"Lo que más me duele es que después de años de servicio me digan ahora que soy un okupa”

Vivienda| Desalojo de policías

El ex subinspector Andrés Martínez llegó a plantear la compra de los pisos, que están en suelo municipal, pero le disuadieron

El ex subinspector Andrés Martínez, con varios de los afectados.
El ex subinspector Andrés Martínez, , a la izquierda de la imagen, con varios de los afectados. / Joaquín Hernández Kiki
J. M.

09 de julio 2019 - 06:00

Cádiz/El ex subinspector de Policía Andrés Martínez es y ha sido, sin duda, un hombre de orden, de mucho orden. Eso se nota. A principios de los durísimos años 80 estuvo estuvo destinado en Basauri (Vizcaya). Por eso no es raro que cuando a sus 82 años le comunican que va a ser desalojado del pabellón del Cuerpo Nacional de Policía que habita desde 1964, lo que más le duele no es tener que buscar un nuevo hogar para él y para su esposa –que le duele, claro–, sino que “después de años de servicio me acusen ahora de ser un okupa, justo al lado de unas oficinas policiales con cuyos responsables siempre hemos tenido muy buena relación”. Así lo sienten también sus convecinos.

Pero lo cierto es que ninguno de los vecinos de Avenida Fernández Ladreda, 1 tiene título de concesión o cesión de sus hogares, que ellos recalcan que no son viviendas, “porque fueron asignados como pabellones por los que se pagaba una cantidad que se detraía de las nóminas. Hasta que se eliminaron las ayudas de vivienda y Madrid dijo que no había que pagar por los pabellones”.

Alguno de ellos sí que tuvo en su poder en algún momento algún documento que demuestra que son los habitantes legítimos de sus hogares durante décadas. Pero los entregaron a la hora de dar de alta la luz y el agua, apunta Fernando Fernández-Reinoso, de 74 años y residente desde 1980 en un edificio que, pese a pertenecer al Estado, se levanta sobre suelo todavía municipal. De hecho, Andrés Martínez, desde la Asociación de Vecinos Tres Arcos, asegura que en algún momento le planteó a Teófila Martínez la compra de los pisos. Asegura que les disuadió.

Entrar en el escamondado portal es meterse en El Ministerio del Tiempo. Los portones, la solería, las escaleras son las originales de principios de los 50. De hecho, no hay ni telefonillo ni comunidad. Pero no por dejadez, sino porque no puede haberla. La propiedad es del Estado. De hecho, una de las viviendas todavía se utiliza como almacén de textil. “Una vez hubo un problema con los bajantes y tuvimos que pagarlos nosotros. Hace doce años que remozaron la fachada por requerimiento del Ayuntamiento, pero nada más”.

Tanto Andrés como Fernando han comunicado varias veces su situación al responsable de la Secretaría de la Comisaría Provincial, “pero siempre nos han dicho que es un asunto de Madrid, y que de Madrid no les decían nada”.

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