Los estibadores de Cádiz se despiden de 2019 con “subidón” e “incertidumbre”
Balance del puerto de Cádiz
El mes de diciembre deja un muelle de La Cabezuela con ‘overbooking’ y una terminal de contenedores salvada por la campana tras el acuerdo alcanzado con la naviera CMA-CGM
Los graneles de La Cabezuela y los tráficos con Canarias les dan la vida. Los estibadores gaditanos escuchan las previsiones de cruceros para el año que viene y se alegran más por el bien ajeno que por el suyo propio. Es un tráfico que apenas les da de comer pero saben que los cruceros son un valioso escaparate que coloca a Cádiz en todos los mapas del mundo, algo que provoca, sin duda, unas sinergias de las que ellos sí salen ganando.
Despiden un año con numerosos altibajos, pero admiten que diciembre les está dejando un sabor de boca que les llena de ánimo. En lo que va de diciembre hasta mediados de mes, La Cabezuela ha movido, entre carga y descarga, un total de 218.000 toneladas.
“Balón de oxígeno” y “subidón”. Así lo titularía Juan Pablo Bermúdez, portavoz de los estibadores y delegado sindical en Cádiz de la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar (CETM). Es el representante de un sector criticado y denostado durante mucho tiempo que ha demostrado ser, al menos en Cádiz, uno de los más solidarios no sólo con sus propios trabajadores sino con toda la comunidad portuaria de la Bahía. Han llevado sus costes al mínimo y han llegado a insinuar que “seríamos capaces de ofrecer manos gratuitas con tal de que esto funcione”. Así lo declara Fernando Aragón, otro de los líderes portuarios más activos en Cádiz.
Pero en La Cabezuela parece que todo va viento en popa y así lo demuestran las cifras que va acumulando diciembre. Este miércoles pasado había cuatro buques faenando en la dársena puertorrealeña, sin contar con un quinto que había tenido que ser redireccionado a la Zona Franca por un overbooking que les ha provocado ese “subidón” de fin de año.
Se ven obligados a acudir a su bolsa de trabajadores porque les faltan manos pero no se atreven a aumentar sus plantillas hasta no ver que este buen momento se prolonga durante el año que entrará en unos días.
Sal, cereales, minerales, harina, astillas de madera... Un sinfín de graneles que dejan ya los cantiles casi sin espacio. Concretamente, este martes pasado se dieron cita en La Cabezuela el Elong Elong, un buque que llegó a Puerto Real cargado con 20.000 toneladas de sal común, el Burhan Diznman, cargado con 6.900 toneladas de harina y cereales, el KS Flora, con los depósitos llenos con más de 15.000 toneladas de minerales. El cuarto carguero era un gigantesco Ultra Saskatchwan que traía distribuidos en sus 348 metros de eslora cerca de 50.000 toneladas de harina y cereales.
“Llevamos dos semanas inolvidables”, así lo cuenta Juan Pablo Bermúdez que hacía también mención de otro buque que estos días tuvo que desviarse hacía los cantiles de la Zona Franca para descargar allí su mercancía. Venía cargado de sal, un producto recolectado en la provincia de Cádiz que está convirtiéndose últimamente en uno de los graneles sólidos estrella de La Cabezuela y que sin querer está atrayendo la mirada de muchos inversores. Esta sal, según aclaran los estibadores, se recoge en la provincia pero va destinada casi toda ella a los países del norte de Europa que no tienen capacidad para producirla pero que la necesitan a espuertas no para el consumo humano sino para verterlas en sus carreteras y posibilitar la conducción en momentos de grandes heladas. A esto se suma que, al parecer, las minas de sal de Reino Unido están pasando un mal momento y no dan abasto para surtir a sus clientes habituales.
Son factores externos que casi de manera accidental favorecen a puertos como el de Cádiz, gracias al trabajo no sólo de la Autoridad Portuaria sino, sobre todo, de empresas y consignatarias como Ership, Condeminas, Portillo, Cadiship u otras muchas que desarrollan una labor comercial callada pero que ponen en valor a nivel internacional al puerto de Cádiz.
Otro producto que estos días llena La Cabezuela son la astillas de madera. Estas, al parecer, proceden de los árboles que se cortan para la confección de los cortafuegos que evitan la propagación, sobre todo en verano, de grandes incendios en la provincia. Este producto, la astillas de madera, salen de Cádiz para darles calor a los norteños de Europa que llenan sus esfufas y chimeneas con esta mercancía cargada en los muelles gaditanos.
Este espectacular mes de diciembre completa un trimestre esperanzador tanto para los estibadores como para la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) que arrastraba unos tráficos a lo largo de 2019 con sabor agridulce. Los tráficos de Cabezuela enlucirán, sobre todo, los resultados de diciembre, aunque octubre y noviembre no han estado del todo mal. Respecto al mes de septiembre el aumento en el tráfico de graneles en octubre ha sido de un 14%, a pesar de que si se compara con el octubre del año pasado, este aumento se queda en un positivo pero corto 0,31%.
Sobre la terminal de contenedores, tanto Juan Pablo Bermúdez como Fernando Aragón, ambos representantes en Cádiz del sindicato Coordinador, observan la lenta recuperación de los tráficos con parsimonia pero con optimismo. Las negociaciones llevadas por Concasa, adjudicataria de La Galeona, nombre con el que se ha bautizado la nueva terminal de contenedores, de la mano de la APBC, han dado ya como resultado la vuelta a Cádiz de la naviera OPDR que, junto a otras varias, componen el conglomerado CMA-CGM, la tercera empresa que más contenedores mueve en el mundo.
“Son aún pocos los contenedores que movemos pero suman a los que llegan de la mano de MSC, que ha demostrado que aún confía en Cádiz”, según Bermúdez. “El que ahora llega es un año plagado de incertidumbres en el que, como dice Teófila Martínez, habrá que apretarse las tuercas para conseguir, entre todos, que todo lo proyectado se convierta en una realidad. Al menos nosotros llevamos mucho tiempo en esta línea y así seguiremos por el bien de Cádiz y de su puerto”, sentencia Bermúdez.
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