"La explosión de imaginación que hay en Cádiz es única"

Álvaro Linares. Diseñador

Trabaja ahora en el proyecto del Mercado Gastronómico en la vieja estación, pero también deja su sello en la modernización de la hostelería gaditana.

"La explosión de imaginación que hay en Cádiz es única"
"La explosión de imaginación que hay en Cádiz es única"
José Antonio Hidalgo / Cádiz

05 de abril 2015 - 01:00

CUANDO coge confianza Álvaro Linares habla y habla. "No paro", me dice, como pidiendo perdón. Hemos quedado a las siete de la tarde en su tienda de la Avenida, un showroom, con esa manía que tenemos de utilizar el inglés especialmente para cuestiones artísticas, para hablar sobre su vida. Hasta las ocho no empezamos en serio, tras hablar, él, sobre la ciudad, sobre la gente, sobre los negocios. Este showroom, o sala de exposiciones, de la Avenida donde tiene su estudio es un espejo del planteamiento como ciudadano de Álvaro Linares: una apuesta por la modernidad, el buen gusto y, sobre todo, por el futuro de la ciudad de Cádiz.

-No sé si cuando inauguró esta tienda sus amigos y familiares le tildaron de loco.

-Lo cierto es que no ha habido incomprensión. Cádiz es una ciudad singular, muy pequeña en la que todo el mundo te apoya. Y a mi me pasó eso. A la gente le impresionó la tienda. Creo que Cádiz se merece un estudio de diseño y que tenga este nivel. Como se merece los buenos restaurantes que se están abriendo, los hoteles, los comercios. Todo lo que ayude a sacar adelante la ciudad.

-¿Se formó profesionalmente en Cádiz?

-Yo soy estudiante primero del colegio Argantonio, ya aquí conocí y me forme con el artista Luis Gonzalo, que en ese momento era mi profesor. A continuación pasé a la Escuela de Bellas Artes, aunque después he realizado diversos cursos en Madrid en un tiempo en el que aprendí muchísimo y donde encontré artistas, arquitectos y diseñadores de interior con bastante renombre a nivel nacional y sigo teniendo contacto con ellos. Además he realizado cursos en Valencia, en Estados Unidos y en Milán. En mi familia he tenido a varios artistas, como mi propia hermana que está trabajando en el estudio y es decoradora, y mi abuelo. En el caso de mi padre, conocido como Pepín Linares, era un genio como relaciones públicas, un artista en lo suyo y una gran persona. Y su enseñanza y su trabajo me permitieron abrir muchas puertas. Mi mayor fans y promotora es mi madre que me permitió todo para llegar a donde estoy porque ella creía y cree en mi y es uno de los puntales que me da fuerza. A la vez que me formaba, trabajaba también. Desde 1982 (nació en 1963) hacía trabajos de escultura, pintura, e incluso era modelo en la propia Escuela de Bellas Artes. En el año 92 fue un poco a nivel profesional el despegue de trabajo con una relevancia más importante: empecé a trabajar en la Expo 92. Diseñé, trabajé y creé en el Pabellón de España, Pabellón Tierra de Jerez, trabajando con el grupo El Faro con su propietario y amigo José Manuel Córdoba y para mi fue una experiencia inolvidable. También en el pabellón de Paupa Nueva Guinea y el pabellón de Tierra del Pacífico. A la vez pintaba cuadros, hacía escultura, publicidad, lo mezclaba todo para demostrarme que con esto podría ganarme la vida. Ya después, la comunicación con otros países como Italia me creó un vínculo bastante importante que me hizo aprender otras formas de ver el diseño y de comportarme dentro de lo que es este mundo. Con respeto y humildad hacia los grandes y sabiendo valorar todo de otra forma. A partir de aquí la formación nunca cesa, ya que estoy todo el día en contacto con grandes profesionales en mi estudio. El nivel de mi personal es altísimo y muy exigente para dar la calidad y el nivel que estamos dando. No se rinden ante nada y están todo el día formándose.

-Por lo que veo, lo aprendido por usted en la Escuela de Cádiz ha sido fundamental.

-La gente de aquí no es consciente de la Escuela de Bellas Artes que tiene la ciudad. Los gaditanos no saben la joya de profesores que han impartido y que imparten clases en el centro. Son artistas puros. Para siempre han ido por delante de lo que son los tiempos y por eso siempre he intentado estar en contacto con la Escuela. Estoy seguro que Cádiz como ciudad ganaría, se beneficiaría más si se le diese el verdadero valor a este centro educativo que deberían de contar más con ellos para darle el valor artístico a la ciudad. (Álvaro Linares menciona a profesores del centro y profesionales que han salido del mismo o compañeros que trabajan en el mundo del diseño y hoy están a un gran nivel. Antes de que me marche me dice si voy a poner los nombres, porque seguro que se ha dejado fuera alguno. Aún así menciona a Alfonso Berraquero, Francisco Trujillo, Maria Dolores Aiza, Juan Candón, Nono Hurtado, Luis González Rey) estos son grandes profesores emblemáticos para mi y compañeros que hoy y están a un nivel altísimo. Se podrían enumerar muchísimos que están posicionados en Cádiz y fuera de Cádiz con un gran renombre. Si los estudiantes que ahora se están formando son capaces de absorber todo lo que enseña este equipo, o de aprender de los actuales profesionales, va a salir una gente brutalmente bien preparada. Tengo claro que la explosión de ideas e imaginación que hay en Cádiz no la tienen en otros sitios.

