayo de la chirigota 'Las que salieron del bote' del año 2005. / Kiki

Y es que son muchas las situaciones –más o menos quiméricas– las que han sucedido entre las cuatro paredes del emblemático negocio. “Y hasta lo que no se puede contar, Aida ha sabido contarlo de una manera que sin decirlo, lo ha dicho”, asegura el alma del Cambalache, a lo que la escritora apostilla, “pero que a la gente le quede claro que el objetivo de este libro es que todo el mundo se sienta bien con él, que cuando lo lean recuerden los buenos momentos que han pasado en el Cambalache, todo desde el buen rollo, vamos”, ríe.

Como aquel día que entró Risto Mejide con Chipi de la Canalla y el segundo se llevó el foco de atención; como cuando todo el bar recibió a Miguel Ríos con un “¡bienvenidoooo!”; como la noche en que Bobby Keys (saxofonista de los Rolling Stones) tocó en el Camba con el cante de Manolo Gago;como aquella primera etapa donde abría noche, tarde y mañana (“¡seis meses nada más!”) y puso de moda “los croasáns calentitos para el desayuno”; como esa ocasión en la que se fundieron los plomos cuando tocaba un grupo que no le gustaba a Hassan; como muchas de las primeras veces de tantos artistas del flamenco, del jazz, de la literatura y del carnaval gaditano; “como cuando...” “Es que cada noche del Cambalache está abierto a lo inespertado”. “Y es que tres cuartas partes de Cádiz, mínimo, ha pasado por aquí... ”, intentan los autores encontrar explicación a todo lo que ocurre en el Cambalache y que está contenido en Der tirón o, al menos, lo justo para desatar “la propia memoria, los recuerdos propios que cada uno tenga del lugar”. 

“Pero para mí, la clave en realidad ha sido el respeto. Yo he tratado a todo el mundo como el mismo respeto, me da igual un alcalde que un vecino que un artista, todos por igual, eso sí, si alguien se falta el respeto a sí mismo, entonces sí he tenido vía libre para cogerlo y echarlo a la calle. Pero, bueno, mi orgullo es que creo que todo el mundo tiene un buen recuerdo de esto. Yo, incluido, que lo voy a echar mucho de menos”, reconoce.

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