Lo que dijo de Cádiz el autor de 'La Sirenita' tras hospedarse en la ciudad: "Nada digno de mención ofrecía al forastero"
El hotel Las Cortes de Cádiz descubre una placa en honor al escritor danés que se alojó en la antigua Fonda de París
Una calle pendiente en Cádiz para Alfonso X El Sabio
Este martes, 10 de diciembre, ha tenido lugar el acto oficial de descubrimiento de una placa conmemorativa en honor a dos figuras ilustres que en el siglo XIX fueron huéspedes destacados de la entonces Fonda de París, actual Hotel Las Cortes de Cádiz: el célebre escritor danés Hans Christian Andersen y el decimoctavo presidente de los Estados Unidos, Ulysses S. Grant.
Esta placa, que recoge los rostros de ambos insignes huéspedes, ha sido elaborada por el escultor Raúl Fernández Pérez, quien con esta obra pone en valor el vínculo histórico de la ciudad con personalidades de trascendencia internacional.
El evento se ha desarrollado en el mismo Hotel Las Cortes de Cádiz, un lugar emblemático que ha sabido conservar y celebrar su rica historia. La inauguración de esta placa no solo supone un homenaje a Andersen y Grant, sino también un reconocimiento al legado cultural y patrimonial de Cádiz como destino acogedor y de relevancia histórica.
La opinión de Andersen sobre Cádiz
En el libro de Hans Christian Andersen 'Viaje por España' se recoge un capítulo dedicado a Cádiz, ciudad que no impresionó al escritor si tenemos en cuenta las conclusiones que sacó tras su paso en el año 1862. En esta obra se recogen el danés dijo que "Cádiz me sorprendió por su extraordinaria limpieza, sus pintorescos edificios blancos y sus muchas astas de bandera; por lo demás, nada digno de mención ofrecía al forastero. Aquí no había ningún museo, ningún vestigio árabe de importancia; la muchedumbre de las calles no mostraba el carácter abigarrado que habíamos visto en Gibraltar; para nosotros, que veníamos de la costa marroquí, no había aquí nada nuevo ni nada exótico que nos sorprendiese; Cádiz no iba a agradarnos. Quizá nos hubiese gustado de haber llegado aquí por tierra, procedentes del norte; aunque una única maravilla sí la había: el mar fragoroso con sus gigantescas olas".
Algunas zonas de la ciudad sí le gustaron y así lo dejó anotado, aunque no se mostró deslumbrado, ni mucho menos: "la Alameda está bellamente situada y ofrece una hermosa vista sobre la amplia y despejada bahía, donde las altas olas luchaban contra el malecón; las gaviotas chillaban al volar por encima de las espumajeantes olas. Una multitud de embarcaciones de pesca, cual enormes pájaros con las alas extendidas, precipitábanse en dirección al puerto; barcos con las tremolantes banderas de las diversas nacionalidades esperaban anclados en la ensenada. En la Alameda vimos una larga fila de macizos de flores cercados por una reja, y en cada ángulo de la prolongada avenida, una palmera; tampoco faltaban aquí algunas estatuas. El viento soplaba bastante más frío que en África; sin embargo, todavía calentaba el sol, restaba algo de verano; pero Cádiz no llegó a despertar nuestras simpatías. Puede que la culpa fuese mía, o puede que de la ciudad en sí. Yo la contemplé desde la Alameda, desde el puerto, desde plazas y calles; la contemplé desde la ventana de mi hotel; en frente de mis narices vi gente que andaba por los planos tejados, extendiendo las cuerdas y colgando las prendas de ropa más innombrables".
El escritor danés es claro y mantiene que "de Cádiz no hay mucho que contar; fue un pobre comienzo del viaje de regreso a nuestro país, iniciado ya en Tánger. España, hasta el momento, no me había inspirado un solo cuento con que complacer los deseos de mi amado círculo de pequeños lectores". Aún así, pensaba que quizá él no fue capaz de descubrir sus encantos. "Estoy seguro de que Cádiz esconde materia para una novela, pero el forastero no la ve. Hackländer, en su amena descripción de su viaje a través de España, llamó a Cádiz: "reina del mar en velo de viuda", y por cierto, él, como yo, se refiere únicamente a la limpieza y blancura de las casas, a la perfección de sus balcones y a sus hermosas y sonrientes mujeres”.
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