Discapacidad auditiva: las quejas que casi nadie escucha

Las administraciones públicas mantienen aún barreras que impiden hacer gestiones a las personas sordas o con discapacidad auditiva

"Nos sentimos aislados"

Los discapacitados auditivos encuentran dificultades para realizar trámites en algunas administraciones públicas.
Los discapacitados auditivos encuentran dificultades para realizar trámites en algunas administraciones públicas. / Julio González

Aunque desde hace unos años la sociedad va paulatinamente eliminando las barreras que dificultan la vida de las personas que padecen alguna discapacidad, fruto sobre todo de una mayor concienciación, aún quedan obstáculos imposibles de superar por este colectivo y que, por más que se denuncien, se mantienen en el listado de tareas sociales pendientes. Sufren esta circunstancia, por ejemplo, las personas con discapacidad auditiva, que en ocasiones ven frenadas muchas de sus tareas sociales o administrativas cotidianas y necesarias por la falta de herramientas, más de bien de voluntades, que les ayuden a superar su déficit auditivo.

Alejandro Sánchez Chanivet es el coordinador del Centro Integral de Personas Sordas de Cádiz, Albor, y tiene una discapacidad auditiva con grado de discapacidad reconocido de un 52%: “Hipoacusia bilateral profunda”, precisa. Mediante correo electrónico, Alejandro Sánchez relata a este periódico un largo listado de barreras que dificultan muchas de sus acciones diarias sin que el grueso de la sociedad, que no las padece, se entere. Como tampoco escuchan las quejas muchas administraciones públicas que nuestro interlocutor pone como ejemplo. Y si las escuchan, las despachan con leves disculpas.

Ocurre, sin ir más lejos, en centros sanitarios a los que Alejandro Sánchez acude con frecuencia: “He presentado reclamaciones a diversas entidades públicas y privadas por falta de accesibilidad para personas con discapacidad auditiva. Por ejemplo en Otorrinolaringología del hospital Puerta del Mar, donde no disponen de pantallas para avisar a los pacientes mientras otro servicios sí las tienen. Esto no tiene sentido porque uno de los perfiles de los pacientes de esta unidad es el de personas con pérdidas auditivas”.

“También presenté una reclamación -continúa AlejandroSánchez- en el centro de especialidades Salud Vargas Ponce, que sí disponía de pantallas de avisos pero el personal no la utiliza debidamente y llama a los pacientes por su nombre. Avisé que soy una persona sorda, pero no me hacía caso. Fueron los otros pacientes quienes me ayudaron, y sentí mucha impotencia, frustración y ansiedad porque entendía que era algo sencillo de realizar”.

No vive mejor experiencia Sánchez Chanivet en su centro de salud, el de la barriada de la Paz: “Cada vez que acudo a mi médico de cabecera o a enfermería, siempre tengo que recordarle que soy una persona con discapacidad auditiva porque siempre llaman a los pacientes por su nombre y siempre tengo que estar pendiente de los labios de las personas responsables porque, con frecuencia, se les olvida que poseo una discapacidad auditiva. Hay que destacar que en la sala de espera de cada consulta hay varias pantallas que se podrían utilizar para dar avisos, como ocurre en la sala administrativa de la planta baja, pero en las consultas no se utilizan y eso es inconcebible. Por supuesto que presenté reclamaciones y el personal entiende mi situación; sin embargo, el problema viene de arriba y de la situación económica. Obviamente solo recibí las respuestas con meras disculpas. A día de hoy, estoy en contacto con la trabajadora social para ver si es posible solventar estos problemas que llevan años sin solucionar.”.

Los problemas se reproducen también en otras administraciones, según el testimonio de Alejandro Sánchez, que relata sus dificultades en el centro de la Junta de Andalucía en la plaza Asdrúbal: “En las administraciones públicas los problemas son más graves porque, en mi caso, he acudido a la oficina de registro de Asdrúbal, donde disponen de pantallas con códigos personalizados para aquellas personas con cita previa y sin cita previa pero no está debidamente utilizado. Es decir, que algunos trabajadores utilizan las pantallas y otros, no porque llamaban por el código o por el nombre. Acudí a la recepción para avisar que soy una persona sorda y que debían usar las pantallas debidamente, pero ni caso. Incluso llamaron a personas que habían llegado después de mí y a las personas sin cita previa, por lo que tenía que insistir en la recepción para que me hicieran caso... Tuve que rendirme e irme de la oficina de registro sin solucionar mi problema y con la misma sensación que tuve cuando fui a centro de especialidades Vargas Ponce”.

El remate, según el testimonio de Alejandro Sánchez, le ocurrió en el Centro de Valoración y Orientación, donde, explica, acuden personas con distintas discapacidades y donde la cita previa hay que solicitarla por teléfono: “Acudí allí para preguntar cómo puede una persona sorda llamar por teléfono, y me comentaron que si podría hacerlo algún amigo o un familiar por mí. Les comenté que prefiero ser independiente y que tenían que ofrecer otra alternativa. Tras la reclamación, me ofrecieron un correo, que se considera contacto indirecto porque hay que esperar hasta que te conteste, para solicitar cita. La Junta de Andalucía tiene una web de cita previa, pero no para este Centro de Valoración y Orientación; Ni tampoco poseen un chat como muchas empresas privadas ya ofrecen. Este caso me parece inconcebible, sobre todo por el perfil de usuario que tienen”.

Allá donde encuentra una barrera, Alejandro Sánchez presenta una reclamación. Lo ha hecho en el hospital Puerta del Mar, en otros centros sanitarios... “Pero todas las respuestas que recibo son meras disculpas que no aportan soluciones”, lamenta.

“Estamos en 2024 y a día de hoy, las barreras de comunicación no han disminuido sino han aumentado debido al aumento de las llamadas telefónicas desde el covid, la falta de conciencia de las personas y el poco uso de las nuevas tecnologías, que hacen imposible la vida cotidiana de las personas sordas y/o con discapacidad auditiva”, concluye AlejandroSánchez.

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