La 'diligencia jurídica'
EL ANÁLISIS
El pasado mes de septiembre los medios de comunicación recibimos, sin saber muy bien a cuento de qué, un rapapolvo en forma de auto judicial por parte de la titular del juzgado de Instrucción Número 3 de Cádiz, Rosa María García Jover. Erigiéndose en garante de la ética periodística, la juez elevaba a argumento jurídico la praxis, la mala praxis, periodística. ¿Qué pecado habíamos cometido esta vez?
Consistía en que en el caso de las supuestas injurias vertidas por miembros del gobierno municipal contra la gestión de los ediles populares en los días en que se detectó agua contaminada en la barriada de Loreto podían -podían- haberse dado todos los malos hábitos que se le atribuyen al oficio, con una generalización bastante gratuita, desde tiempo inmemorial. Como motivo para archivar la denuncia, la juez aseguraba que podía -subrayemos el 'podía'- haberse dado la circunstancia de que los periodistas hubiéramos sacado de contexto -o por qué no habérnoslo inventado directamente- las declaraciones por las que los responsables municipales habían sido denunciados. Era curioso este argumento, ya que esos mismos responsables municipales no sólo no se habían quejado de lo que recogieron los medios de comunicación, sino que aseguraron que lo habían hecho fielmente.
Pese a ello, la juez entró a valorar lo que ella lamó la "diligencia periodística", que está sujeta a factores como "la premura de tiempo ante el cierre fatal de la edición de los medios tradicionales" (que es algo muy de las películas, pero tampoco muy exacto máxime si de lo que se trata es de una rueda de prensa que acabó a una hora adecuada para tener tiempo de elaborar la noticia), "el afán por la exclusiva o la primicia" (también peliculero porque la primicia en la era digital ya no es lo que era, pero en este caso un poco absurdo porque era una noticia que tenía todo el mundo), "la inevitable subjetividad de la confianza depositada en las fuentes" (tampoco aquí venía al caso hablar de fuentes cuando aquí no había ninguna fuente sino una comparecencia pública), "el sesgo u orientación política del medio" (todos los medios, tuvieran la etiqueta de azules o colorados, publicaron lo mismo sobre este asunto: las palabras que se dijeron en la rueda de prensa)... Y volviendo al pese a ello, concluyó la juez en el auto que su reflexión demostraba "cómo se pueden tergiversar los hechos a efectos de conseguir un titular impactante que permita un incremento en las ventas". El gremio abrió mucho los ojos leyendo este auto. Indudablemente, la juez no parecía saber mucho sobre cómo están las cosas actualmente en los medios de comunicación. Parecía más bien que estuviera enjuiciando a los periodistas de Primera plana, la película de Billy Wilder del año ¡1974!, que a la prensa de Cádiz de 2016.
El auto de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Cádiz parece situarse un poco más en el caso del que se está tratando y en su contexto, ya que el anterior auto hablaba de descontextualizaciones. Relata los hechos: el alcalde, el presidente de Acasa y el asesor del alcalde convocaron una rueda de prensa a la que se invitó a los vecinos de Loreto. Allí se dijo que los querellantes habían suministrado "a sabiendas" agua contaminada a los vecinos de Loreto. La frase será injuriosa o no, pero no tiene muchos matices para descontextualizarla. Sobre esa frase construyó la juez sus tres párrafos sobre su negativa visión de nuestra profesión. "La frase no refleja una mera sospecha -dice ahora el auto de la Audiencia-, sino que resulta categórica".
Continúa el auto que revoca el anterior en el apartado que podríamos llamar "diligencia periodística" sorprendiéndose de un archivo ' de initio' de la causa basándose, entre otros argumentos, en una posible "interpretación subjetiva del periodista" o "una declaración entrecomillada sacada de contexto". Y se detecta sorpresa porque no puede conocerse esa interpretación subjetiva "si no se practican las diligencias necesarias para el esclarecimiento de los hechos (…) la afirmación de dar agua contaminada a sabiendas aparece en varias publicaciones, no solamente en una, y la rueda de prensa se dio no solamente en presencia de medios de comuniación sino en presencia de todo aquel vecino que quiso acudir a la convocatoria, por lo que resulta viable la práctica de diligencias encaminadas a esclarecer qué es exactamente lo que se dijo y en qué contexto".
Si se añade que los tres querellados declararon en el juzgado que "lo que se dijo quedó fielmente reflejado en todos los medios de comunicación" y que se ratificaban en lo dicho no se sabe muy bien a qué vino la filípica de la juez a los medios de comunicación en su literario auto. Los periodistas estamos muy acostumbrados a que nos den palos, muchas veces con razón y otras sin ella, pero cuando te sueltan uno no con razón o sin ella, sino sin venir a cuento, también estamos en nuestro derecho, desde el respeto y en términos de defensa, de poner en duda -lo hace la propia Audiencia al hablar de un "archivo prematuro"- la oportunidad de alguna "diligencia jurídica" -quizá por tener un mal día, quién sabe- sin necesidad de enjuiciar en la crítica absolutamente a todos los jueces de la ciudad ni elevar a categoría las malas praxis que se puedan cometer en el sistema judicial como la juez hizo en su auto con el nada santo, pero tampoco demonio, oficio del vapuleado periodismo.
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