-Me ha sorprendido ver el elevado número de locales que usted ha diseñado en Cádiz. ¿Cómo se plantea cada trabajo? ¿Atiende a lo que le pide el cliente o prefiere convencerle de su propia idea?

-Cuento con un equipo muy bien preparado, que realiza un intenso trabajo en cada proyecto, porque tenemos claro que nuestros clientes se merecen esto y más. Es cierto que siempre he hecho mucha hostelería desde 1982. Para mi lo más importante es el márketing, que el cliente venda. Por eso cada local nunca es igual a otro diseñado por nosotros, al igual que cambia el perfil de cada cliente. Eso sí, el primero que tiene que estar contento con nuestro trabajo es quien entra en el local, después el cliente que acude a nosotros y, por último, nosotros mismos.

-¿Cómo trabaja?

-Hago un diseño siempre valorando la arquitectura con nuestra arquitecta Cristina Cruz Navas, con el decorador Luis Quintero Quintero y con Salomé Linares Barrios, haciendo valoraciones de nuestro trabajos muy criticas y contundentes para dar el mejor resultado a nuestros clientes y pasando por el equipo de estilismo con Luisa Pérez Martínez y María de Sobrino Grosso, que filtran y matizan toda la estética y detalles finales, esto conlleva un equipo y resultados existentes con una satisfacción plena de haber trabajado con gente tan carismática y profesional. Puede que yo sea el de las ideas, pero como he dicho antes junto a mi hay mucha gente que se encarga del desarrollo. No tengo un proyecto preferido. Trabajo en lo que sea, restaurante o no. Yo lo que quiero es diseñar. Tardo no más de diez minutos en ver lo que quiero cuando me encargan algo. Después, a lo mejor, elaboro tres o cuatro ideas diferentes y al final acabo, casi siempre, eligiendo lo primero que he pintado.

-¿Ha diseñado casas?

-Muchísimas. Estos son proyectos muy del cliente. Aquí tienes que estudiar quiénes van a residir en la vivienda, cuando en un local tienes que plantear un producto que va dirigido a mucha gente.

-¿Se topa con muchas exigencias por parte de quien le encarga un proyecto?

-Cuando se habla de decoración, el 80% de las personas tiene gusto y sabe lo que quiere. Lo difícil es crear lo que no se ve: la atmósfera, que te sientas bien; que cuando cierres la puerta puedas decir "¡qué bien estoy en mi casa!" Esa es nuestra misión fundamental, buscar las sensaciones de la gente, porque para comer bien, pues te quedas en tu casa.

-No sé si en los encargos que le hacen en el extranjero se busca algo especial respecto a lo que hace en su tierra.

-En Cádiz hay que hacerlo para la gente de Cádiz. Cuando voy a Florida y me plantean un proyecto, siempre me hacen referencia a lo que hago aquí, y me piden cosas similares. Allí lo más habitual era el diseño francés o mejicanos, por lo que no estaban acostumbrados al diseño español. A ellos les llama la atención que te veas expresarte como nosotros lo hacemos. Eso les gusta, les gusta nuestra originalidad y, como te comentaba antes, al final les gusta nuestra apuesta por los sentimientos

- Usted que ha viajado tanto ¿cómo nos ven a los gaditanos en el exterior?

-En cualquier sitio al que vas y dices que eres de Cádiz supone un plus en tu favor. Gusta nuestro carácter, nuestra apertura con la gente y, pese a lo que se pueda pensar, se sabe valorar nuestra capacidad de trabajo, de esforzarnos allí donde estamos.

-¿Y cómo ve usted a la ciudad, a los gaditanos?

-Cádiz es una mina. Todos los gaditanos somos iguales: se nos ocurren ideas brillantes. El gaditano es muy positivo y bastante culto, aunque al final llame más la atención el que critica que el que se calla y se esfuerza de verdad por la ciudad. Hay gente muy interesante que puede ayer muchísimo a nuestro futuro. Ahora se plantean proyectos muy importantes, como el de la Plaza de Sevilla, que va ser el nuevo Cádiz con una gran proyección exterior.

-¿Qué modelo deberíamos de seguir?

-Deberíamos de tener claro de una vez por todas que nosotros no tenemos industria, lo que tenemos es creatividad y tenemos que saber venderla. Se hacen muchas cosas pero no al final no le damos la relevancia que tienen, y ahora tenemos la oportunidad de cambiar esta situación. Ahí están el segundo puente o el nuevo mercado en la estación ferroviaria, son proyectos que van a ser muy beneficiosos para todos los gaditanos y que debemos de aprovecharlos.

-¿Cuándo surgió la idea del mercado gastronómico en la estación ferroviaria?

