La estrecha vigilancia de los barcos comunistas en Cádiz en los últimos años del franquismo

‘Entre el temor y la necesidad. El control de los barcos de países comunistas en el puerto de Cádiz durante el tardofranquismo’ es el título del documento destacado de este verano del Archivo Histórico Provincial de Cádiz, que desempolva una serie de legajos sobre el trato que debían recibir los buques de los países del Este cuando arribaran al muelle de la capital.

Control y vigilancia de movimientos y visitas en una época, las postrimerías del franquismo, en la que la apertura económica llevó consigo una cierta relajación en las relaciones con los países comunistas, Cuba incluido, hasta que en 1977 se reanudaron oficialmente las relaciones diplomáticas con la URSS. En este contexto un tanto contradictorio, el Archivo rescata y expone en su sede de Cristóbal Colón “una documentación producida por el Gobierno Civil: una serie de expedientes y documentos relacionados que hacen referencia al control de la llegada y permanencia de los buques de países de régimen comunista entre 1962 y 1970”.

Explica el documento destacdo, firmado esta vez por la técnica Avelina Benítez Barea, que se trata de “una documentación administrativa propiamente dicha, que el Gobierno Civil genera en el uso de sus competencias y atribuciones, que ya ha perdido el valor original y primigenio para el que fue creada pero que, transcurrido el tiempo, aún conserva un valor informativo e, indudablemente, histórico, que la hacen especialmente útil y relevante para conocer no solo la situación política de un periodo tan interesante en nuestra historia reciente como fue el tardofranquismo y sus relaciones con países ideológicamente tan contrapuestos, sino la repercusión que los hechos tuvieron en la ciudad, puerta de entrada al continente de hombres e ideas desde la antigüedad”.

Uno de los documentos que aparece, fecha en junio de 1963, es una nota confidencial del capitán general del Departamento Marítimo de Cádiz, dirigida al gobernador civil, sobre el trato a los barcos mercantes rusos, a los de los países satélites de la URSS y a los cubanos: “En ella se dan una serie de instrucciones con el fin de prevenir, en lo posible, las consultas que con motivo de las visitas o arribadas forzosas de barcos mercantes de todo tipo pertenecientes a Rusia, a los países satélites y a Cuba pudieran originarse respecto al trato a dar a aquellos y a sus tripulantes, y como resumen a las diversas comunicaciones parciales que sobre este mismo asunto se han cursado en diferentes ocasiones por el Estado Mayor referentes a los barcos mercantes polacos, yugoeslavos y búlgaros”.

“Respecto a los barcos mercantes rusos -se concreta en el documento-, cuando uno de ellos solicite entrar por arribada forzosa, bien sea por mal tiempo, avería, accidente o evacuación de algún enfermo o herido para su hospitalización, en algún puerto español, o fondee por análogas causas en aguas jurisdiccionales españolas, se le permitirá la entrada o estancia siendo tratado con la natural cortesía y ofreciéndole las facilidades de rigor a la vista de las necesidades que motivaron su arribada. Mientras dure su estancia se establecerá la adecuada vigilancia del barco, no permitiendo que suban a bordo personas ajenas a su dotación, ni se embarque o desembarque ninguna clase de efectos sin el debido conocimiento y autorización”.

Los barcos de los países satélites de la URSS considerados como comunistas eran, según la denominación de la época, China roja, Corea del Norte, Vietmin (Vietnam), Checoeslovaquia, Polonia, Hungría, Yugoeslavia, Rumanía, Bulgaria, Albania y Alemania Oriental. “A las dotaciones de estos barcos que vienen a realizar operaciones comerciales se les autoriza a salir a tierra y la autoridad de Marina, de acuerdo con la Jefatura Local de Policía, tomará las medidas oportunas para que los tripulantes o pasajeros sean discretamente vigilados en tierra. También tomará medidas para vigilar la carga y descarga”, explica el Archivo.

“En cuanto a los barcos cubanos -se señala-, están autorizados a entrar en puertos españoles para operaciones comerciales. Las autoridades navales, en contacto con las Jefaturas de Policía Locales, vigilarán al barco en el puerto, no permitiendo que ninguna persona extraña a la dotación suba a bordo ni que se desembarque o embarque ningún efecto sin el debido conocimiento y autorización. Los tripulantes o pasajeros serán autorizados a salir a tierra, pero se extremarán con ellos las precauciones y vigilancia de la policía, ya que hay noticias de que en Moscú se acordó la acción contra España a través de Cuba, pudiendo incluso llegar a hacer registros personales de tripulantes y pasajeros si se juzgase necesario. En caso de que las circunstancias locales lo aconsejasen se podrá, como se ha dicho para los rusos, suprimir la salida a tierra de tripulantes o pasajeros”.