'El Millonario' se jubila y cierra su tienda de Carnaval en Cádiz, y no es broma

Durante 42 años fue el proveedor de urgencia de pitos, pelucas, orejas, narices y dentaduras postizas para la fiesta callejera

También ejerció como el único suministrador en muchos kilómetros a la redonda de pollos de goma, bombitas de peste, polvos para estornudar y otros artículos de guasa

"Yo he sido muy admirado por el público, sólo por tener una tiendecita, y siempre he estado a su servicio", dice Ramón Gómez Gallardo

El Millonario cuelga el cartel de 'Se vende'

"El pollo de goma es todo un clásico, lo sigo vendiendo"

Cartel en el escaparate de 'El Millonario' en el que informa del cierre por jubilación. / D. C.

Cádiz/Ahora sí. Ramón Gómez Gallardo, alias 'El Millonario', por parte de su padre, ha cerrado definitivamente su tienda de la calle Barrié, de Cádiz. Un auténtico gabinete de curiosidades popular, una excéntrica e irrepetible mina de artículos imposibles, pero imprescindibles en el Carnaval de la calle en aquellos tiempos en los que todavía no habían desembarcado en la ciudad las tiendas de todo a cien.

Durante la mayor parte de los 42 años que estuvo abierto, 'El Millonario' fue el proveedor oficial de urgencia de pitos de Carnaval, de pelucas, orejas y narices postizas para aborígenes y forasteros; de cuchillos que te atravesaban la cabeza, de afiladas o putrefactas dentaduras y de sangrantes dedos cortados; de sombreros para mil cabezas; de martillitos, papelillos y serpentinas y de las más modernas bocinas de aire comprimido.

Ramón Gómez Gallardo, 'El Millonario', en una imagen de archivo. / Lourdes de Vicente

También ejerció como único suministrador en muchos kilómetros a la redonda de tinta mágica y otros truquitos de ilusionismo baratos. Y de polvos para estornudar, de bombitas de peste, de petardos, de bengalas, de fulminantes que hacían estallar los cigarrillos y otros artículosde broma, imprescindibles para asegurar la diversión de las tardes de los sábados de los niños de los 80. Todos, "artículos estrella" procedentes de la "mítica" Casa Sanromà, de Barcelona, "que lleva más de 80 años abierta y a la que le compramos desde que abrimos", aclara Ramón. "Además, vendíamos juguetitos todo el año y cubitos de playa y flotadores en verano", añade. Las rústicas figuritas y azulejos de cristos y vírgenes y de Semana Santa y las banderas del Cádiz C.F. llegaron después.

La tienda de 'El Millonario', en la calle Barrié, ya cerrada. / D. C.

A punto de cerrar en 2020

Hablamos por teléfono con 'El Millonario' en plena celebración familiar en casa de su hija. "Cerré definitivamente el 31 de julio, por jubilación, con 65 años y ocho meses, después de casi 40 años de trabajo, de atender las demandas y las sugerencias del público, siempre a su servicio", dice orgulloso.

En 2020 estuvo a punto de cerrar como víctima de la pandemia, pero, sobre todo, de las tiendas de todo a cien. Pero se vio obligado a esperar hasta cumplir la edad justa y a que le salieran la cuentas de la pensión en la Seguridad Social. Y ¿qué va a hacer con todo el género que conserva allí en la tienda? "Hay un señor que se dedica a comprar saldos de tiendas que cierran y se lo quiere llevar, pues eso, como un saldo. A menos de la mitad de lo que vale. Pero yo allí debo tener en mercancía como mínimo 5.000 o 6.000 euros, tirando por corto. Pero eso es relativo".

'El Millonario', delante de su tienda, en una imagen de 2020. / Joaquín Hernández KIki

Al local sí que puede sacarle un dinerito ¿Lo va a vender o lo va alquilar? "Yo prefiero vender el local porque yo me meto en líos de alquileres y cosas de esas. No estoy puesto en eso. Debe tener unos 70 metros cuadrados...", contesta Ramón, decidido a disfrutar por fin de la vida, sin preocupaciones.

Cuando se le plantea qué recuerda con especial cariño de tantos años detrás del mostrador, 'El Millonario' responde con filosofía: "Todo tiene un final y los negocios, también. Los negocios cambian; la sociedad cambia; la política cambia. Todo cambia,. Las cosas son temporales. Todo lo que tenemos es temporal".

Un detalle de los artículos que le quedaron por vender a 'El Millonario'. / D. C.

"Terminé comprándole género a los chinos"

¿Y si hubiese ido mejor el negocio en los últimos años seguiría abierto? "Claro, por eso me voy. Si yo tuviera las ventas de años atrás yo no me iba todavía. Porque yo estoy bien; de salud, también; a mi me gusta el comercio, me gusta tratar con la gente... podría haberme quedado unos añitos más, pero ya no se podía... Con la competencia que tenemos de los chinos, que se han cargado muchos comercios nuestros... y la industria que tenían detrás: fabricantes, representantes, almacenistas...Yo me he quedado sin proveedores ninguno. Y últimamente, como dice el refrán: si no puedes con el enemigo, únete a él. Y terminé comprando en los almacenes de los chinos..."

¿Y por qué le llaman 'El Millonario'? "Por mi padre, que le llamaban así... Una cosa de barrio, donde a todo el mundo le ponían un mote... Matabas un gato y ya te decían 'El Matagatos'... y como mi padre alardeaba mucho de tener dinero, le decían 'El Millonario', aunque él no tenía ni un duro". El "grupo" El Millonario llegó a tener tres sucursales, una en la calle Compañía, otra en Bendición de Dios y la de Valverde, además del reparto en quioscos y almacenes. Ramón comenzó a trabajar con su padre a partir de 1985 y cuando falleció en los 90, se hizo cargo del negocio.

"Hasta ahora no me he dado cuenta de lo bonita que es Cádiz"

Cuando se le pregunta por anécdotas, a Ramón se alegra la voz, pero no se le viene ninguna a la cabeza... o no quiere contarla... "La gente venía, se probaba las pelucas y se querían ir sin pagar, siempre de broma... Yo he sido muy admirado, gracias a Dios, por el público, que me ha admirado mucho. Solamente por tener una tiendecita... Yo me considero un pequeño comerciante, no me considero otra cosa".

¿Y qué va a hace ahora? "Pues lo de todos los jubilados, mucho paseíto, mucha charla con los amigos, entretenerme, distraerme y disfrutar de Cádiz, que es muy bonita Cádiz, que hasta ahora no me he dado yo cuenta de lo bonita que es Cádiz". Porque usted habrá echado muchas horas detrás del mostrador... "Claro, allí metido siempre, yo he echado allí muchas horitas, aunque últimamente empecé a recortar el horario. En fiestas he estado hasta las tres, las cuatro, las cinco de la mañana allí. Y lo mismo en Semana Santa, en Carnavales... Atendiendo al público, las demandas y las sugerencias del público, a su servicio, que es para lo que estamos... Ahora tengo una sensación de libertad...".

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