-Fue antes de la Cumbre Iberoamericana de 2012. Ya desde que se iniciaron las obras de remodelación de este edificio (unos años antes), las fue siguiendo poco a poco. Las veía desde la Cuesta de las Calesas y ya pensaba en eso. Me fijé en el Mercado de San Miguel (ubicado en el centro de Madrid y transformado en un centro gourmet de gran éxito) y me fije que si en la Cumbre se había adaptado para un uso hostelero, porque no podía seguir esa línea después. A partir de ahí comienzo a pintar ideas. La verdad es que me divierte crear diseños para espacios ciudadanos. A la vez, estuve atento por si se organizaba (por parte de Adif, propietaria del edificio) un concurso para su gestión y cuando surgió éste ya tenían muy avanzada la idea.

-Es un proyecto de gran calado. Asusta, tan grande. ¿Tiene Cádiz capacidad para hacer viable un proyecto de estas características?

-Sí, lo veo claramente factible, especialmente por el volumen de personas que se mueven por esta zona de la ciudad, con la estación del tren, los cruceros, el futuro tranvía, el autobús interurbano. Hemos tenido en cuenta estas cifras de pasajeros más otros estudios técnicos y económicos, a la vez que vemos que hoy por hoy en la ciudad no hay nadie atendiendo a estos posibles clientes.

-Podría preocupar al resto de la hostelería de la ciudad, como una dura competencia.

-Es que este es un proyecto que está pensado para que el gaditano gane dinero con la gente que viene de fuera de la ciudad a visitarla, además de una serie de inversores de fuera que ya se han mostrado interesados por ubicarse en el Mercado Gastronómico. Entiendo que las críticas pueden ser constructivas o no, pero habría que esperar al final, cuando el proyecto esté terminado. Será entonces cuando se conozca todo porque tengo claro que los que ponen en duda ahora el proyecto no lo conocen en su totalidad. Si cuando esté terminado, se vea en toda su magnitud y con todas sus posibilidades, si cuando esté en marcha aún persisten estas críticas, será entonces cuando de verdad me frustre. Ahora, no.

- Comentaba que es usted de dibujar proyectos para espacios urbanos de la ciudad que aún están pendientes de urbanizar. Por ejemplo ¿qué plantearía usted para los Depósitos de la Tabacalera en Loreto?

-Es una zona muy interesante, con muchas posibilidades. Hay propuestas bastante buenas relacionadas con la gente de Cádiz. Lo cierto es que quiero elaborar un proyecto específico sobre este equipamiento por lo que ahora prefiero no adelantar ideas.

-El muelle, y su futura inclusión el trama urbana, junto a toda la zona de la Punta de San Felipe.

-No sé si nos damos cuenta, pero Cádiz es una de las pocas ciudadanas que cuenta con edificios flotantes, como son los grandes cruceros que atracan en sus muelles y que, cuando bajamos por la Cuesta de las Calesas o pasamos por San Juan de Dios, los vemos integrados en la misma ciudad. Recuperar esta zona uniéndola con la plaza de Sevilla va a ser un paraje único, de los que no se encuentran en ningún otro lugar, salvo operaciones como la realizada en Barcelona, de la que tendríamos que copiar alguna cosas. Y a todo ello deberíamos de unir una reforma integral para el paseo de Canalejas, que debería de integrarse en todo este nuevo entorno

-Más allá del proyecto del Mercado Gastronómico, en el cual se encuentra ahora inmerso ¿cuáles han sido su últimos proyectos en la ciudad?'

-Han sido varios dentro de la hostelería gaditana, sin contar lo exterior que es mucho mas desconocido por el público de Cádiz. Hace unos meses se terminó Marruzella un local destinado a comida rápida, con un sistema singular que fue creado hace 15 años con Remedios Zambrano una gran empresaria con ideas totalmente avanzadas y futuristas posesionándose en el mundo del fast food como un ejemplo a seguir. Nos visitan una cadena de importante relevancia argentina para ver el patrón creado porque es algo bastante novedoso. También hemos creado para una persona singular de la cuidad de Cádiz un artista conocido y querido por nosotros y por Cádiz entero como es José Moreno (Pepito El Caja). El sistema que se le crea a él, es complejo y a su vez diseñado expresamente para su perfil de artista. Él lleva un hilo conductor con la comida y el cliente, direccionado por el hacia la gastronomía, haciendo que el cliente disfrute y se divierta comiendo. Toda esta atmósfera sólo la puede crear un tipo de persona con este arte de Cádiz. Creo que es una apuesta espectacularmente creativa e innovadora. Pensamos que dará que hablar a nivel nacional por la relevancia que tiene Pepito, el carisma y cariño que le pone. Lo último ha sido la reforma del restaurante La Despensa (ubicado en el primer tramo del Paseo Marítimo), en el que vuelvo a actuar después de veinte años. Allí Jesús Rivas y Pepe Franco han logrado una cocina de altísimo nivel. El nuevo local se abre al mar con grandes ventanales. Para mi ha sido una satisfacción que el cliente repita con nuevos encargos, como ha pasado ahora y suele pasar con nuestros clientes.

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