Esplendor recuperado en una casa de Cádiz convertida en hotel con encanto

Hoy vamos hacer un recorrido por una casa gaditana con historia convertida en un pequeño hotel, Casa Cánovas.Sus propietarios, Carlos Gómez y Ninfa Delfín, la adquirieron en el año 2020 y, tras una reforma de un año, la convirtieron en uno de los hoteles con encanto de la capital gaditana.

Enamorados de Cádiz, sus propietarios eligieron esta casa, tras una larga búsqueda, por su ubicación, arquitectura y cercanía con el parking de San Antonio. La casa, que conserva la arquitectura gaditana y muchos elementos originales de su construcción, tiene una superficie de 900 metros que se distribuyen en planta baja y tres plantas con su torre. La planta baja está protagonizada por un patio central con suelo de mármol y unas escaleras con una pareja de columnas de mármol de Carrara que comunica con las plantas superiores.

Tras un año de reformas, dirigidas por el estudio de arquitectura de Antonio Rodicio junto con Jerónimo Pérez y el diseño de interiores realizado por su propietaria, han creado este espacio caracterizado por el refinamiento y buen gusto. La planta baja ocupa la recepción, el salón y la habitación adaptada, mienras que las plantas superiores cuentan con las habitaciones con sus baños y, en el ático, una bonita terraza con su torre. El salón tiene dos espacios delimitados por una antigua chimenea de mármol de Carrara original de la casa. En la parte superior de la chimenea cuelga una obra contemporánea del pintor Aznar.

Una de las partes del salón la ocupa una biblioteca de madera de color oscuro, que tiene como objetos decorativos una antigua enciclopedia de Espasa-Calpe sobre la que se apoyan platos de Becara, cuidando la proporción de cada uno de sus espacios. Un sofá tapizado en terciopelo negro junto con un conjunto de butacas negras en torno a una mesas de metal, cristal e hierro, de la firma Eichholtz, ocupan parte de la estancia.

En el espacio opuesto cuelga un gran espejo dorado circular que aumenta la dimensión de la estancia. Todo ello se apoya sobre una alfombra persa en tonos oscuros. Una pareja de lámparas de cristal de diseño de principios del siglo pasado, que cuelgan del techo, ilumina el salón.

En todos los dormitorios se han empleado para su decoración camas suizas con cabeceros muy altos, utilizando diferentes tapicerías de la firma Etro para cada uno de ellos y diferentes papeles, de la firma Andrew Martin, para el revestimiento de sus paredes.

Para la habitación Junior Suite se ha usado para el tapizado de su cabecero un tono beige y para su pared, un papel en tonos negros y dorados. En la parte posterior de la cama se coloca una banqueta de estilo Luis XVIII tapizada en color lino. El suelo lo cubre una alfombra de color humo. Como mueble auxiliar se coloca un antiguo mostrador de madera. Uno de sus rincones lo ornamenta un conjunto de marcos dorados de madera. Para iluminar esta habitación se coloca, en el techo de vigas de maderas, una antigua lámpara de bronce de procedencia familiar.

El baño en un espacio abierto que combina el mármol blanco y negro del suelo y de sus paredes. Un bonito lavabo de la firma Devon se apoya sobre unas patas de de acero. El baño utiliza la carpintería industrial para separar los diferentes espacios.

Una de las partes más frecuentadas de la casa es la terraza, ocupada por unas tumbonas de hierro junto a unos veladores antiguos de hierro y mármol y unos bonitos maceteros vidriados. En esta zona se usan esteras para la ventanas.

Desde fuera, a través de una terraza, se accede al restaurante de cocina italiana donde su propietaria ha sabido adaptar la iluminación a las necesidades y bienestar de los usuarios creando una atmósfera cálida y familiar.

Para el diseño de interiores del hotel se utilizan los tonos blancos y negros que mezclan con muchos objetos decorativos, de la tienda Luzio Concept Store, dando luz a los espacios.