Los doce mandamientos

El año del Bicentenario ha llegado y ya no hay lugar para las lamentaciones. Ahora es el tiempo de cumplir con una serie de requisitos básicos para que este año no sea un mal recuerdo

Los doce mandamientos
Rafael Navas / Cádiz

02 de enero 2012 - 01:00

¿Y ahora, qué? Esta es la pregunta que muchas personas se hacen cuando, por fin, ha llegado el 2012. Estas son algunas de las cosas que habría y no habría que hacer este año para que no pasase sin pena ni gloria o algo peor.

1 No usarlo para la pelea política. Las elecciones andaluzas son una tentación muy golosa para echar en cara al contrario cualquier cosa, pero el Doce debería quedar fuera del debate partidista no sólo hasta entonces, sino todo el año. Asunto de Estado. ¿Dónde quedó aquel pacto de todas las fuerzas políticas para no usar el Bicentenario como arma arrojadiza? Es el momento de desenterrarlo y grabarlo a fuego. La Historia retratará algún día a quien use el 2012 en beneficio de unas siglas.

2 Gestión unificada. La unidad de criterio es fundamental para conseguir el éxito de la conmemoración. Todo lo contrario a lo que ha sucedido hasta ahora, con cuatro oficinas del Doce con diferente color (incluso dentro del mismo partido). Así nos ha lucido el pelo. Se supone que la victoria del PP en municipales (con la Diputación incluida) y generales, a lo que podrían sumarse las autonómicas, debería ayudar a todo ello, pero cualquiera sabe.

3 No parar las infraestructuras. Ya no tendremos ni segundo puente ni alta velocidad para el 2012, a pesar de las vergonzosas promesas de quienes, a sabiendas, lo seguían asegurando hasta hace bien poco. Pero eso ya pertenece al pasado. Hay que seguir trabajando para que, al menos, quienes nos visiten en el Doce vean que esas infraestructuras no se han parado y acabarán llegando. Cuanto más puente haya terminado en 2012, mejor. Así algunos visitantes, ilustres o no, tendrán más ganas de regresar pronto.

4 Atender al visitante. El objetivo es que quienes nos visiten en el Doce, repitan y además se lo cuenten a otros. Para ello, es necesario que se vayan encantados con la ciudad y ahí el sector hostelero tiene mucho que hacer. Un cliente insatisfecho nunca vuelve. La modernización de los locales y el reciclaje del personal es importante, pero que los bares tengan wi-fi no es siempre sinónimo de simpatía. Esta reflexión también es aplicable a los comerciantes.

5 Enseñar el Doce. La Junta ha aprobado una norma según la cual la Constitución de 1812 deberá enseñarse en los colegios e institutos. Hay muchas formas de hacerlo. La labor de los docentes, siempre imprescindible, es clave para el futuro. Que no sea un tostón para los estudiantes.

6 No ensuciar. Parece ridículo tender que recordarlo y hasta causa rubor hacerlo. Pero hay que recordarlo, dada la afición de algunos descerebrados en esta ciudad. El cuidado del patrimonio y mobiliario urbano ha de extremarse en 2012 porque toda la ciudad es un escaparate. No ha de temblar la mano al aplicar a rajatabla las sanciones. Ojalá el Doce también sirva para educar en este sentido, cara al futuro.

7 Compartir el Doce. Cádiz es la gran protagonista de la conmemoración, pero toda la Bahía tiene que participar para que el éxito sea completo. Aunque el tiempo se ha echado encima, muchos municipios de la Bahía todavía tienen formas de implicarse en el Bicentenario, del que se pueden ver igualmente beneficiados. La Historia guarda sitio para todos.

8 Reclamar dinero. Aunque también en este aspecto estamos ya en tiempo de descuento, sigue habiendo margen para pedir al Gobierno central que aumente la asignación al Bicentenario, si se tiene claro a dónde irá a parar ese dinero. No se trata de pedir por pedir, sino con las ideas claras. Por ejemplo, ya no da tiempo para hacer una gran exposición o contratar grandes espectáculos, pero sí para acabar equipamientos e incluso para iniciar al menos algunos que se han quedado en el tintero. Si no hacemos valer a la ciudad en 2012, ¿cuándo lo vamos a hacer?

9 Aprovechar los equipamientos. Es muy importante que los equipamientos que ha conseguido la ciudad se sigan utilizando una vez pase el Bicentenario y no queden como vestigios de unos meses de celebración. Para ello es necesario tener claros los contenidos y, sobre todo, asegurar la financiación para su mantenimiento en el futuro. La Administración no puede por sí sola tirar de este 'carro'.

10 Vender el Bicentenario. El papel de los medios de comunicación es otro de los pilares para el éxito. En los tiempos que corren, con el uso de las nuevas tecnologías y las redes sociales, es más fácil que se conozca lo que está pasando en Cádiz durante el Bicentenario, una conmemoración que no tendría sentido si se quedase sólo en nuestra provincia. Es importante que a toda España y en todo el mundo lleguen los ecos de una celebración en la que, muy especialmente, Iberoamérica tiene mucho que decir.

11 Creérselo. Todo esto está muy bien y queda muy bonito decirlo. Pero si los gaditanos no creen en el Bicentenario, nada o poco habrá que hacer, pues quedará sólo en una cita para los representantes públicos, los participantes en los actos académicos y sus invitados. Los gaditanos no pueden ser unos convidados de piedra y, cada uno a su manera, tienen que buscar sus lugares, participando en aquellos actos que consideren de su interés y ejerciendo la tradicional hospitalidad ante el visitante. Los tiempos que corren son difíciles e invitan al escepticismo, pero este tren tardará otros cien años en pasar .

12 Buscar la dignidad. Este no va a ser el Bicentenario con el que soñamos. Pero ha llegado, hemos llegado hasta aquí y lo último que hay que hacer es bajar los brazos, tirar la toalla y, como en el chiste, hablar mal del caballo, porque a ver quién lo vende. Por lo tanto, tratemos de aprovechar esta oportunidad o guiño de la Historia con la mayor audacia posible y, sobre todo, con dignidad. La que Cádiz y las gentes que forjaron su Constitución, se merecen.

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